Kathy Schenfelt, una joven de Río Gallegos que triunfa en Hollywood y trabaja con reconocidos artistas

La joven mujer llegó a sus 16 años a Los Ángeles y hoy, a sus 28 años fundó una empresa desde cero, es representante de famosos y trabaja con importantes marcas de nivel mundial.

Kathy Schenfelt (28) es oriunda de Río Gallegos y desde allí cuando tenía 16 años logró trabajar junto a Hollywood y los influencers más reconocidos de Estados Unidos.



Allá por el 2014, poco y nada se sabía sobre manejo de redes sociales y estrategias digitales, sin embargo ella ya era una experta en marketing nata sin saberlo y gracias a su fanatismo por la saga de Crepúsculo, terminó trabajando en campañas mundiales y con marcas de lujo.



Además se fue a vivir a Los Ángeles, estudió allí, fundó su propia empresa desde cero donde actualmente trabajan solo mujeres y reivindicó su talento del sur para el mundo. En diálogo con PRONTO, Kathy cuenta lo mejor y lo peor de su sueño que aún sigue vigente.



DE RÍO GALLEGOS A TRABAJAR EN HOLLYWOOD CON 16 AÑOS:

¿Cómo empezaste con todo esto?



-Yo soy hija única y la verdad en Río Gallegos no había mucho para hacer, el cine que teníamos cerró cuando tenía 8 años por ejemplo, así que siempre desde chica me la pasaba en la compu y me interesaba mucho este mundo de los artistas, el ambiente. 



¿Se te metió en la cabeza trabajar para Hollywood o cómo llegaste?



-Cuando tenía 12,13 años pensé ¿cómo hago para llegar a Hollywood? Mi familia se reía por mis sueños pero yo estaba segura de que me iba a ir a Los Ángeles. Yo iba una escuela pública y me acuerdo que en la secundaria le contaba a mis compañeros y no me creían, les decía que trabajaba con los de Crepúsculo y se reían porque pensaban que era imposible.



¿O sea que trabajabas para Hollywood a los 16 años desde Río Gallegos mientras estabas en el secundario?



-Sí (se ríe) hacía doble vida, iba a la escuela y cuando llegaba a mi casa trabajaba hasta la madrugada, aunque  no era un trabajo para mi porque me encantaba lo que hacía.



-¿Cómo llegaste a trabajar con ellos?



-Yo era fanática de la saga (Crepúsculo), siempre hablé inglés y manejé la parte de diseño. Era muy artística y tenía demasiado tiempo en casa. Entré a Twitter que era lo que más se movía en ese momento y, en principio, busqué contactarme con fans de Crepúsculo de todo el mundo. Jamás pensé que iba a pasar lo que pasó, o un poco sí porque era lo que quería.



¿Entonces?



-Pasaron tres o cuatro meses y a la cuenta de Twitter que yo tenía le fue bien, tenía más de 100 mil seguidores que para el 2014 eso era un montón yo estaba chocha. Fue ahí cuando me mandaron un mail de la productora de la parte de marketing. Me acuerdo que les contaba a mis papás y no entendían nada. 



-¿Y qué hacías, cuál era tu trabajo?



-Nosotros trabajamos en la parte de engagement, mi foco estaba buenísimo porque como yo era fan y era chica, sabía lo que los otros fans querían y para ellos era súper valiosa mi opinión desde ese lugar como fanática. Nosotros consultábamos cada vez que salía un trailer o un poster a ver si gustaba o no y junto con mi equipo opinábamos al respecto. Lo que decidíamos después salía a nivel mundial.



