Ruta del dinero K: Adelantos del libro de Leonardo Fariña que cuenta todo

En su libro "Fueron por todo" el periodista Nicolás Wiñazki cuenta el trasfondo de los negocios que hizo el kirchnerismo con la política


Este es un adelanto del libro "Fueron por todo”, del
periodista Nicolás Wiñazki publicado por el diario Clarín:


 "Los caminos del
exceso llevan al palacio del saber”. William Blake. Proverbios del Infierno.


El día que Leonardo Fariña conoció a Néstor Kirchner, el
Pre­sidente se comportó como un hombre extraviado y autoritario. A Fariña
igualmente le cayó bien.


—Fue en 2009, o en 2010, no me acuerdo bien. Él había estado
en un acto en el que les prometió a los santacruceños que volve­ría a ser
candidato en su provincia y mostró su DNI… (….) A Kirchner y a Fariña los
presentó Lázaro Báez.


Fue en Santa Cruz.


Se saludaron, muy bien, pero de inmediato pasaron a ser
ri­vales.


Enemigos.


La anécdota todavía hoy deja un tanto perplejo a Leo, que la
cuenta así: – Al día siguiente de ese acto en Río Gallegos, un sábado, Lázaro
hizo un asado en la chacra en la que vivió siempre en la ciudad, la "Número
39”. Vino Néstor. Ahí lo conocí. Como les gustaba hacer a los dos, organizaron
un partido de fútbol. Armamos los equipos. Lázaro, su hijo Martín y Kirchner
jugaban juntos. En el equipo contrario había jugadores que eran trabajado­res
de Austral. Y estaba yo. Kirchner había llegado a la casa de Lázaro vestido de
traje, como estaba siempre. La cancha de fútbol tiene vestuarios y todos nos
cambiamos ahí. Él se puso un equipo original de Racing: pantalón y remera. Y
también botines, pero ¡se dejó las medias de vestir! Así salió a jugar la
cancha… (…) Sigue el relato de Leo: – El partido lo íbamos ganando nosotros 1 a
0. Ni bien empezó el segundo tiempo le hacen un cuerpo a cuerpo a Kirchner y él
se quedó enojado. A los pocos minutos nosotros hacemos el segundo gol y después
de sacar la pelota del medio Néstor la traba con un jugador de mi equipo. Y se
cayó al suelo.


Cuando se levantó, agarró la pelota con las dos manos,
enojado, y nos dijo a todos: "Se terminó el partido, ganó mi equipo. El
pre­sidente soy yo”.


(…) Fariña se enteró de que Báez fue preso mientras fumaba
un Parliament en la cárcel.


Estaba vestido con jean, remera blanca y el pelo atado con
un rodete.


No dudó. Pitó, largó el humo y llamó por teléfono a quien
era entonces su abogada, Giselle Robles.


(…) Con los canales de noticias mostrando a Lázaro Báez
ate­rrizado y esposado en el aeropuerto de San Fernando por las fuerzas de
seguridad, Fariña anunció que había tomado una decisión que le cambiaría la
vida a él y a algunas de las personas más poderosas de la Argentina.


(…) IMAGEN CON FONDO DE HOTEL BOUTIQUE Vi a Fariña, por
primera vez, en el hotel Faena de Puerto Ma­dero.



 


Ya estaba imputado por el caso de "la ruta del dinero K” y
lo crucé por azar. De pie, sobre una alfombra roja, hablaba con dos personas,
sosteniendo dos celulares, uno en cada mano: —Hola, amigo. ¿Por qué no le decís
a Lanata que me haga una entrevista en vivo, eh? No se anima, ¿no?


—Hola, no soy tu amigo. Le digo a Lanata —le contesté, un
poco seco: su frase había sido algo provocadora—. ¿Qué sabés de Elaskar?
—pregunté más allá de ese primer choque verbal.


—Nada. Pero en esta cuadra vas a ver un Fiat Cinquecento con
una goma pinchada. Me dijeron que es de él.


