Politica Nacional

Los gremios sciolistas se ilusionan con volver a manejar la caja de las obras sociales

Entre los sindicalistas está desatada la pelea por ver quién quedará como interlocutor válido de Daniel Scioli si gana la Presidencia. Los "independientes" quieren a José Luis Lingeri en la Superintendencia de Salud


Con las semanas, Daniel Scioli fue armando un discurso que incluye varios hits del cancionero sindical. Promete, aunque sin detenerse en precisiones, que si es Presidente impulsará una ley para eliminar el impuesto a las Ganancias y el IVA para los jubilados. Pero básicamente entusiasma a los gremios con su palabra de privilegiar el modelo sindical tradicional, incluido el sistema de obras sociales.


El sindicalismo que lo acompaña se ilusiona con que quizás sea cierto después de todo recuperar el protagonismo perdido durante el tiempo kirchnerista. La presunción se hace inevitable al ver el lugar de relieve que el bonaerense reservó a los gremios para el tramo final de la carrera a la Rosada.


En cualquier caso, hoy está por completo desatada la pelea por ver quién o quiénes quedan como los interlocutores válidos de Scioli en el campo sindical, si gana la Presidencia.


Parece una puja condenada a un desgaste inútil. Porque en el horizonte asoma como impostergable un proceso de unidad que culminaría con la consagración de una sola CGT, de la que van a surgir nuevos liderazgos. Pero el nonato sciolismo sindical busca dirimir sus entredichos ya.


Una de las esquinas es ocupada por quienes siguen al metalúrgico Antonio Caló, jefe de la CGT kirchnerista; central en vía de extinción. Como sea, el hombre de la UOM se las ingenió para despojarse de su uniforme de soldado de Cristina y, prontamente, hacerse un lugar en el entorno del postulante naranja. De hecho, preside la Mesa Sindical Scioli Presidente. Ya le hizo saber a "Daniel" que, si hay final feliz, su colaboración tendrá un precio: el Ministerio de Trabajo.


En el otro rincón, están plantados los "independientes": Gerardo Martínez (Uocra), Andrés Rodríguez (UPCN) y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), que son punta de lanza de la reunificación gremial. Mantienen buenas relaciones con la central de Hugo Moyano y, en las PASO de agosto, acertaron la doble combinación del FpV: Scioli a la Presidencia y Aníbal Fernández como gobernador.


No lo explicitan al estilo Caló, pero se sabe que este grupo ambiciona la Superintendencia de Salud para que la maneje Lingeri, un área que ese dirigente conoce al dedillo desde su paso como funcionario de la ex Anssal durante el gobierno menemista.


Se trata de un lugar estratégico para el mundo sindical, mucho más sin fueran ciertas lasversiones que anticipan que Scioli, de ganar, devolvería a los gremios el control de la recaudación, después de que la Presidenta se los quitara.


En la pulseada, nadie cede un tranco de pollo: el ministro de Salud, Daniel Gollán, presentó estos días un programa de articulación del sector público de la salud y la seguridad social. Caló y Lingeri, codo a codo, ocuparon la primera fila en la sede del Instituto de Investigación Sanitaria de la Seguridad Social. Se anunció que la iniciativa estimulará la compra conjunta de medicamentos (Estado y obras sociales) para abaratar costos.


"Nosotros somos sobrios, jamás vamos a pedirle a Scioli en plena campaña que nos asegure puestos de gobierno", señaló a Infobae un gremialista que se recuesta con los independientes y que está en comunicación constante con Carlos Quartango, ministro de Trabajo de Scioli, en la Provincia.


"Me dice que Scioli ya está advertido de la voracidad de Caló", manifestó el vocero, aunque aclarando que "Lingeri tiene las condiciones que se requieren para manejar las políticas de las obras sociales", que en la Argentina hoy dan cobertura de salud a unas 12 millones de personas.


La sobreactuación de Caló como sciolista irrita a muchos. Anticipa eventuales medidas de gobierno y las celebra, aunque eso signifique descalificar al kirchnerismo del que ahora parece renegar. Su gran aliado es el taxista Omar Viviani, otro que también teme que la unidad lo saque de su zona de confort.


Mientras, Scioli sigue de cosecha. Ayer recibió en su búnker porteño del Banco Provincia a una comitiva de la CTA combativa, encabezada por Pablo Micheli. Gestionó el encuentro el senador oficialista Miguel Pichetto, de fluido contacto con la filial Río Negro de esa central. Micheli concluyó la entrevista con una sonrisa.


"Qué bueno verte Pablo, vos sos un luchador de la vida", le dijo de arranque el candidato al sindicalista, que tiempo atrás superara graves problemas de salud. Micheli le enumeró todos los ítems que la administración K siempre desoyó y que lo llevaron a participar en los cinco paros contra Cristina. También cargó en esa bolsa sus quejas por la falta de reconocimiento oficial a la CTA.


¿Se entusiasmó Micheli? "Entusiasmo no, pero esperanza sí... Scioli está muy receptivo. Después de 12 años de guerra, se valora que el candidato del oficialismo busque el diálogo", reconoció a Infobae el dirigente gremial, que hasta acá se ha mantenido prescindente en la contienda electoral.


Los gremios del transporte, en cambio, siguen con mal gusto de boca por su reciente entrevista con Scioli, que los atendió a las apuradas, casi de compromiso. Ratificaron que el miércoles harán un plenario en la UTA para presentar un documento preelectoral de "tono social", que se titulará Paz, Pan y Trabajo, el eslogan que se le ocurrió al extinto Saúl Ubaldini en los primeros años 80.


Durante la semana, dos auténticos dinosaurios renovaron mandato, vía listas únicas: uno fue Moyano, que al final optó por cuatro años más en Camioneros, aunque su cabeza esté en Independiente. El otro que esperó los resultados fumando en pipa fue Rafael Mancusso, titular de la filial porteña de Luz y Fuerza.


No la tuvo tan fácil el líder del gremio de la Alimentación, Rodolfo Daer, que en una elección de delegados en la empresa Kraft Foods logró imponerse a las listas de la izquierda, expresiones que llevaron la voz cantante durante el conflicto laboral de casi dos meses que se produjo allí hace tres años, con la Panamericana cortada día de por medio. "Se probó que a los zurdos se les gana con militancia y con votos, no con patadas en el culo", dijo a este medio un vocero de la Alimentación. Teléfono para Ricardo Pignanelli, jefe del SMATA.


El que arde por estos días con el teléfono es Gerónimo Momo Venegas, el único sindicalista que apoya a Mauricio Macri desde la superficie. Llama prolijamente a todos sus colegas para invitarlos al emplazamiento del primer monumento a Perón en la Ciudad de Buenos Aires, frente a la Aduana, el 8 de octubre, día del cumpleaños del General. Se descuenta que habrá un faltazo en masa.





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