Rosario: una balacera se cobró la vida de una nena de 13 años y dejó dos chicos heridos

Los heridos tienen 13 y 14 años. Los detalles de un caso estremecedor.

Menos de una semana pasó hasta que la muerte se volvió a pasear por los pasillos y callejuelas de villa Banana, en Rosario. El jueves a la noche un grupo de chicos del barrio fue atacado a balazos por dos tira tiros en un callejón que corre a la altura de Lima al 2700, en el corazón del asentamiento.



En ese marco Soledad Gómez, de 13 años, recibió un balazo en la zona lumbar y su vida se apagó cuando era trasladada al Hospital de Emergencia Clemente Alvarez. A Celeste, de la misma edad, una bala le surcó la cara de oreja a oreja y le debieron dar 20 puntos de sutura. Y a Kevin, de 14 años, un tiro le impactó en la zona de la cintura dañándole varios órganos, por lo que quedó internado en estado reservado en el Hospital de Niños Víctor J. Vilela. "Esto no es de ahora, siempre es así. En villa Banana hay muchos traficantes, venden droga, mandan a matar, disparan desde lejos y asesinan a cualquiera. Siempre callamos, pero ahora nos mataron a mi sobrina", dijo aturdida por el dolor Yanina, la tía de la víctima fatal del brutal ataque. Un hecho del cual es difícil hallar antecedentes.



Una semana atrás, la noche del viernes 29 de marzo, Delia Beatriz Díaz, de 26 años y madre de tres niños, había sido acribillada con disparos de una pistola ametralladora en 27 de Febrero y Gutenberg, a sólo 300 metros del lugar donde mataron anteanoche a Soledad Gómez. "En este barrio los balazos no paran nunca. Hay tiros todos los días y parece que no va a mejorar", había anticipado un vecino frente al Distrito Municipal Oeste aquel día.



La lucha por el territorio



"Los que vinieron a tirarle a los chicos son pibitos de la zona de calle Gutenberg. Si esto tiene que ver con la piba (Delia Díaz) no lo sabemos, pero sí tiene que ver con los traficantes del lugar. Acá hay mucha gente vendiendo drogas en un espacio reducido. Tenés a los de «La banda de Pandu» y también a «Chamí», a «Julián», a «Bigote». En la zona de la curva (frente al Distrito Oeste, por 27 de Febrero) hay seis puntos de venta de drogas en una cuadra y media. Ya se pasan, es un abuso", se sinceró un vecino del barrio espantado por el crimen de Soledad.




"Acá los traficantes tienen todo, muchas armas, pistolas 9 milímetros, metras (por pistolas ametralladoras), silenciadores y además tienen poder. Hay pibitos del barrio, de 14 o 15 años, a los que les dan un arma y por una bolsa (dosis de cocaína), un par de fasos o 200 pesos te cagan a tiros", agregó otro residente de la villa.




"El barrio siempre fue bravo, pero lo es más en los últimos dos o tres años. A partir de ese momento los tiros son a todo hora. No hay un momento del día donde se esté tranquilo. Se cagan a tiros a la mañana, a la tarde y a la noche. Lo que pasa es que Banana es un barrio que no le importa a nadie. Nos tienen como si fuéramos la escoria. Si nos valoraran sacarían a los traficantes del barrio", explicó una mujer con muchos años vividos en el lugar.



Al analizar los dichos de esa mujer es imposible no ver en el homicidio de Javier Humberto Barquilla, perpetrado el 2 de febrero de 2015 a manos de "Pandu" y su gavilla, un punto de inflexión en la violencia en la villa. En el cuadrado delimitado por 27 de Febrero, pasaje Lejarza, Felipe Moré y bulevar Avellaneda se produjeron desde ese día 16 homicidios. Tres tuvieron como víctimas a mujeres (de 12, 13 y 26 años) y seis de las víctimas fatales tenían menos de 20 años. Banana se convirtió en un campo de tiro (ver recuadro).



