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Campeón de Italia: El Nápoles ganó el 'scudetto' 33 años después

Osimhen logró con su 22º gol el punto que el equipo de Spalletti necesitaba para proclamarse campeón de la Serie A a cinco jornadas para el final.

La insoportable espera terminó. El Nápoles, 33 años después, vuelve a ser el campeón de Italia. Diego Armando Maradona ya tiene herederos de los dos 'scudetti' que ganó en 1987 y 1990. Son los integrantes del equipo de Luciano Spalletti que, a cinco jornadas del final de la Serie A, lograron en el Dacia Arena de Údine el punto que necesitaban para asegurarse matemáticamente el 'scudetto' a cinco jornadas del final de la Serie A.



Tuvo que ser Victor Osimhen, el gran artífice del éxito del Nápoles junto a Khvicha Kvaratskhelia, quien marcara el gol que certificó el título. El nigeriano recogió el rechace de un disparo del georgiano y el 22º tanto del 'capocannoniere' de la Serie A desató la locura entre los 13.000 aficionados presentes en Údine y los 60.000 que siguieron el partido en el atestado estadio Diego Armando Maradona a través de ocho pantallas gigantes. 



Situado en la parte media de la tabla, el Udinese no se jugaba nada pero tampoco quería ser el invitado de la fiesta, de ahí que se empleara incluso con una intensidad muy superior a un Nápoles nervioso que pareció acusar la presión de un momento histórico.



Lovric adelanta al Udinese



En el minuto 13 saltó la sorpresa. Lazar Samardzic encontró a Sandi Lovric en el área y el medio esloveno, libre de marca, controló y puso el balón en la escuadra. Un golazo.



El Nápoles, con las novedades de Tanguy Ndombélé en la media en lugar de Piotr Zielinski y Eljif Elmas en la banda derecha del ataque, dominó por completo pero no encontró espacios en la primera parte ante un rival con tres centrales que cerró espacios y no le dejó maniobrar cerca del área.



Osimhen desata la locura



Desactivado Khvicha Kvaratskhelia, Osimhen fue el único recurso de un Nápoles que apenas creó peligro con un cabezazo suyo que salió rozando el poste a la media hora de juego.



En la segunda parte todo cambió en una acción a balón parado. Tras un córner, Kvaratskhelia chutó desde la frontal del área, el meta Marco Silvestri rechazó y Osimhen fusiló ante el júbilo de su afición (52'). Para celebrarlo el nigeriano se quitó su inseparable que ya es un símbolo de este 'scudetto'.



Invasión de campo



El gol liberó a un Nápoles con menos frescura física y mental en las últimas jornadas que gestionó a la perfección ante un Udinese ya conformista el empate que le bastaba para dar rienda suelta a la euforia que toda una ciudad había contenido en los últimos días.  



Maradona sigue siendo un Dios en Nápoles, pero 33 años después Spalletti, Osimhen, Kvaratskhelia y sus compañeros se han ganado un lugar para siempre en el corazón de los aficionados. Con el pitido final invadieron el terreno de juego para abrazar s sus héroes.


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