¿Cómo viviste ese cambio a nivel económico? Porque eras chica



-Cuando empecé a ver a ingresos fue cuando tenía 17,18 años que trabaja con artistas, mis primeros clientes. Por ejemplo le manejé las redes sociales a Maddie Ziegler, cuando ella tenía 8 años. Llegué a trabajar con ella y su hermana de una manera similar a Crepúsculo, de modo fan, quería acercarme con algún servicio porque yo miraba la serie “Dance Moms”. En ese momento se estaba empezando a usar Instagram y las redes sociales con mecanismos para las audiencia. Así que busqué a la mamá en Facebook, le expliqué que era fanática de la serie y que quería trabajar para ellas. Me contó que necesitaban un sitio oficial, lo hice y trabajamos durante seis años mientras yo vivía en Río Gallegos.



Kathy junto a Maddie Ziegler (la influencer cuenta con 14 millones de seguidores en Instagram).



EL VIAJE A LOS ÁNGELES QUE LE CAMBIÓ LA VIDA:



¿Cómo explicarías todos los conocimientos que ya tenías en el rubro cuando era algo bastante desconocido?



-A mi me resultó algo súper natural por el lugar de fan que tenía, o sea yo sabía lo que querían otros fans y mi trabajado era buscar justamente eso: darle a la gente lo que la gente quería. Lo hacía sin saber que estaba haciendo marketing o manejo de redes. Usábamos el hashtag por ejemplo y nos hacíamos tendencia pero para mi era algo súper natural. No sabía ni siquiera cómo explicar cuál era mi trabajo porque en mi cabeza estaba haciendo algo que me gustaba, que me resultaba fácil , natural y que yo encima era fan de esa gente.



¿Cómo vivieron tus papás todo lo que estaba pasando?



-Al principio mal porque repetí un año y terminé el colegio con 19. Ahí mis papás me querían matar porque pensaban que yo iba a terminar la secundaria y me iba a ir a estudiar a Buenos Aires pero eso no pasó. Terminé con el colegio e hice un viaje a Los Ángeles como turista con mi tía para ver si me gustaba. Lo hice con todos mis ahorros, mi mamá me pagó el pasaje nomás porque mi familia no tenía los medios para ayudarme. Estuve dos semanas y volví segura de que me quería ir a vivir allá.



¿Entonces te fuiste?



-Me quedé 3 años más en Argentina trabajando de lo mismo y ahorrando mucho. Le puse como un nombre oficial a mi agencia, tenía mentorias y asesoramiento con artistas de Estados Unidos. Yo los ayudaba con las marcas, por ejemplo, cuando querían trabajar con modelos y así fue como finalmente a los 22 me vine a estudiar a Estados Unidos. Mis papás no tenían chance de pagármelo y yo quería sí o sí, era mi capricho así que viajé igual.



¿Cómo fue al principio?



- El primer año conocí amigos, tenía eventos, reuniones, conecté con gente de la industria que estuve hablando mucho tiempo cuando estaba en Río Gallegos y no los había conocido en persona. Ahí se me venció la visa así que volví a la Argentina, agarré mis ahorros y me fui a estudiar a Los Ángeles.



¿Ahora seguís allá?



-Sí, vivo acá hace seis años. Hice un programa en Music Business que para mí era algo nuevo, estuvo buenísimo. Obviamente yo sentía que tenía una base de conocimientos pero sí necesitaba incorporar más, por eso me gustó lo de ayudar a los artistas musicales. Fue una experiencia increíble. Me alcanzaron mis ahorros para pagarme todos los estudios, ahí mis papás entendieron más y me apoyaban mucho anímicamente. 



LA EMPRESA SE VOLVIÓ REALIDAD:



¿Cómo siguió tu vida allá después de los estudios?



-Cuando terminás de estudiar acá te dan un período de un año para trabajar pero sí o sí relacionado con lo que te graduaste. Trabajar acá es difícil por el tema legal, así que me di cuenta que la única forma era abrir mi empresa: una agencia de representación de artistas y trabajaba para eso.



¿Y después?



-Yo sabía que cuando se vencía mi visa de estudiante tenía que tener otra cosa. Entonces como yo quería juntar el dinero para hacer una inversión y sacar la visa de inversionista, ahorré con mi trabajo todo ese año, junté los 100 mil dólares, los invertí en crear mi propia empresa y saqué esa visa.