Emboscados



Según contaron los vecinos, el jueves a las 23 estaban en un ancho pasillo que serpentea entre calle Lima al 2700 y Pascual Rosas, un grupo de chicos del barrio, todos menores de 16 años. Soledad vivía a unos 100 metros de allí, en Lima y la vía, y era parte de ese grupo. La nena, oriunda de San Lorenzo, había quedado al cuidado de una tía que vive en la villa. "El año pasado ella no fue a la escuela. Y ahora la anotamos en la de los Maristas (escuela "Marcelino Champagnat", de Rueda al 4400). Le hicieron un examen y le dio que tenía que hacer 6º grado. Ella ganó una de las dos becas que había entre los dos cursos de 6º y por eso estaba súper contenta", comentó su tía. Soledad tenía cinco hermanos y uno de ellos estaba en el grupo atacado. La nena iba a cumplir 14 años el próximo 25 de abril.



Pocos minutos después de las 23, al menos dos de los chicos que estaban con Soledad se ofrecieron a acompañarla hasta su casa. Y fue entonces que las detonaciones de armas de fuego sobresaltaron a los vecinos. "Dos pibes que venían por el pasillo desde Pascual Rosas comenzaron a disparar con pistolas 9 milímetros. Llegaron caminando, no en moto. Se escondieron y empezaron a disparar contra el grupo. Se escucharon como 30 balazos", explicó la tía de Soledad. Lo demencial del ataque no les dio tiempo a los pibes a reaccionar. Soledad recibió un fatal balazo en la espalda; a Celeste una bala le surcó la cara; y a Kevin un proyectil lo impactó en la cintura l.



Los vecinos llamaron a la policía y a la ambulancia. Y ayer se quejaron de que la policía tardó en llegar. Desde el Ministerio de Seguridad se precisó que el llamado al 911 "entró a las 23.33 y el primer móvil llegó al lugar a las 23.37". "La ambulancia nunca llegó", dijeron los vecinos.



A Soledad la trasladó en su utilitario el dueño de un almacén ubicado en la boca de entrada al pasillo, a unos 50 metros del lugar donde cayó malherida. Varios de los balazos impactaron en la fachada del comercio, en los vidrios de las ventanas y perforaron una exhibidora. "Cuando me trajeron la nena para que la llevara ya estaba muerta o agonizaba", dijo con amargura el hombre. A los otros dos nenes los llevaron en motos al Hospital de Niños Víctor J. Vilela.



Víctimas inocentes



"Los que dispararon estaban buscando a dos pibes que no integraban el grupo", explicó un hombre de la zona. "Buscaban a dos pibes de la banda de «Los cuatreritos» y parece que la piba muerta es prima de uno de ellos. Pero ella no tenía nada que ver con nada", relató otro vecino.



"Nosotros estamos solos. ¿Quién nos va a cuidar? ¿Quién nos asegura la noche? ¿La policía? Si es la que protege a los narcos. A ellos les pagan los narcos. Los traficantes se quieren quedar con el barrio y por eso nos cagan a tiros sin importarles nada. Cuando llamás a la policía por un tiroteo vienen, miran y se van. Ni se bajan del móvil", denunció la mujer.




"Yo no soy así, pero les «bato la cana» (los denuncio) porque mataron a mi sobrina y no me la devuelven más", agregó Yanina.




"Sólo contamos con la gente de la escuela Marcelino Champagnat (ver aparte), con los del comedor «La Ucha» (que hace 30 años funciona en el barrio), con la gente de Dignidad Cartonero (del Movimiento de Trabajadores Excluidos), con los pibes del emprendimiento que hace pan en la vía y Lima. El resto nos da la espalda, no existimos", recalcó Yanina.



El caso quedó en manos de la fiscal Marisol Fabbro, quien comisionó a efectivos de la Policía de Investigaciones (PDI) para que recabe testimonios ya que en la villa no existen cámaras de videovigilancia.



Fuente: La Capital



 


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