Se viene el impuestazo para los viajes y gastos con tarjetas en el exterior con un piso de 20%

El equipo de Alberto Fernández busca recaudar con estos consumos. También afectaría la contratación de servicios como Netflix o las compras puerta a puerta.

Regresa el controvertido "dólar turista". Eso es lo que está bajo estudio por estas horas en el Gabinete de Alberto Fernández, como parte del paquete de medidas tendientes a cuidar reservas y seguir limitando el acceso a dólares, por parte de empresas y particulares y, de paso, mejorar la recaudación fiscal.



Si bien los funcionarios del nuevo Gobierno anticiparon que no iba a haber cambios en el cepo que heredaron de la administración de Mauricio Macri, la necesidad de cuidar al máximo las reservas del Banco Central está impulsando a las autoridades a revivir la misma medida a la que ya había echado mano Cristina Kirchner, durante su última gestión.



Según fuentes consultadas a iProfesional, en la administración de Fernández no hay dudas de que deberá avanzarse con la imposición de impuestos al turismo emisivo, como una forma de encarecerlo y, además, incrementar la recaudación.



"Se están discutiendo los detalles para implementar el recargo", confirmó una de las fuentes que tiene contacto directo con el equipo de funcionarios que está trabajando en la medida.



Cuando se le preguntó sobre el nivel de alícuota que está bajo estudio, afirmó que "lo que se está debatiendo por estas horas es un nivel que se ubicaría por encima del 20%".



La medida se espera que afecta a la compra de tickets aéreos con destino al exterior y a los paquetes turísticos (incluyendo hoteles y excursiones).



También, y este es el ítem más importante, a las compras con tarjeta en moneda extranjera, que representan el 60% de las erogaciones de divisas que salen bajo la categoría "gastos por turismo".



La penalidad al "tarjeteo" no sólo será para quien utilice los plásticos en algún lugar fuera del país. También alcanzaría a quienes los usan para pagar servicios como Netflix o Spotify, así como también suscripciones a medios del exterior.



Y, desde ya, a aquellos que utilizan plataformas de ecommerce, como Amazon o Alibaba, para hacerse traer productos del exterior a través del correo o empresas courier.



De modo que el surgimiento de este recargo también le pegaría de lleno al "puerta a puerta" que, desde que fue relanzado por Macri en abril de 2019 y hasta noviembre, movió la friolera de 2,6 millones de paquetes, con más de 600.000 usuarios registrados.



Aprovechando el "timing" político

La medida llega con una sensación de "deja vu": en marzo de 2013, el entonces titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, había impuesto un recargo del 20% a la compra de viajes y paquetes al exterior y gastos con tarjeta en moneda extranjera. Y lo había hecho fijando una percepción que se cobraba como adelanto de Impuesto a las Ganancias y Bienes Personales en los consumos con tarjetas de crédito y débito realizados en fuera del país.



Sin embargo, con un tipo de cambio que se mantuvo quieto y una inflación (no oficial) que ese año escalaría un 27%, los funcionarios, apenas nueve meses después, en diciembre, elevaron dicho recargo al 35 por ciento.



En base a esta experiencia previa, y en un contexto en el que el índice de precios para 2020 que proyectan consultoras prevé un nivel del 33%, está bajo estudio una percepción que podría ser superior al 20%.



El otro punto que está en debate es el mecanismo: en el Gobierno ven a este recargo como una importante fuente de recaudación. Por eso se busca la manera de que no sea reembolsable ni descontable de Ganancias.



En cuanto al "timing" político, para el Gobierno de Alberto Fernández el momento para tomar medidas antipáticas es ahora.



Además, el Gobierno hoy cuenta con una variable a favor, que no existía durante la última presidencia de Cristina. A pocos días de haberse conocido que la pobreza alcanza al 40,8% de la población, como consecuencia de la agudización de la crisis y de la devaluación, y en un contexto en el que el consumo y la industria no repuntan, hay pocos argumentos para oponerse a una medida que el Gobierno puede presentar como una forma de garantizar dólares para la estabilidad cambiaria y el funcionamiento de la economía.



En su momento, cuando el ahora gobernador bonaerense, Axel Kicillof era viceministro de Economía, había salido a justificar el "impuestazo" al turismo.



"¿Cómo las divisas que necesito para hacer torres de petróleo se van a gastar en que los sectores más pudientes puedan comprar bienes de lujo?", afirmaba, envalentonado, el funcionario en una exposición ante el Senado.



Durante su exposición, fue más allá y llamó a "cuidar los dólares para que se dirijan a las importaciones fundamentales y así mantener el proceso de industrialización" porque, advirtió, el "mayor riesgo" es que los mismos se "terminen malgastando en productos de consumo suntuoso".



Lo paradójico fue que, al final del mandato, las reservas terminaron al límite y las empresas sufrieron un feroz cepo a las importaciones que generaron trastornos incluso a las industrias, que tuvieron problemas para ingresar materias primas desde el exterior.



"Dólar turista"

El tema en discusión ahora es el porcentaje que se aplicaría en concepto de percepción. Como se mencionó, en un contexto de elevada inflación, un nivel del 20% podría quedar corto rápidamente.



Las proyecciones son variadas pero hay cierto consenso sobre la posibilidad de que el tipo de cambio se vaya atrasando. Rodolfo Santángelo, socio de Carlos Melconian, acaba es de los que prevé este escenario.


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