Le dan de baja a una profesora por denunciar violencia de género en la UBA

El funcionario de Ciencias Sociales que ella señaló por amenazas logró que la echaran de la facultad. El acusado tiene una probation pendiente y habría violado una restricción de acercamiento.

Cuando se hizo público que Cristian Bay tenía una sentencia por amenazas a dos mujeres docentes de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, Eva Dimópulos -una alumna que fue redactora del protocolo contra la violencia, acoso y discriminación de género- no se extrañó. "Es que estábamos en la facultad ese día y escuchamos el revuelo, aunque no sabíamos de qué se trataba", recuerda. "Él tenía reputación de reaccionar violentamente", refuerza.



En la facultad, Bay tiene el cargo de secretario de Desarrollo Universitario, Inclusión y Bienestar lo que implica una permanente relación con estudiantes. No se trata de un funcionario que trabaje aislado, puertas adentro. Implica gestión de becas, recepción de ingresantes y otras tareas que requieren contacto con personas."Eso es un agravante. Tuvo problemas también con trabajadores no docentes, porque está a cargo de tareas de funcionamiento ordinario de la facultad. Su posición de poder es muy grande", asegura Dimópulos.



La asunción de Bay se hizo efectiva cuando ganó las elecciones una alianza de distintos sectores que rompieron con la conducción anterior de la facultad, liderada por Glen Postolski, y se acercaron con el radicalismo. Bay integra la agrupación UES.



Cómo fueron los hechos

La situación violenta tuvo lugar una noche de febrero del 2017en el edificio de la facultad, en la calle Santiago del Estero. Dos docentes -una de ellas de Ciencias Políticas y la otra de Relaciones del Trabajo además de coordinadora de la carrera- fueron amenazadas por Bay. Supuestamente pedía sus renuncias a espacios que ellas se negaban a abandonar, producto de acuerdos políticos previos. "A vos te voy a sacar con un caño (un arma de fuego) y te voy a dar un cañazo", le dijo a una de ellas. A la otra, le gritó: "A vos también te voy a matar y no vas a entrar más a la facultad. Estás muerta".



Las dos mujeres lo denunciaron de inmediato y la fiscalía identificó el caso como violencia de género. La resolución judicial estableció la posibilidad de una probation. No se llegó a juicio oral y público solamente porque -dice el escrito judicial- las docentes manifestaron que no desean ser revictimizadas, que tenían temor y que "estaban muy angustiadas por lo que podía ser la declaración en una audiencia".



A Bay podría haberle correspondido una pena de tres a seis años de prisión por tratarse de la agresión de un hombre a dos mujeres en un espacio público. En cambio, deberá hacer un taller de Género y Cultura, abstenerse de referirse o acercarse a las víctimas, completar 40 horas de trabajo comunitario y someterse al control del ministerio público. Intervinieron el fiscal Perel y el juez Marcelo Bartomeu Romero, del Juzgado Penal Contravencional y de Faltas de de la Ciudad de Buenos Aires Nro 11.



En el acuerdo, las víctimas quisieron agregar como requerimiento que Bay les pidiera disculpas públicamente en el ámbito de la Facultad de Ciencias Sociales y que ese pedido fuera colocado en la cartelera de la facultad para su lectura por parte de toda la comunidad educativa.



Las dos profesoras dejaron de asistir a clases por el miedo que les provocaba la posibilidad de cruzarse con él. "No pidieron que fuera él el separado de sus funciones, como podrían haberlo hecho", señalaFlorencia Seminara, vocal del Centro de Estudiantes.



Sin embargo, ante una propuesta de la agrupación política que integra Bay, el Consejo Directivo de la facultad consideró que había motivos para dar de baja a una de las víctimas. La razón que adujeron era que no estaba concurriendo a clases.



"Las veces que intentaron ir a la facultad, las seguía un desconocido cuando caminaban, para ver adónde iban, en una actitud totalmente intimidante. Eso les generó una incomodidad muy grande, más allá del riesgo real", explica Seminara. "No hubo un acercamiento de la institución para apoyarlas, ver qué precisaban para sentirse tranquilas, qué les estaba sucediendo después de la agresión. Fue como si estuvieran protegiéndolo a él", sintetiza.



Cuando se acercó a hacer su descargo ante el Consejo, la mujer se encontró con que en flagrante violación de la restricción perimetral vigente, Bay estaba en el edificio. Pero todos los sectores -estudiantes, egresados y docentes- se enteraron entonces de la existencia de la sentencia , que había sido mantenida en reserva hasta el momento.



Eso es lo que hace la violencia de género, que abandones tus espacios en lugar de que los deje el violento.

Según las estudiantes, el acompañamiento de pares y alumnos está firme."Recibieron la solidaridad de todas. Estamos muy en sintonía con el movimiento de mujeres. Una asamblea pidió que Bay sea destituido y que se aplique el protocolo de violencia de género que está vigente", reclama Dimópulos.



Si embargo, según Seminara y Dimópulos, circuló un mail de las autoridades de la facultad recriminando que el tema hubiera tomado estado público. La otra docente no fue despedida, pero por voluntad propia abandonó su promisorio futuro académico, cuando ya había llegado a ser coordinadora de la carrera de Relaciones del Trabajo: buscó trabajo en otro lado. "Eso es lo que hace la violencia de género. Que abandones tus espacios, que te alejes, en lugar de que los deje el violento", lamenta Dimópulos.



Las compañeras apoyan al violento

Compañeras de militancia de Bay de la agrupación "Las Muchachas" emitieron un comunicado para apoyar al funcionario. Allí expresan su más enérgico repudio a lo que califican como "la utilización política de las causas y reivindicaciones del movimiento de mujeres". "Lo sensible de la temática amerita seriedad y responsabilidad. Jamás hemos hecho uso y abuso de este tipo de acusaciones porque para nosotras no es una herramienta política. Nos avergüenza, nos apena nos indigna", concluyen.



Miguel de Luca, politólogo, profesor e integrante del Consejo Directivo de Ciencias Sociales, recuerda que en una sesión de la Comisión de Enseñanza se presentó una de las víctimas, cuya baja como docente estaba en la agenda.



"Desconocíamos totalmente la cuestión de violencia de género que relataba y no estaba en nuestro temario. Por eso, una profesora dijo que eso excedía el marco de la comisión y propuso que se avanzara en los temas del día. Yo adherí", recuerda a este sitio. De Luca sostiene que los miembros del Consejo presentes no habían recibido información alguna referida al caso de Bay.



"Hay instancias institucionales específicas dentro de la facultad para el tratamiento de estas cuestiones, como la Comisión de Género y la aplicación de un protocolo. No es que nos estuviéramos desentendiendo del tema, pero no teníamos evidencia. Necesitaríamos acceder a la documentación ", agrega.



Con respecto a la conveniencia de la separación de Bay de sus funciones ante su admisión de culpabilidad, argumentó que "si se promueve una licencia, remoción o separación, interviene el Consejo contra presentación de la evidencia respectiva, que por el momento no tenemos".(TN)


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