viaje por la ruta 40: la historia del "Fitito y medio" que pasó por Río Gallegos

Noemí Pérez Omodeo y Pablo Tannuré decidieron recorrer la Ruta 40 desde Tucumán hasta Ushuaia en un Fiat 600 y un trailer a cuestas en el que llevan la carpa, maletas y sueños.

Coco se llama el auto, un Fiat 600 cargado de historias, andanzas y kilómetros. Avanza y trae a cuestas un medio fitito, un trailer con una historia triste, pero cargado de los sueños de un apasionado viajero. En esa bolita roja, Pablo y Noemí llegaron desde su norte al sur, descubrieron paisajes increíbles y se enamoraron de la idea de vivir de viaje.



Pablo Tannuré es contador público y Noemí Pérez Omodeo maquilladora y cosmetóloga. Son compañeros de ruta hace un tiempo y tomaron la decisión de salir a recorrer la Argentina.



“Somos de San Miguel de Tucumán y desde que nos conocimos anduvimos en este auto. Siempre estuvo la idea de hacer la ruta 40 de norte a sur y con la pandemia mirábamos muchos videos de viajeros que nos impulsaron a hacer el viaje”, cuentan.



La idea de viajar en el Fiat 600 era algo que venía de familia. El auto está desde que era 0 kilómetro en la casa de Pablo y hace un tiempo lo preparó para viajar. Son parte del Fiat 600 Club Argentina y los primeros viajes fueron por el 2011, a los encuentros nacionales que se hace en distintos lugares del país.



“Todo surgió de una pasión. Con mi papá empezamos a arreglar este auto cuando nos conocimos con Noemí y desde ese momento no nos bajamos más. Logramos una unión muy fuerte con el auto, una confianza grande y la aventura de viajar en el clásico que uno ama, hizo que decidiéremos ir en el fitito”, relata Pablo.



El medio fitito se sumó más tarde. Es un trailer que compraron en Tucumán que había pertenecido a un chico de su ciudad en el que llevaban repuestos, la carpa, el colchón, bidones de nafta.



El dueño anterior lo había hecho para acompañar sus viajes en su Fiat 600 pero falleció y quedó en su familia. “Ellos sabían que nosotros teníamos el Fiat 600 y accedieron hace dos años a venderlo porque sabían en que manos caía. No sabíamos si se la iba a aguantar el viaje, pero sin dudas había que llevarlo y fue la estrella porque todos nos reconocen por él”, dicen.



Para salir pusieron una fecha límite, él pidió vacaciones en el trabajo, Noemí organizó la agenda y arrancaron. Fueron por Capital Federal, La Plata, Bahía Blanca, Viedma, Patagones, Las Grutas, Puerto Madryn, Comodoro Rivadavia, Puerto San Julián, Comandante Piedra Buena, Río Gallegos, Ushuaia.



Dato

12.500 kilómetros hicieron y solo pincharon una rueda. Se puede decir que mecánicamente no pasó nada malo. De ahí por la ruta 40 volvieron por Calafate, Chaltén, Perito Moreno, Esquel, El Bolsón, Bariloche y luego subieron por Chos Malal, Malargüe, Mendoza, San Juan, La Rioja. Actualmente están en Tucumán en una pausa, desde el 14 de noviembre, para organizarse, volver a salir y completar la ruta 40 de Cafayate hacia arriba.



Al Fiat modelo 79 lo tienen desde que era cero kilómetro



“Nos quedó una parte pendiente, que es un desafío en sí mismo. Ahora esa parte del camino está en preparación. Teníamos compromisos y debimos interrumpirlo, pero después de julio, cuando el clima lo permita la retomaremos”, dice Pablo.



Dicen que del viaje, el paso por el sur fue lo espectacular. Mucha gente los recibía en sus casas, como si fueran familia. Volvieron con la idea que hay lugares en los que se vive mejor que en su ciudad. Pueblos sin paranoia por la inseguridad. Y se llenaron los ojos con lugares impresionantes.



Con calidad humana

Pablo nombra destinos tradicionales que les encantaron, como Ushuaia, El Calafate, Bariloche, Esquel, pero dice que sumaron paisajes increíbles de lugares que no tenían registrados y los sorprendieron como Puerto San Julián o Viedma.



“Cada lugar tiene su historia, sus cosas llamativas y nos volvimos con ganas de conocer más. Lo que más los sorprendió fue la calidad humana, sobre todo en el sur, donde nadie te deja tirado, que invitan y se brindan. La gente de las ciudades grandes no está acostumbrada a eso, eso hace bien y nos hace dar cuenta que nuestra normalidad no es tan normal y nuestra forma de vida no es la más sana”, destaca Pablo.



En cada parada la gente se les acercaba y muchos les contaban sus historias con un Fitito. Dicen que les gustaría vivir con esa tranquilidad y calidad humana que viven en el sur. Y vuelven a los lugares para destacar un montón de sitios que los dejaron con la boca abierta. “El paisaje y la paz de El Chaltén no la encontramos en otro lugar. El espectáculo del glaciar Perito Moreno o de Puerto Almanza, son impresionantes. Hablando de paisajes, son los lugares que más pegaron.



El tramo de Chos Malal y Malargüe, con un camino muy roto, los castigó un poco pero los compensó con un paisaje casi jurásico, muy lindo de descubrir. Pueblos con mucha historia como Comandante Piedra Buena o Puerto San Julián, tan importantes para la historia Argentina, los atraparon, e invitaron a quedarse y averiguar un poco más.



En este primer viaje largo hicieron 12.300 kilómetros, el próximo paso es completar la 40 y después hacer la ruta 9. Este fin de Semana Santa estuvieron en Goya, Corrientes en un encuentro de Fiat 600 y tienen un evento en Brasil a fin de año, por lo que piensan recorrer el litoral.



A los viajeros que no se animan o no se deciden a salir, ellos le recomiendan que se pongan una fecha límite y salgan. “El viaje nos permitió pensar en hacer de los viajes un estilo de vida, analizamos como hacer para vivir viajando con lo que las redes puedan aportar. Nos gustaría dejar nuestra vida rutinaria y dedicarnos a salir, dar vueltas por el país, conocer lugares, personas, y mostrar todas esas experiencias”, concluyen. (Diario Río Negro)


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