África arde más que el Amazonas: por qué se quema el segundo pulmón del mundo

Los incendios amazónicos acaparan los medios, pero en África se concentran el 70% de los incendios forestales del mundo.

A estas alturas ya habrás escuchado y visto en las redes sociales miles de publicaciones sobre el preocupante estado de la selva amazónica, azotada desde hace semanas por incendios que consumen cientos de miles de hectáreas, causados por quemas controladas para abrir paso a tierras agrícolas y ganaderas.



Pero, ¿escuchaste algo sobre incendios en Angola y República Democrática del Congo? Según datos satelitales de la NASA, el 70% de los focos de incendios forestales del mundo se concentra en África, un continente que arde en silencio mediático.



De este continente, la región más afectada es África Central, principalmente Angola y la República Democrática del Congo.



En conjunto, ambos países han acumulado alrededor de 10 mil incendios forestales activos en los últimos días, un número mucho mayor a los 2.127 que se registran en Brasil, el centro de los incendios amazónicos.



Sin embargo, los expertos afirman que la situación en África es diferente y que, aunque todavía no es un problema creciente, podría volverse un peligro en el futuro.



La causa es similar: la mayoría de los fuegos que azotan los campos de estos países son causados voluntariamente. Sin embargo, a diferencia de lo que sucede en la Amazonía, la mayoría de las quemas forestales están controladas y no afectan a regiones boscosas densas, sino sabanas con árboles escasos, pastizales y tierras de cultivo.



El uso tradicional del fuego para para favorecer a ciertas plantas, facilitar los viajes y controlar las plagas está bien documentado en África. Las quemas responden a técnicas agrícolas ancestrales.



Así lo indica Peter Moore, especialista de gestión de fuegos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Es una técnica común utilizada por campesinos sin muchos recursos, y la ceniza resultante puede servir como nutriente para la siguiente cosecha.



Se estima que nueve de cada 10 fuegos forestales no causan daños notables, al contrario, favorecen el cultivo y a la comunidad. Aun así, hay peligros. Sin una gestión apropiada, los fuegos pueden salirse de control, expandirse más de lo necesario y acelerar la erosión del suelo. Se estima que el 10% de los incendios que se salen de control son responsables del 90% de la superficie que arde cada año.



Según Moore, muchos países africanos no tienen un sistema de control de fuegos bien desarrollado, por lo que muchos granjeros incurren en errores como subestimar el riesgo que implican los incendios, o cometen accidentes o descuidos.



Algunos conservacionistas se quejan de que prácticas como esta incrementan la deforestación de las superficies naturales, pero según los expertos, la mayoría de las veces la verdadera causa es la tala descontrolada, no los incendios.



En República Democrática del Congo, por ejemplo, se permite la tala artesanal como fuente de energía (solo el 9% del país tiene acceso a la electricidad), pero muchas veces la tala industrial de compañías madereras es enmascarada como tala artesanal, contribuyendo a la deforestación que el país ha sufrido en la última década.



Zambia, Mozambique y Madagascar también sufren incendios intensos, pero su nivel destructivo es muy inferior al de los fuegos del Amazonas.



Aunque los incendios no sean equiparables a los de Brasil y Bolivia, los expertos remarcan la importancia de esta región para el clima, pues la Cuenca del Congo es la mayor de África, y la segunda mayor del mundo después de la del Amazonas. Es por eso que se lo considera el segundo pulmón del mundo.


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