Horror en Deseado: a seis meses del asesinato de Santino

“No podemos más con nuestra tristeza”, dijo el padre. Fue el 20 de febrero. Tenía 4 años. También violaron a su madre. “Otro gran dolor es que hace 5 meses que por la pandemia no podemos ir al cementerio”, agregó.

El asesino se suicidó un mes después. “No podemos más con nuestra tristeza. Pero no nos queda otra que seguir adelante.



María sigue cómo puede, con todo su dolor a cuestas. Cada fecha, cada día el dolor es más grande”, le dijo a Clarín Celso Subelza, el papá de Santino el chico asesinado en Puerto Deseado la tarde del 20 de febrero de este año. Antes habían golpeado y violado a su madre.



Juntos paseaban por Punta Cavendish, una playa ubicada a pocos kilómetros del casco céntrico de la ciudad cuando fueron sorprendidos por dos hombres. Tras golpear y violar a la madre, mataron al chico de 4 años porque “había visto todo y podía delatarlos”.



El hecho conmocionó al país. A medio año de lo que fue el horror en Puerto Deseado, Celso le confesó a Clarín otro motivo para hacer más grande aún su tristeza: “No podemos visitar la tumba del nene desde que se desató la pandemia porque no nos dejan pasar de una provincia a otra. Es algo que no se puede soportar no poderle llevar siquiera una flor”.



Celso y María, su esposa viven en Rosario de la Frontera, un pueblo de Salta. El cuerpo de Santino está en el cementerio de Benjamín Paz, una localidad tucumana. Las “fronteras” provinciales están cerradas por el coronavirus y eso les impide a los papás poder reencontrarse siquiera, con el recuerdo de su hijo en el cementerio.



María, de 44 años, había viajado a Puerto Deseado para visitar a otro hijo que vive en esa ciudad de Santa Cruz donde tiene una carpintería. Previamente, pasó por Buenos Aires para ver a su otra hija. Era el fin semana de carnaval.



La tarde trágica su hijo la llevó a la zona de las playas para pasear un rato con el nene. Quedaron en que más tarde la pasaba a buscar. Mientras caminaban por el lugar que tiene altos acantilados y muchas rocas, dos hombres los sorprendieron. Presuntamente para robarle el celular.



Pero pasó lo peor: los llevaron entre las rocas y allí violaron a la mujer a la que también golpearon. Como la creyeron muerta, la dejaron en el lugar y se llevaron al chico. Pensaron que podía delatarlos. Lo mataron a golpes y dejaron el cuerpo a orillas del mar para que la marea lo arrastre. Pero eso no ocurrió. La investigación fue rápida y a las pocas horas ambos fueron detenidos.



Alvarado, en un edificio abandonado conocido como “La Fabela”. Al menor, lo entregó su propio padre que regresó rápidamente de una mina donde se encontraba trabajando.



Hubo un hecho escalofriante: después de violar a la mujer y matar al chico, Alvarado se refugió en “La Fabela”, un edificio abandonado habitado tanto por gente trabajadora como por delincuentes. Se encontró con algunos amigos y cruzó a un comercio a comprar vino.



Quedó registrado en las cámaras de seguridad. “La ayuda para nuestros corazones es que la gente nos acompaña. Nos manda permanentemente mensajes de aliento.



Pero esto es una lucha de todos los días. Siempre hay algo que nos recuerda a Santino y eso es difícil se sobrellevar. Pero no queda otra que seguir adelante”, continuó Celso quien dialogó con Clarín desde Rosario de la Frontera, un pueblo de 20 mil habitantes ubicado en el noroeste de la provincia de Salta.



La historia de este hecho horrendo continuó con el suicidio de Alvarado, de 33 años. Se ahorcó en un calabozo de Caleta Olivia, el 20 de marzo, justo a un mes de haber cometido la violación y el crimen.



El menor, que tiene 17 años está recluido en un instituto de menores de Buenos Aires, donde fue trasladado desde Río Gallegos después de una manifestación de vecinos que repudiaron su presencia en la capital santacruceña.



Oldemar Villa, juez de la causa le dijo a Clarín que el fiscal pidió una ampliación de la declaración indagatoria lo cual se posterga por la pandemia. Está acusado de ser partícipe necesario de tentativa de homicidio en el caso de la mujer y de homicidio en el caso de Santino. “En cuanto tenga la mayoría de edad, iremos al juicio oral”, agregó Villa.



Después del hecho, la comunidad de Puerto Deseado realizó varias movilizaciones pidiendo justicia. También se hizo presente el día en que María fue dada de alta y emprendió el triste regreso a su pueblo salteño.



La última movilización fue la más numerosa y se realizó frente al juzgado de instrucción. Un amplio cartel resumía el sentimiento del pueblo de Deseado y erizaba la piel: “María, te pedimos perdón por devolverte a tu hijito en un cajón”. Después del hecho, la comunidad de Puerto Deseado realizó varias movilizaciones pidiendo justicia. También se hizo presente el día en que María fue dada de alta y emprendió el triste regreso a su pueblo salteño.



La última movilización fue la más numerosa y se realizó frente al juzgado de instrucción. Un amplio cartel resumía el sentimiento del pueblo de Deseado y erizaba la piel: “María, te pedimos perdón por devolverte a tu hijito en un cajón”. (Clarín)


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