Politica Nacional

"Ningún Gobierno fue tan controlador como el kirchnerista"

El periodista Franco Linder habló con Infobae sobre su más reciente libro "Sexo, política y plata sucia", en el que vuelve a indagar sobre los aspectos más oscuros de la clase dirigente argentina


Sufrió algún tipo de
presión desde el Gobierno por escribir un libro en el que habla, entre otros
personajes, sobre la Presidente?


Las presiones siempre están, y se
aprende a convivir con ellas. Si le llevás demasiado el apunte a las presiones
tenés que dedicarte a otra cosa.


 


-Usted se ha
especializado en escribir sobre cuestiones personales de los políticos. ¿Quién
es el dirigente que más exhibe su vida privada en beneficio propio?


Martín Insaurralde con Jesica Cirio,
que me parece un caso extremo. Ella, más que esposa, es su jefa de campaña.
Pero lo que cuento en mi libro es que todo lo que Cirio dice en público sobre
él está prolijamente guionado, y también menciono quién es el guionista
contratado por Insaurralde.


 


-Como periodista ¿cuánto
costó ejercer la profesión durante el kirchnerismo? ¿Es realmente el período
más dificíl desde el regreso de la democracia, como aseguran algunos colegas?


No me animo a calificarlo como el
período más difícil, pero sí hay particularidades de este Gobierno que con los
anteriores no existían. Por ejemplo, es increíble que para ver a algún ministro
el tipo tenga que citarte casi a escondidas en algún lugar secreto, lejos de la
Casa Rosada, por temor a que alguien se entere de que habló con un periodista.
Ningún gobierno fue tan controlador en ese sentido.


 


-Una de las historias que
investiga es el robo en la casa de Sergio Massa en el 2013 por parte de un
prefecto. Según se desprende de su libro, el Gobierno estuvo detrás de ese
hecho. ¿Massa qué piensa?


Está comprobado que el prefecto Díaz
Gorgonio, que está preso por ese robo, era un agente del Gobierno, trabajaba en
la Dirección de Inteligencia Criminal. Massa siempre pensó que el robo no fue
casualidad y ahora se comprobó.


 


-Otros de sus
protagonistas es el vicepresidente Amado Boudou, cuyos escándalos parecen ya
olvidados de cierta manera. ¿Cómo ve su futuro a partir del 2016?


Lo veo complicadísimo porque se
manejó de manera muy desprolija, por decirlo de manera suave. Y tal vez sea el
chivo expiatorio para un futuro gobierno que no se anime a avanzar
judicialmente sobre la Presidente, pero sí sobre su segundo. Fijate que en el
menemismo la que más problemas judiciales tuvo después de dejar el poder fue
alguien como María Julia Alsogaray, que venía de otro lado, la Ucedé. De ahí
también viene Boudou. Entre peronistas por ahí hay otros códigos, difícil que
se persigan entre ellos, pero quienes vienen de otros lados están más expuestos
y terminan pagando.


-¿Sufrió algún tipo de
presión desde el Gobierno por escribir un libro en el que habla, entre otros
personajes, sobre la Presidente?


Las presiones siempre están, y se
aprende a convivir con ellas. Si le llevás demasiado el apunte a las presiones
tenés que dedicarte a otra cosa.


 


-Usted se ha
especializado en escribir sobre cuestiones personales de los políticos. ¿Quién
es el dirigente que más exhibe su vida privada en beneficio propio?


Martín Insaurralde con Jesica Cirio,
que me parece un caso extremo. Ella, más que esposa, es su jefa de campaña.
Pero lo que cuento en mi libro es que todo lo que Cirio dice en público sobre
él está prolijamente guionado, y también menciono quién es el guionista
contratado por Insaurralde.


 


-Como periodista ¿cuánto
costó ejercer la profesión durante el kirchnerismo? ¿Es realmente el período
más dificíl desde el regreso de la democracia, como aseguran algunos colegas?


