Créditos UVA: el sueño de la vivienda propia, una pesadilla

El 2018 con una inflación superior al 45% produjo que quienes apostaron por los préstamos hipotecarios UVA tuvieran que sufrir, y hasta inclusive resignar, el sueño de la casa propia.

En el año 2016, la gestión de Mauricio Macri lanzó la primera línea de créditos hipotecarios bajo el programa ProCreAr para facilitar el acceso a la casa propia de la clase media y basada en el valor del UVA (Unidad de Valor Adquisitivo).

Esto significa que tanto el capital prestado por parte del Banco Nación como las cuotas a pagar se mide en UVAs, un coeficiente que se ajusta, principalmente, según la inflación. Por lo que no sólo aumenta la cuota en función de la inflación sino también el monto de la deuda.

Ese es el punto crucial por el cual el sueño de la vivienda propia de Romina (quien pidió no publicar su nombre real para proteger la privacidad de su historia), se transformó en una pesadilla.

Romina y su pareja salieron sorteados en esa primera línea de crédito del 2016 y el 24 de febrero de 2017 ya habían firmado el título de propiedad de un PH de cuatro ambientes en la Ciudad de La Plata.

Las condiciones del crédito establecía un préstamo de hasta 1 millón de pesos que estaba conformado por: $100 mil de ahorros; $300 mil aportados por el Estado y hasta $600 mil financiados por el Banco.

En el caso de Romina fueron $84.600 que invirtieron de sus ahorros después de vender el auto, los $300 mil del Estado y $462 mil del préstamo del banco a devolver en cuotas. La suma de esos valores representaba los casi $850 mil que costaba el total de la vivienda en ese momento.

La decisión de apostar por un crédito UVA se basó en el análisis que habían hecho con el avance del valor de la unidad hasta el momento, que daba un aumento de alrededor de $50 por mes en la cuota con una suma inicial de $3700. Estos números eran comparables a los aumentos propios ajustados por la inflación de un alquiler de cualquier vivienda.

El conflicto empezó cuando se disparó la inflación en el 2018. El aumento de las cuotas del crédito que en un primer momento iban de a $50, pasó a ser de $300 todos los meses. En ese sentido, no fue el mayor de los conflictos ya que se decretó una cláusula que imponía un tope a los aumentos de dichas cuotas.

Sin embargo, la mayor dificultad no pasó por la posibilidad del pago de las cuotas sino por afrontar el valor total de la deuda a largo plazo, que también se ajusta por la inflación y que en 2018 representó un aumento de más del 45%. Por lo que esos $462 mil iniciales, se transformaron en $750 mil.

Desde febrero de 2017 a diciembre de 2018, la Unidad de Valor Adquisitivo (UVA) pasó de $17,67 a $30,12. Si se sostiene este ritmo, la deuda total que tendría Romina para el 2020 con el Banco superaría el millón de pesos, ya que se registra un incremento de casi $20 mil mensuales, sumado al aumento de las cuotas que hoy en día superan los $7 mil pesos.

¿Cuál fue la solución que encontraron? Vender la propiedad. A pesar de que el programa penaliza a quien venda la propiedad antes de los 3 años cumplidos del momento de la firma del título de propiedad obligando a devolver los $300 mil aportados por el Estado más los intereses, pagar esa multa es similar al posible aumento que puede tener la deuda durante 2019 hasta llegar a febrero de 2020 y no tener que pagarla.


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