Abandonó a su beba durante seis días y cuando volvió la encontró muerta

La niña tenía 18 meses y, según la acusación de la Fiscalía, “murió de hambre y sed”. Investigan si la madre la había drogado con algún fármaco.

Quienes la escucharon y observaron declarar en la causa que la tiene como única acusada por la muerte de Diana, su hija, describieron una sorpresiva e inquietante frialdad en su relato.



Alessia Pifferi, de 36 años, residente en la ciudad italiana de Bérgamo, fue detenida luego de que la pequeña, de apenas 18 meses, fue encontrada sin vida tras un abandono de seis días.



El fiscal Francesco De Tomassi fue categórico en relación a las causas del fallecimiento de la pequeña: “Murió de hambre y sed”. Durante el interrogatorio, las autoridades judiciales constataron que ello ocurrió luego de que Pifferi dejara a su hija sola, en su cuna, durante casi una semana.



En su relato expresó que no era la primera vez que lo hacía. Sus ausencias eran cada vez más recurrentes y prolongadas: primero unas pocas horas, luego dos o tres días. Hasta que el jueves 14 de julio, antes de las 19, Pifferi bañó y cambió a su hija por última vez.



Esa noche se dirigió hasta Leffe, un pequeño pueblo de Bérgamo, para encontrarse con su pareja. A él le dijo que Diana había quedado bajo el cuidado de su hermana. En total fueron seis los días que estuvieron juntos, en los que ambos viajaron hasta Milán por unos trámites que él debía realizar.



Recién el miércoles 20 de julio, cerca de las 10 de la mañana, Pifferi volvió a ingresar a su casa. Diana se encontraba en el catre, sin vida. Deshidratada. Ella contó que fue él quien intentó reanimarla. Le arrojaron agua sobre su rostro, mojaron sus pies y hasta golpearon su espalda en vano. Pifferi entró en pánico.



Tras su detención (está acusada por homicidio voluntario), declaró: “Cuando me fui no estaba tranquila. Sabía que estaba haciendo algo que no debería haber hecho, que podía pasar cualquier cosa. Incluso lo que sucedió después”.



El diario Corriere Della Sera reveló que sus vecinos casi ni la conocían. “Era muy reservada”, sostuvo una mujer al periódico. “Nunca jugó con ella”, agregó.



“No era una niña vivaz: siempre fue muy callada. Se la podía ver de vez en cuando en el cochecito, por ahí junto a su madre, pero siempre tranquila, costaba hasta hacerla sonreír”, remarcó la vecina.



La Justicia aún espera el examen toxicológico y la autopsia. La sospecha es que Diana pudo haber sido dormida con algún fármaco, situación que complica aún más a Pifferi.



En las ventanas del departamento del primer piso en el que murió Diana, los vecinos colgaron carteles y ataron globos blancos con una misma frase al cielo: “Chau, angelito”.


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