Corrupción K: cómo era el búnker de la calle Rivera

Caja fuerte en baño blindado y auto de flota presidencial. Así era la oficina de Daniel Muñoz. La causa de los cuadernos del chofer Oscar Centeno permitió conocer cómo funcionaba el mecanismo de recaudación ilegal por parte del Gobierno K y quienes eran los empresarios que pagaban esas coimas.

Ahora, una causa derivada de ese expediente, conocida como “Cuadernos – Muñoz”, está arrojando luz sobre la ruta del dinero de aquella recaudación ilegal. Entre los múltiples allanamientos que se hicieron en esa causa, uno de los más relevantes fue el que se llevó a cabo en la calle Pedro Rivera 5761, en Villa Urquiza. Allí funcionaba la oficina de Daniel Muñoz, donde se entregaban enormes sumas de dinero en efectivo para invertir en inmuebles y negocios.



El edificio era un verdadero búnker. Tenía las puertas y las ventanas blindadas y además estaban espejadas para que no se pueda ver desde la vereda. Cuando allanaron el lugar, la policía no pudo derribar la puerta. Incluso, relataron testigos a Noticias, un policía cruzó a una obra en construcción que está enfrente, para pedir una maza a los albañiles. Probaron con eso y tampoco funcionó. Al final tuvieron que entrar por un costado. La puerta de entrada no era lo único con alta seguridad. Lo que más llamó la atención de los policías fue que había un baño que también tenía la puerta blindada y que adentro había un armario que en su interior contenía una caja fuerte. No es la primera vez que se lee sobre cajas fuerte en baños K. Ya había sucedido con la ex ministra de Economía Felisa Miceli, cuando se encontró un bolo con dólares en su baño. El ministro de Planificación Julio De Vido también tenía una caja fuerte muy cerca del toilette.



El búnker de la calle Rivera fue mencionado por primera vez por Elizabeth Ortiz Municoy, la broker inmobiliaria que compraba los inmuebles para Muñoz en Estados Unidos. “No me acuerdo de la dirección exacta pero sé llegar”, le dijo a los investigadores. El problema era que Ortiz Municoy estaba detenida y resultaba engorroso salir a recorrer la ciudad con una detenida de una de las causas de corrupción más relevante de los últimos años. La opción fue ubicar el inmueble por Google Map y luego recorrer las calles con la herramienta “Street View”. La idea funcionó y así ubicaron el búnker.



Escondite. La oficina que montó Muñoz sobre la calle Rivera tenía las puertas blindadas y un dato llamativo: había caja fuerte al lado del inodoro.

Luego, a lo largo de las demás declaraciones indagatorias y testimoniales se sumó más información acerca de ese lugar que se había mantenido en secreto durante más de 10 años y que era utilizado por el ex secretario de Néstor Kirchner, Daniel Muñoz, para distribuir el dinero ilegal obtenido de las coimas que pagaban los empresarios.



Un personaje relevante en la ruta del dinero es Sergio Todisco, ex esposo de la Broker Elizabeth Ortiz Municoy. Estuvieron casados hasta agosto de 2014 y cuando se separaron, ella se quedó con las operaciones inmobiliarias del matrimonio Muñoz-Pochetti. En su declaración, Todisco cuenta algunos detalles sobre cómo era la dinámica en el búnker de la calle Rivera. “Concurríamos a Pedro Rivera, inmueble al que ingresábamos por el garaje, y allí presentábamos proyectos inmobiliarios y propiedades. Al inmueble siempre fui con mi ex mujer. Retirábamos el dinero de a 500.000 dólares aproximadamente, contenidos en bolsos. La mayor cantidad de dinero que transporté fueron 2 millones de dólares”, relató.



Luego de retirar el dinero, Todisco solía usar financieras para sacar el dinero del país. “Fuimos a La Moneta, Jonestur, Financlass, y Alhec. Esas cuatro fueron las que más se trabajó. A veces se tardaba 90 días en que llegue la plata”, detalló. Una vez que llegaba el dinero al exterior, avanzaban en la compra. “El Regalia valía 10 millones de dólares, el grande de Nueva York –en referencia al departamento del Plaza Hotel– 13 millones y el CVS 12 millones”, describió. La referencia al CVS es porque en Miami, Muñoz compró un local comercial que se lo alquila a la cadena de farmacias CVS. Todisco, en su declaración agregó algo más que ilustra cómo era aquella relación entre el ex secretario de Kirchner y sus asesores inmobiliarios. “Muñoz jamás dijo cuál era el origen del dinero. Me decía que tenía empresa de transporte de combustibles, y otras empresas.Yo no soy de la AFIP”, se excusaba Todisco.



