Comodoro : de los nueve homicidios del año aún quedan tres sin esclarecer

En Comodoro Rivadavia cada 15 días hay un homicidio. Ese es el promedio que se registra en la ciudad ya que en los 135 días que van de 2018 hubo 9 homicidios dolosos, de los cuales no se han podido esclarecer tres hasta el momento. La tasa de homicidios es similar a la que se mantiene los últimos ocho años.

Comodoro Rivadavia continúa manteniendo su alta tasa de homicidios desde los últimos ocho años, ya que registra 9 homicidios en 2018, lo que da un promedio de uno cada quince días. Desde 2010 se produjeron en Comodoro 223 asesinatos, lo cual representa un promedio de 27,87 muertes por año; es decir que ocurren dos homicidios cada 30 días. De los 21 crímenes que se produjeron el año pasado, cuatro quedaron impunes.



En lo que va de este año, de los 9 homicidios tres aún no han podido ser esclarecidos. Se trata de las muertes violentas de Juan Trocoso, al que balearon en las 1008 Viviendas; el petrolero de Laprida Pablo Rivera y el canillita Sergio Omar Nahueltruz.



El primer homicidio del año fue el de Ismael Martínez, un peón de 57 años que murió el 2 de febrero en el intento de defender el buen nombre de su hermana cuando compartía bebidas con otros tres hombres en Kilómetro 12. Según la investigación de la Fiscalía, en un momento dado se habría producido una discusión y posterior pelea con Hernán Antisoli, quien habría agredido a Martínez con un botellazo en la cabeza y también le habría provocado cortes en su muñeca derecha. La autopsia determinó que los cortes en la muñeca le provocaron un desangramiento.



Antisoli fue señalado como el agresor, fue detenido e imputado por homicidio simple, tras lo cual se le dictó prisión preventiva. Desde la apertura de la investigación, su defensa cuestionó la calificación de la Fiscalía porque entendía que no correspondía la de homicidio simple, sino que por las características del hecho debía encuadrarse en un homicidio preterintencional. Es decir que el autor no se representó el resultado muerte al agredir a la víctima.



Con ese cambio de calificación que finalmente obtuvo el abogado Mauro Fonteñez, se llegó a un acuerdo con la Fiscalía para que bajo juicio abreviado se fijara una pena de cumplimiento condicional. El acuerdo ha sido puesto a consideración del juez Jorge Odorisio.



ESTRANGULADA Y PRENDIDA FUEGO



Otro caso que conmocionó a la opinión pública se registró el lunes 5 de febrero: el femicidio de María Soledad Arrieta. Su asesino primero la redujo a golpes y después le colocó un lazo metálico alrededor del cuello intentando estrangularla, para finalmente prenderla fuego en la cama tras rociarla con algún acelerante. Después cerró la puerta de la habitación donde ella dormía –en el quincho trasero de la vivienda de su expareja en el barrio Amaya–. La combustión fue rápida y le ocasionó daños irreversibles en su cuerpo que terminaron con su vida.



Por este hecho Gustavo Cervera, su expareja y padre de sus tres hijos, fue detenido como principal sospechoso. Él alega su inocencia y dice que en el momento del hecho estaba con sus hijos andando en bicicleta.



Febrero fue un mes violento porque el 19 Juan Ignacio Troncoso fue baleado en su tórax frente al edificio 49 del barrio 30 de Octubre y murió luego de ser hospitalizado. Ya lo habían baleado dos veces en ese mismo complejo habitacional. El 18 de marzo de 2017 le habían pegado un tiro en una pierna y él le relató a la policía que se trató de una bala perdida. El 10 de diciembre de 2012 lo habían baleado en ambas piernas y en un glúteo. Esa vez no quiso denunciar el ataque y todo hacía presumir que se trataba de un ajuste de cuentas, el mismo móvil sobre el que trabajan los investigadores que aún no han podido identificar al autor del tercer homicidio registrado este año.



El cuarto homicidio del año ocurrió el domingo 8 de abril a las 23, cuando Abelardo Liempis (25) fue asesinado de una puñalada en el cuello por el carnicero del almacén “Daniela”, Kevin Martínez (23), negocio ubicado en la calle Código 475, número 219 del barrio Mario Abel Amaya.



Según se investiga, el carnicero habría salido en defensa de su empleador, quien discutía con la víctima en el exterior del local. El carnicero continúa con prisión preventiva e imputado de homicidio.