¿Cómo está hoy la empresa?



-Actualmente tenemos más de 30 clientes, tengo dos chicas que trabajan conmigo y nos va muy bien. Tenemos actores e influencers y a través de estos trabajamos con muchas marcas, Disney, Netflix, Amazon, Gucci. Somos tres mujeres. Acá la mujer tiene que pelearla sobre todo en la parte de entretenimiento, es una sociedad machista y a veces choca eso. Uno de los proyectos más lindos que hicimos recientemente fue con la marca Dove y nuestra clienta Spencer Barbosa a quien representamos artísticamente. Fue una campaña digital dedicada a romper con los estereotipos de belleza y celebrar el look real sin “filtros”.



¿EL VERDADERO SUEÑO AMERICANO?



¿Lograste cumplir tu sueño?



-Sí y no. Yo no lo veo como sueños sino como metas porque siempre sale algo nuevo. Primero era venir a Los Ángeles, después estudiar, después abrir la empresa, después sacar la visa, creo que siempre queda algo por hacer, siempre queda algo más. 



¿Cuál es tu próxima meta?



-Llegar a un punto donde mi agencia crezca suficientemente para tener más clientes pero sin dejar de hacernos especiales. Creo que lo que nos distingue del resto es que mis clientes son mi familia, esa calidez y cercanía no la encuentran en ningún lado.



“LA CALIDEZ ARGENTINA ACÁ NO EXISTE”



¿Extrañas a tu familia, a tu país?



-A la Argentina no vuelvo desde el 2017. Mi mamá es maestra jardinera, ella todavía no ha venido, si Dios quiere vendrá. Mi papá iba a venir en diciembre de 2020 pero lamentablemente falleció el día que iba a viajar.



¿Cómo viviste ese momento?



-Fue durísimo y traumático no haber podido despedirme de él. Mis papás estaban divorciados desde que yo tenía 5 años pero siempre fuimos muy unidos. Él iba a venir para principios de 2020 pero empezó la pandemia y se postergó, quería conocer las fiestas acá. Le dio un ataque de pancreatitis y literalmente el día que se tenía que subir al avión falleció. Había viajado a Buenos Aires porque ahí viven mis tíos y mi abuelo, entonces estuvo una semana con ellos. Imagínate lo que fue llamar a la aerolínea para pedir que me devuelvan el pasaje porque mi papá ese día se había muerto, no me creían.



¿Queres hablarme más de él, por qué pensás que todo se dio de esta manera, le encontrá explicación?



-Sí, se llamaba Fernando era el mejor papá del mundo si queres mencionalo en la nota. Mi papá era muy creyente, somos familia católica. Yo no soy muy creyente en sí pero creo que se dio en el momento que se tenía quedar. Para mi fue muy irónico, él llegaba acá el 13 a la mañana y falleció el 12 que era cuando volaba. Yo tenía abajo del arbolito los regalos con su nombre, me quedé con las ganas de mostrarle la ciudad, mi vida acá, mis amigos, estuve acá cuatro años construyendo mi vida y quería mostrársela. Pero si bien yo me quedé con las ganas, creo que fue lo mejor para él porque vivía solo en Gallegos y si le hubiera pasado esto allá hubiera sido horrible.



¿Por qué viajó a Buenos Aires?



-Él fue a Buenos Aires porque después venía a verme a mi, aprovechó toda esa semana para ver a sus amigos de la secundaria, su familia, si bien es irónico para mí agradezco que no hubiera pasado acá, se fue súper contento ni se dio cuenta, lo indujeron a un coma y el gordo se fue tranquilo, tenía 54.



¿No pudiste despedirte?



-No, yo no pude ir al velatorio porque por el covid no se podía viajar y también porque estaba esperando un trámite de cambio de visa, así que estuve acá muy contenida por mis amigos, pero no es lo mismo. La calidez argentina acá no existe. (Pronto)

 


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