“Era una de las forzadas marchas de una columna, a través de la picada abierta en el monte el día anterior, un grito alertó en la noche. Quizá pensaron en un accidente o en una súbita aparición de indios no esperados, ni siquiera sospechados. Pero no. La mujer, cuyo grito horadó la oscuridad, estaba en trance de parir.