SECUESTRO, TORTURA Y MUERTE DE UN MENOR



El quinto homicidio del 2018 fue el de Alan Nahuelmilla, privado de su libertad y torturado hasta morir por un robo que sufrió Marcelo Ibáñez. Fue hasta ahora quizás el más violento de los últimos años en hechos de sangre, algo nunca visto en la jurisdicción de Comodoro Rivadavia según el juez Alejandro Soñis.



Los hermanos Marcelo (35), Ángel (33), Sebastián (26) y Kevin Ibáñez (19) están detenidos como coautores de la “privación ilegal de la libertad agravada por haber sido cometida contra un menor, por las lesiones graves causadas a una de las víctimas, por la pluralidad de partícipes y por la muerte de una de las víctimas, en calidad de coautores”, arriesgando la pena más gravosa del Código Penal: prisión perpetua.



Al chico lo secuestraron y lo torturaron por al menos cuatro horas hasta ser arrojado moribundo frente a la casa de su tío en el barrio Máximo Abásolo. A su otro compañero le cortaron una oreja con un alicate y lo torturaron durante 8 horas.



EL HOMICIDIO DEL PESCADOR



El 22 de abril a la 5 el pescador Gustavo Fozziano fue asesinado de un corte en el cuello y de un disparo en proximidades del refugio “La Horqueta” en las playas de Rocas Coloradas. La fiscalía imputó por el homicidio a Nicolás Núñez y a Claudio Hernández, quienes junto a dos personas más agredieron a otros pescadores que pernoctaban en un rústico refugio.



Al escuchar ruidos Fozziano se levantó e ingresó al refugio en busca de detener la agresión, momento en que sin mediar palabra y con claras intenciones de provocarle la muerte Núñez le provocó una herida punzocortante en el maxilar derecho de la víctima y posteriormente un disparo con arma de fuego.



Fozziano se desangró y murió en el camino cuando sus familiares y amigos intentaron hospitalizarlo.



Hernández sacó del lugar a Núñez, por lo que se le achaca participación necesaria en el delito, por lo que ambos permanecen detenidos bajo prisión preventiva.



EL CRIMEN DEL MARINO



El domingo 29 de abril se produjo la muerte violenta de Héctor Hugo Molina Escobar, un suboficial de la Armada que estaba en comisión en Comodoro Rivadavia y que no conocía la zona de la ladera del Cerro Chenque en donde cayó y murió, según investiga la Fiscalía, cuando huía de un intento de robo por parte de Elías “Plumita” Maldonado.



A las 6:05 se vio a la víctima salir de “La Cabaña” con tres sujetos que habría conocido en el lugar, pasaron por un cajero y fueron a beber a la zona alta del Balcón del Paraíso en el interior de un vehículo. En ese momento apareció Maldonado, quien le abrió la puerta del automóvil, tomó del cuello a Molina Escobar y lo increpó diciéndole: “vos sos vigilante”.



El marino se asustó y salió corriendo, perseguido por el imputado con un arma de fuego. Un tercer integrante del grupo salió detrás de ellos cuando Maldonado volvió y le dijo: “solamente le quería tirar un tiro, me quería hacer del celular”. La víctima cayó por un barranco de 23 metros produciéndose su deceso por múltiples fracturas en el tórax y en el cráneo. La fiscalía pidió formalizar el hecho como “homicidio en ocasión de robo”.



IMPUNIDAD EN LAPRIDA



El octavo homicidio del año fue el de Cristian Alejandro Rivera, el trabajador petrolero de 35 años que apareció envuelto en sábanas el 3 de mayo a la tarde en el interior de su habitación. La Policía y la Fiscalía aún no han podido develar la identidad del o los asesinos que habrían ingresado por una ventana de su habitación que estaba abierta. El 13 de febrero, Rivera y su familia ya habían sido asaltados en la misma vivienda justo en el momento en que volvían de una fiesta.



Tampoco tiene hasta el momento personas detenidas el homicidio de Sergio Omar Nahueltruz, el canillita que fue asesinado entre el jueves y el lunes pasado en su vivienda de la extensión del barrio Abel Amaya. En el último mensaje que le había enviado a su vecina, advertía que se había peleado con sus amigos diarieros. Cuando lo encontraron tenía seis puñaladas en su pecho y le faltaban el teléfono celular, los documentos y las llaves de la casa.



El Patagonico


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