Farmacias. Otro personaje de la trama que relata escenas en el búnker de la calle Rivera es Carlos Temistocles Cortez, un empresario que invirtió en un cadena farmacéutica en Río Gallegos que luego expandió por toda la patagonia. La cadena se llama Autofarma y fue fundada por los hermanos Rubén y Daniel Llaneza. En 2010, Muñoz contacta a Cortez y le ofrece sumarse al negocio. Cortez lo relata así: “Después de varias reuniones llegamos a un acuerdo de venderle (a Muñoz) el 50% de tres de las varias sociedades que componían el grupo que representaba aproximadamente el trece por ciento del total de nuestro negocio por un monto de tres millones de dólares. Llegado el momento de concretar el negocio, el Sr. Muñoz nos comunica que las acciones estarían a nombre de un tercero, lo cual fue un tema de discusión, pero cuando nos dijo que la participación accionaria estaría a nombre de Carolina Pochetti, aceptamos porque la conocíamos de hacía muchos años. Carolina había sido esposa de Guillermo Almaraz, amigo nuestro por haber sido Disc Jockey en una discoteca que se llamaba “Gangster” propiedad de los Llaneza y mía. Muñoz me entregó los tres millones de dólares en su oficina de la calle Rivera en esta ciudad, en varias entregas sucesivas, a lo largo de unos meses y siempre en efectivo”.



Este no fue el único negocio que hicieron juntos. Cortez es investigado por ser parte del grupo que ayudó a Muñoz a armar la estructura de sociedades offshore para expandirse por el mundo y enviar dinero a Suiza y Seychelles.



Autos. En la declaración de Carolina Pochetti también hay detalles sobre las oficinas. “Antes de su muerte, Daniel supo tener varios autos de colección que luego fue vendiendo. Quedó sólo uno, que era el que estaba en el garaje de las oficinas de Rivera”, declaró. El auto de colección al que se refieren es a un Ford T, modelo 1929, que está registrado a nombre de la propia Pochetti. Ese no era el único auto de colección que se encontró en el allanamiento.También había otro auto que tuvo un valor simbólico mucho más importante para Muñoz: el Volkswagen Passat patente EDI959 que fue el primer auto presidencial en el que anduvo Néstor Kirchner en 2003. NOTICIAS muestra en esta edición una foto del auto presidencial mientras era usado por Kirchner y la imagen del expediente en la que se ve el auto en la cochera de la calle Rivera.



Colección. En el búnker de Muñoz había un Ford T, modelo 1929, registrado a nombre de Carolina Pochetti. También estaba el primer auto presidencial de Kirchner. El ex secretario de Néstor compró este Volkswagen Passat porque tenía un alto valor simbólico para él.

Alquileres. El búnker tiene dos pisos de cocheras que se alquilaban a los vecinos del barrio. NOTICIAS habló con algunos de los clientes que guardaban sus autos ahí y todos coincidieron en que no sabían que el lugar pertenecía al secretario de Kirchner. Se enteraron el día del allanamiento. Lo que sí destacaban era que el alquiler era muy barato.



Cuando Muñoz llegó al lugar, el inmueble tenía solo dos pisos. Él le construyó un tercero y alquiló toda la planta alta para vivienda. Los administradores del lugar eran Fausto Machado, durante los primeros años y luego un joven llamado Mauro Profético (ver recuadro).



El lugar fue comprado por Muñoz en 2007 y fue inscripto a nombre de Madaco SA, la sociedad que tenía Muñoz junto con Víctor Manzanares, el contador de los Kirchner. El búnker fue pensado y modificado por Muñoz a pedido suyo. El encargado de la obra fue el arquitecto Juan Carlos Olmi. Cuando murió Muñoz, Pochetti no quiso visitar más el lugar y de a poco fueron deshaciéndose de todo. El día del allanamiento no encontraron plata en el lugar. La caja fuerte del baño estaba abierta y sin un peso.



Hoy el lugar está abandonado y con las fajas de seguridad de la Policía Federal y de la Policía Metropolitana que indican que está clausurado Solo se utilizan los tres departamentos del primer piso donde siguen viviendo familias (las puertas de esos departamentos también son blindadas).



Aquel lugar donde circularon millones de dólares de la corrupción es hoy apenas una mole de cemento vacía y desordenada. Solo hay libros y papeles desparramados por todo el piso que registran movimientos de otros tiempos. Entre esos papeles hay documentos de la Agencia Gubernamental de Control de la Ciudad de Buenos Aires y anotaciones que lo acompañan, por ejemplo: “Eduardo (inspector) $ 50.000”. ¿Qué significará? Incógnitas del búnker de la calle Rivera.


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