No me animo a calificarlo como el
período más difícil, pero sí hay particularidades de este Gobierno que con los
anteriores no existían. Por ejemplo, es increíble que para ver a algún ministro
el tipo tenga que citarte casi a escondidas en algún lugar secreto, lejos de la
Casa Rosada, por temor a que alguien se entere de que habló con un periodista.
Ningún gobierno fue tan controlador en ese sentido.


 


-Una de las historias que
investiga es el robo en la casa de Sergio Massa en el 2013 por parte de un
prefecto. Según se desprende de su libro, el Gobierno estuvo detrás de ese
hecho. ¿Massa qué piensa?


Está comprobado que el prefecto Díaz
Gorgonio, que está preso por ese robo, era un agente del Gobierno, trabajaba en
la Dirección de Inteligencia Criminal. Massa siempre pensó que el robo no fue
casualidad y ahora se comprobó.


 


-Otros de sus
protagonistas es el vicepresidente Amado Boudou, cuyos escándalos parecen ya
olvidados de cierta manera. ¿Cómo ve su futuro a partir del 2016?


Lo veo complicadísimo porque se
manejó de manera muy desprolija, por decirlo de manera suave. Y tal vez sea el
chivo expiatorio para un futuro gobierno que no se anime a avanzar
judicialmente sobre la Presidente, pero sí sobre su segundo. Fijate que en el
menemismo la que más problemas judiciales tuvo después de dejar el poder fue
alguien como María Julia Alsogaray, que venía de otro lado, la Ucedé. De ahí
también viene Boudou. Entre peronistas por ahí hay otros códigos, difícil que
se persigan entre ellos, pero quienes vienen de otros lados están más expuestos
y terminan pagando.


 


Crédito: Bloomberg


-¿Sufrió algún tipo de
presión desde el Gobierno por escribir un libro en el que habla, entre otros
personajes, sobre la Presidente?


Las presiones siempre están, y se
aprende a convivir con ellas. Si le llevás demasiado el apunte a las presiones
tenés que dedicarte a otra cosa.


 


-Usted se ha
especializado en escribir sobre cuestiones personales de los políticos. ¿Quién
es el dirigente que más exhibe su vida privada en beneficio propio?


Martín Insaurralde con Jesica Cirio,
que me parece un caso extremo. Ella, más que esposa, es su jefa de campaña.
Pero lo que cuento en mi libro es que todo lo que Cirio dice en público sobre
él está prolijamente guionado, y también menciono quién es el guionista
contratado por Insaurralde.


 


-Como periodista ¿cuánto
costó ejercer la profesión durante el kirchnerismo? ¿Es realmente el período
más dificíl desde el regreso de la democracia, como aseguran algunos colegas?


No me animo a calificarlo como el
período más difícil, pero sí hay particularidades de este Gobierno que con los
anteriores no existían. Por ejemplo, es increíble que para ver a algún ministro
el tipo tenga que citarte casi a escondidas en algún lugar secreto, lejos de la
Casa Rosada, por temor a que alguien se entere de que habló con un periodista.
Ningún gobierno fue tan controlador en ese sentido.


 


-Una de las historias que
investiga es el robo en la casa de Sergio Massa en el 2013 por parte de un
prefecto. Según se desprende de su libro, el Gobierno estuvo detrás de ese
hecho. ¿Massa qué piensa?


Está comprobado que el prefecto Díaz
Gorgonio, que está preso por ese robo, era un agente del Gobierno, trabajaba en
la Dirección de Inteligencia Criminal. Massa siempre pensó que el robo no fue
casualidad y ahora se comprobó.


 


-Otros de sus
protagonistas es el vicepresidente Amado Boudou, cuyos escándalos parecen ya
olvidados de cierta manera. ¿Cómo ve su futuro a partir del 2016?


