Alberto Fernández, Rodríguez Larreta y Kicillof dudan de las flexibilizaciones tras el récord de muertes
Un nuevo récord de muertes por coronavirus y un significativo aumento de los casos positivos hacen que el Presidente, el jefe de gobierno porteño y el gobernador de Buenos Aires se mantengan alerta y analicen dialogar sobre las recinetes flexibilizaciones de la cuarentena en el AMBA.
El significativo aumento de casos positivos y de muertes debido al coronavirus en las últimas 24 horas hizo que el presidente Alberto Fernández, el jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta y el gobernador de Buenos Aires Axel Kicillof evalúen dialogar el fin de semana para definir cómo sigue la cuarentena en el AMBA.
"Subió, es cierto. Todas las muertes preocupan. Pero veremos la tendencia y el promedio semanal. No analizamos a diario", explicaron a Infobae colaboradores del jefe de Gobierno. "Estamos en el pico. Está dentro del margen de lo esperado. Tiene que quedar claro que vamos a tener más casos y más muertes", deslizaron, por su parte, desde el entorno del gobernador bonaerense.
Las autoridades nacionales, provinciales y de la ciudad de Buenos Aires habían aclarado que si la flexibilización producía un aumento de casos volverían a aplicar un freno y a endurecer el confinamiento, pero también remarcaron que ahora se hacen más testeos y lo que les preocupa más es la ocupación de camas de terapia intensiva.
Por ahora no hay previstas reuniones entre el Presidente, el gobernador y el jefe de Gobierno, que sí se mantienen comunicados entre sí casi a diario: el diálogo entre Rodríguez Larreta y Kicillof, vía WhatsApp, es constante.
Lo llamativo es que el récord de ayer, y los más de 200 muertos de las últimas 48 horas corresponden, según las estimaciones, al aislamiento estricto que las autoridades políticas implementaron durante tres semanas para achatar los contagios antes de la flexibilización anunciada el pasado viernes.
La pregunta es, entonces, si Fernández, Kicillof y Rodríguez Larreta van a decidir avanzar otra vez en la vuelta a un confinamiento más duro si la curva de casos y la ocupación de camas de terapia empieza a saturarse, después de más de cuatro meses de aislamiento, frente a un evidente hartazgo social y una crisis económica que causa serios estragos.