No lo conocía. Era la primera vez que lo veía. La Justicia
lo acechaba pero parecía no importarle.


Después cayó preso.


Volví a verlo a cuando salió de la cárcel de Ezeiza después
de dos años de encierro por la causa de la compra del campo en Mendoza.


Ya había declarado como "arrepentido”. (En la expediente de
lavado de divisas conocido como "La Ruta del Dinero K) (…) Parecía otro Fariña.
Junto con Claudio Savoia lo entrevista­mos para Clarín. (…) —¿Sabés qué lindo
que es vivir diciendo la verdad? —nos dijo a Savoia y mí en medio del
reportaje.


—Sí, yo sé. Contame vos cómo es vivir mintiendo durante
mucho tiempo —le respondí.


—Hice muchas cosas por inexperiencia. Por el afán de
soste­ner una vida que en ese momento me gustaba. Si ahora me veo a mí mismo
diciendo las cosas que dije en la tele, me dan ganas de cagarlo a trompadas.


(…).


A pesar de todo lo que le pasó desde que empezó a trabajar
junto con Báez, aún hoy Fariña afirma que "sinceramente se portó muy bien
conmigo, a pesar de todo. Le guardo mucho afecto”. No olvida, por ejemplo,
cuando en 2010 iba a festejar su cumpleaños a solas, en una habitación de
hotel, hasta que, por sorpresa, Báez y su familia lo llamaron para invitarlo a
cenar. Aunque no sea un gesto tan extraordinario en las relaciones humanas, lo
parecía en aquel vértigo de negocios espurios, mi­llones, miedo y poder.


(…) Además del encierro, Fariña sufrió presiones, amenazas
de muerte. Escenas de violencia: (…) —¿Por qué Báez sigue siendo leal a
Cristina? —le preguntamos a Fariña con Savoia en la entrevista para Clarín que
se publicó en mayo de 2016.


—No es leal. Tiene miedo.


(…) El propio Fariña sabe de lo que habla cuando nombra la
pa­labra "miedo” vinculada con "la ruta del dinero K”.



 


Cuando amplió una de sus declaraciones ante la Justicia como
"imputado colaborador”, Fariña describió el accionar K que ha­cía temer a Báez.
Y a él: – Máximo Kirchner utilizó por un lado a Rudy Ulloa como una de sus
espadas para presionar a Báez junto a Sanfelice, y por el otro a Echegaray a
través de la AFIP y a Sbatella a través de la UIF. De la misma manera que la
metodología descrita al resto de los em­presarios el eje de los ataques fue la
amenaza de privación ilegal de la libertad de Lázaro como la de sus hijos
siendo Martín la cabeza de esas amenazas, cosa que enloquecía a Lázaro.Lázaro
le temía a Cristina, como el resto de los empresarios, y su principal temor era
que sabían que no tenía ningún límite.


 (…) Desde que está
bajo custodia del Programa de Protección de Testigos, su vida estuvo realmente
en riesgo (…) El episodio más grave ocurrió en octubre de 2016. Fariña lo
cuenta así: – Un auto cruzó por detrás del de mi custodia, y al acercarse a la
puerta, el guardaespaldas mío le dio la voz de alto: le dispararon y se fueron.
Lo llamativo es que esto fue un miércoles. El viernes anterior un auto había
pasado con tres personas y, nombrándome con nombre y apellido, gritaron que me
cuiden bien. Hice la de­nuncia de todas estas cosas.


(…) Con "la ruta del dinero K” comenzaba a resquebrajarse la
im­punidad de los Kirchner y los Báez en los tribunales nacionales, y también
del exterior.


El poderío político del gobierno de Fernández duró doce años
en los que sus líderes, y sus socios redistribuyeron riqueza, pero financiada
por fondos públicos.


Tanto Cristina como Báez terminaron procesados por la cau­sa
"Obra pública K”.


El testimonio judicial de Fariña fue crucial para que la
Justi­cia avanzara en este, y en otros expedientes. (Nexofin)

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