Lo veo complicadísimo porque se
manejó de manera muy desprolija, por decirlo de manera suave. Y tal vez sea el
chivo expiatorio para un futuro gobierno que no se anime a avanzar
judicialmente sobre la Presidente, pero sí sobre su segundo. Fijate que en el
menemismo la que más problemas judiciales tuvo después de dejar el poder fue
alguien como María Julia Alsogaray, que venía de otro lado, la Ucedé. De ahí
también viene Boudou. Entre peronistas por ahí hay otros códigos, difícil que
se persigan entre ellos, pero quienes vienen de otros lados están más expuestos
y terminan pagando.


 


-En el capítulo
"Changas para el juez Garzón", cuenta que el ex magistrado español
tiene tres cargos en Argentina, y revela todos los detalles de una muy oscura
designación. ¿Le queda claro por qué Cristina Kirchner lo repatrió? ¿Cuánto
dinero se lleva por més por su trabajo en nuestro país?


Lo que cuento es que a Baltasar
Garzón le dieron un cargo como asesor en el Congreso y dos cargos simultáneos
en el Ministerio de Justicia de los que el Gobierno nunca informó, y todo por
iniciativa de la Presidente. En total se lleva arriba de 100.000 pesos por mes,
aunque no sé cómo se reparte los horarios para hacer tres cosas a la vez. Las
dos designaciones en el Ministerio de Justicia además se dieron en un momento
en que la atención pública estaba enfocada en otro lado, porque era el famoso
7-D del Gobierno contra Clarín que no prosperó. Ese día lo designaron, el 7 de
diciembre del 2012. La Presidenta está embelesada con la pátina progre que le
da un personaje como Garzón, por más que en España lo hayan destituido de su
cargo de juez.


 


-Otro juez sospechado es
el foco de una de sus investigaciones, Eugenio Zaffaroni, específicamente por
el tema de sus departamentos donde se ejercía la prostitución. En su opinión,
¿Zaffaroni sabía lo que estaba pasando en sus propiedades?


Seguro que sabía, porque su mano
derecha, Ricardo Montivero, era quien manejaba esos alquileres. Y recordá que
Montivero asumió su culpa en esta historia cuando pagó una multa ante la
Justicia para que la causa se cerrara, y allí se declaró culpable de haber
infringido la Ley de Profilaxis. Para el libro hablé con una actriz porno, Ana
Touché, que alquilaba uno de esos departamentos y que me reveló que en ese
lugar le ofrecían protección contra la policía, o sea que el nombre de
Zaffaroni habría funcionado como garantía para que la policía no clausurara el
lugar ni le pidiera la típica coima.


 


-Una de las cosas que me
llamó la atención de su libro es que más allá de lo interesante de las
historias, la escritura siempre es precisa, cómica y punzante. ¿Cuánta
importancia le da al estilo en sus textos? ¿Hay algún periodista en particular
que admire?


Siempre trato de que el texto sea
fácil de leer, que fluya, y que también tenga sentido del humor e ironía cuando
la situación lo amerita. Creo que ese es mi sello. Y admiro la pluma de
muchísimos colegas, por ejemplo Verbitsky, Carlos Pagni o Darío Gallo.


 


-Por último, le quiero
preguntar por otra de las personas que aparecen en su libro, Marcelo Tinelli.
En los últimos días se habló de que podría ser candidato a gobiernador
bonaerense por el oficialismo. ¿Lo ve factible eso?


No lo veo factible en el corto plazo,
pero sí en el mediano. Tinelli se cansó de depender de la voluntad de los
políticos para poder ampliar sus negocios. Lo que le pasó con el Fútbol para
Todos, cuando Máximo Kirchner a último momento le bajó el pulgar, le sirvió de
lección. Y se dio cuenta de que por ahí tiene los votos necesarios para estar
del otro lado del mostrador, para ser él quien en un futuro imponga las
condiciones desde la política.


 


"Sexo, política y plata
sucia", de Franco Linder (Planeta).


 

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