La caravana de migrantes desbordó la frontera y entró por la fuerza a México

Se trata de más de 4.000 personas de Honduras y de otros países centroamericanos que buscan llegar a EEUU. Forcejeos con la policía

Miles de migrantes hondureños que salieron en caravana de su país con el objetivo de llegar a Estados Unidos superaron ayer un bloqueo de policías y militares en Guatemala y lograron entrar a México, tras forzar entre empujones y gritos sus enormes vallas fronterizas. Se trata de cerca de 4.000 hondureños que salieron en caravana el sábado pasado de la ciudad de San Pedro Sula, en el norte de Honduras, tras una convocatoria divulgada por redes sociales. La irrupción de más de 4.000 hombres, mujeres y niños, según estimaciones periodísticas, se produjo mientras en Ciudad de México se encontraba el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, en una visita de trabajo con la caravana como tema central. Una larga fila de migrantes se formó en el puente internacional que separa México y Guatemala. Primero rompieron las vallas amarillas de Guatemala y caminaron por el puente hasta un cerco blanco mexicano. Aunque pudieron abrirlo y algunos lograron pasar, el acceso volvió a ser cerrado y los policías se apostaron en el lugar para evitar que pudieran volver a abrirlo.



"Somos hondureños, no somos traficantes, somos inmigrantes!", gritaban varios mientras avanzaban hacia el cruce fronterizo. Algunos migrantes sufrieron heridas sangrantes en medio de los empellones. Otros lanzaron piedras a la policía, por lo que las autoridades mexicanas pidieron mediante altavoces que se ordenaran para empezar a procesar el ingreso documentado. La mayor parte del contingente quedó contenida por los policías sobre el puente internacional que atraviesa el río Suchiate, entre México y Guatemala. Las autoridades migratorias mexicanas sólo permitieron el ingreso limitado de algunas mujeres con niños. "Desistan de las agresiones", pedía por un altavoz el comisionado de la policía mexicana, Manelich Castilla, ante los brotes de violencia por parte de algunos grupos de migrantes. Algunos migrantes sobre el puente decidieron lanzarse al río para intentar cruzar por esa vía. En el río hay balsas rudimentarias hechas con llantas y madera, normalmente utilizadas para el comercio. Las autoridades mexicanas les habían advertido que no cruzaran personas.



Los migrantes intentan entrar a México para avanzar hacia Estados Unidos, lo que ha molestado al presidente Donald Trump, quien llamó a los países centroamericanos y a las autoridades mexicanas a que hagan todo lo necesario para detenerlos. Trump tuiteó el jueves que quiere que "México frene esta acometida", y afirmó que si el vecino país no los detiene utilizará a las fuerzas armadas para "cerrar nuestra frontera sur". También insinuó que la situación podría poner en peligro el renovado acuerdo comercial con México y Canadá, que aún debe ser firmado por los gobernantes de los tres países. Trump no abundó en detalles sobre su advertencia de utilizar a los militares. Hace unos meses, algunos miembros de la Guardia Nacional fueron desplegados en la frontera en una misión limitada que no incluía arrestar a migrantes. Sin ofrecer evidencias, el mandatario cargó ayer contra los demócratas, a quienes acusó de apoyar la caravana de centroamericanos. Pese a las advertencias lanzadas desde Washington, los migrantes no pierden la esperanza de avanzar hacia el norte. Jonathan Guzmán dijo que sueña con encontrar un trabajo de construcción en Los Angeles. "Es la tercera vez que intento cruzar", dijo el salvadoreño de 22 años.



Apoyo de la ONU



El canciller mexicano Luis Videgaray dijo que "la prioridad es la protección" de los migrantes, a los que se dará "un trato digno y respetuoso". Agregó que quienes tengan documentos ingresarán "de manera inmediata", aunque "son la minoría", mientras que el resto puede solicitar refugio. "No hemos tenido una caravana de este tamaño que solicite de maneras simultánea refugio, es un reto logístico importante y es por eso, entre otras razones, que hemos solicitado la ayuda de las Naciones Unidas". Videgaray se reunió el jueves con el jefe de la ONU, Antonio Guterres, y que recibió su apoyo para que el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) ayude a procesar solicitudes de refugiados de la caravana.



Por su lado, el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, señaló que conversó con Videgaray para asegurarse de que "solo se tendrá una entrada legal" de centroamericanos por la frontera estadounidense. El funcionario norteamericano visitó ayer México procedente de Panamá, donde habló con el presidente Juan Carlos Varela sobre la migración irregular. El periplo por esos dos países coincide con la crisis por la avalancha de migrantes hondureños, quienes quieren escapar de la pobreza e inseguridad por la temibles pandillas y el narcotráfico en su país. Con una tasa de homicidios de 43 por cada 100.000 habitantes, Honduras es considerado uno de los países más violentos del mundo.


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