Robo de bicicletas en Holanda: un negocio de 600 millones de euros

¿Por qué los holandeses usan bicis tan antiguas? Es una pregunta frecuente entre aquellos poco acostumbrados a ver lo destartalada, oxidada y poco atractiva que es la bicicleta con la que se mueve incluso el primer ministro holandés, Mark Rutte. La respuesta es simple: para evitar que se la roben.



El robo de bicicletas en Países Bajos genera un lucrativo negocio ilegal de más de 600 millones de euros al año, con pandillas callejeras organizadas que ponen cada vez mayor interés por las bicis eléctricas, que luego acaban en el extranjero o vendidas por piezas.



¿Por qué los holandeses usan bicis tan antiguas? Es una pregunta frecuente entre aquellos poco acostumbrados a ver lo destartalada, oxidada y poco atractiva que es la bicicleta con la que se mueve incluso el primer ministro holandés, Mark Rutte. La respuesta es simple: para evitar que se la roben. 



 



Dicho delito también se favorece de que las penas por robar una bicicleta sean bajas, al igual que la posibilidad de que el ladrón sea atrapado también, y recuperar una de las 1.500 bicis robadas cada día en Holanda es prácticamente misión imposible.



Las bandas delictivas, cada vez más organizadas, se dedican a hacerse por la fuerza con las bicicletas privadas aparcadas en cualquier rincón, aunque ahora se muevan también con atracos a las tiendas y robos en los propios hogares de los propietarios.



Jos Kuppens, de la agencia holandesa de investigación Bureau Beke, señala que se está observando "un surgimiento de pandillas más organizadas e individuos que operan de manera bastante profesional" porque "el precio de las bicicletas está aumentando y, por lo tanto, el atractivo de robar también".



Incluso se están poniendo de moda los robos por encargo: "Tenemos señales de que se están transmitiendo datos de ventas de la gente. Un vendedor le dice a un ladrón dónde buscar porque alguien acaba de comprar dos bicicletas", explica Kuppens en declaraciones citadas por la agencia de noticias Efe.



Eléctricas y elegantes



Solo en 2019 se robaron bicicletas por un valor de 600 millones de euros en el país, según un estudio de Bureau Beke, que subraya que la sustracción de estos bienes tiene "un impacto económico", pero también "emocional" para muchos ciudadanos. El número de víctimas ha disminuido, pasando de 560.000 personas en 2017 a 466.000 en 2019, pero el daño económico se mantiene igual, en los 600.000 millones de euros anuales, porque el objetivo ahora son las bicis más caras.



Las bicicletas eléctricas en particular son ahora el objetivo, pero una de carreras o una elegante puede desaparecer en un momento si se deja descuidada o en algún callejón, en lugar de usar los aparcamientos con vigilancia 24 horas. "En caso de robo en una tienda, (los ladrones) acuden directamente a las caras, dejando de lado las más baratas. Saben lo que vienen a buscar", subraya Kuppens, y recuerda que una bici moderna suele ser ligera y, generalmente, vale miles de euros, lo que hace que se lleven "dos bicis en cada brazo, eso son ya miles de euros por brazo".



La cifra total del valor de los robos presenta por Beke se basa en una estimación de cuántas bicicletas se robaron en 2019, multiplicado por el coste medio de una nueva, aunque solo el 20 % de los hurtos son denunciados a la Policía. Del total, sólo un 4% de las bicis tradicionales que desaparecen del lugar donde fueron aparcadas se recuperan.



Medidas a tomar



El estudio elaborado por Beke sugiere que el Estado neerlandés debería invertir más en aparcamientos públicos para bicicletas, lo que les haría la vida más difícil a los ladrones porque ya no podrían hacerse con la bicicleta, rompiendo el candado o dejando una parte de esta atada para llevarse el resto y vender las piezas.



Aproximadamente el 10 % de las bicis robadas no habían sido aseguradas con candado, y eso que la recomendación de los seguros es colocar incluso un segundo candado en la rueda para protegerse contra los hurtos. Además, la compañía de seguros de bicicletas, ANWB, denunció el pasado marzo un "aumento espectacular" de sustracción de bicicletas eléctricas en Países Bajos, un 38% más que el año anterior, lo que le costó a la empresa "millones de euros" en indemnizaciones.



En 2019, se vendieron unas 420.000 nuevas bicis eléctricas en Holanda, lo que hace que estas representen el porcentaje más grande de bicis vendidas en ese año.



El aumento de ventas y de robos de estas bicis en concreto ha hecho que los usuarios opten por instalar sistemas de rastreo, puesto que -dice la ANWB- las que tienen un transmisor GPS tienen muchas más posibilidades de ser recuperadas. Según sus estimaciones, un 80% de las bicis eléctricas con sistema GPS son localizadas, siempre que se informe de inmediato de que fueron robadas.



Otras prioridades



El hurto de bicis es el delito contra la propiedad más común en Países Bajos, un efecto secundario de la gran cantidad de velocípedos, cada vez más caros, que circulan por un país de ciclistas, que trata de estimular aún más su uso por cuestiones de movilidad, para proteger el medio ambiente y mejorar la salud de los residentes en los próximos años.



Localizar las bicis robadas no es la prioridad de la Policía holandesa, por eso la gran mayoría de los robos -la mayoría en Ámsterdam- nunca se resuelven.



"Cada año, la Policía tiene que procesar un millón de denuncias. Por tanto, tendremos que tomar decisiones y tener una serie de prioridades nacionales. El robo de bicis no es una de ellas. Por más molesto que sea el robo de una bicicleta, las investigaciones de casos individuales casi nunca dan un resultado", reconoció un portavoz, Robbert Salome.


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