El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, fue blanco de cacerolazos en las principales ciudades luego de que se batiera el récord de 1.910 muertos diarios por coronavirus -que llevó el total a casi 260.000-, tras lo cual el Gobierno se comprometió a comprar 138 millones de vacunas de Pfizer y Janssen, mientras gran parte del país está en cuarentena.
