El presidente de Brasil sufrió esta noche el peor cacerolazo en sus dos años y 15 días de gestión en toda las capitales del país, e incluso en barrios donde en 2018 había sido el amplio vencedor, en el marco de la crítica a su manejo de la pandemia, la incertidumbre frente a la vacunación y la falta de oxígeno en hospitales en Manaos, Amazonas.