La crisis de Santa Cruz expuesta a nivel nacional

En medios y agencias de noticias se habla sobre la preocupante situación económica de una provincia que cayó en un pozo a pesar de contar con importantes reservas de petróleo y gas, y es un prometedor productor de oro y plata. La administración de Peralta en el ojo de la tormenta.

La provincia de Santa Cruz, en la Patagonia argentina, apenas tiene un habitante por kilómetro cuadrado, cuenta con importantes reservas de petróleo y gas, y es un prometedor productor de oro y plata. Pero vive al borde de la quiebra.

Cuando a fines de diciembre, intentó aprobar un plan de austeridad que incluía el despido de empleados estatales y una reforma de pensiones, el congreso local fue rodeado por cientos de manifestantes que intentaron linchar a los legisladores. La iniciativa fracasó.

Como Santa Cruz, otros distritos de la tercera economía de América Latina están bajo presión por un elevado gasto público que crece más rápido que sus ingresos.

Este cóctel explosivo ha provocado que algunos gobiernos provinciales empiecen a tener problemas para pagar salarios, lo que puede disparar la conflictividad social y poner en riesgo inversiones clave en minería e hidrocarburos.

"Eso ya se está notando en los últimos tres o cuatro meses. Ya estamos viendo que en algunas provincias los cortes de vías públicas se han disparado", dijo el analista político Patricio Giusto, de la consultora Diagnóstico Político.

El año pasado, los docentes de Santa Cruz, donde comenzó su carrera política la presidenta Cristina Fernández, cortaron durante semanas el acceso a instalaciones petroleras en demanda de un alza salarial. El distrito, que produce el 20 por ciento del crudo de Argentina, debió suspender el bombeo de petróleo.

Los gobiernos provinciales gastan la mayor parte de sus recursos en salarios, que han subido fuertemente desde el 2007 a caballo de una de las tasas de inflación más altas del mundo. En muchas provincias, el Estado local es el principal empleador.

Esta situación les da poco margen para reducir sus gastos sin dolorosos ajustes de plantillas y con un alto costo político.

"Alrededor del 88 y 90 por ciento de los gastos (...) son de una enorme rigidez. No pueden ser alterados fácilmente, aún con la decisión política, por los conflictos sociales y los problemas económicos que esto acarrearía", dijo a Reuters el ministro de Economía de Santa Fe, Ángel José Sciara.

Santa Fe, un fuerte productor agropecuario con fama de ser uno de los distritos mejor administrados, debió recientemente diferir el pago de salarios por dos días por problemas de caja.

"La situación es de déficit en la provincia en términos presupuestarios y con algunas pequeñas dificultades financieras que las estamos resolviendo con una reprogramación de pagos, pero es una reprogramación de pagos casi imperceptible. En términos de sueldos, estamos demorando solo dos días hábiles el pago de los sueldos", explicó el ministro.

"Para nosotros, y creo que para cualquier gestión, el déficit no es sinónimo de éxito ni fracaso", agregó.

Muchos gobernadores ya han enviado un claro mensaje a los sindicatos sobre que esta vez no tienen margen para ofrecer elevadas alzas salariales. Las negociaciones comenzarán en semanas.

Los problemas financieros de los distritos distan mucho de aquellos que los llevaron a su colapso en el 2001, cuando la peor crisis económica en la historia del país y enormes deudas los obligaron a emitir su propia moneda para poder pagar los salarios.

Pero tras resurgir de las cenizas en el 2003, su desempeño fiscal se ha deteriorado desde el 2006 por el mayor gasto público.

NUMEROS EN ROJO

Este año, la brecha entre los gastos y los ingresos amenaza con ampliarse aun más por una menor tasa de crecimiento de la recaudación impositiva debido a la crisis financiera global.

La mayor parte de los recursos con que cuentan los distritos son por impuestos que recauda el Estado nacional y que luego distribuye entre los fiscos provinciales bajo un intrincado sistema conocido como coparticipación nacional.

En diciembre último, estas transferencias aumentaron a su menor tasa en dos años.

Para los analistas, la dependencia de las provincias de esos recursos las hace muy vulnerables.

"La estructura de los recursos provinciales depende en forma significativa de lo que les gire la Nación. Salvo excepciones, el grado de autonomía fiscal es medio o bajo", dijo Guillermo Giussi, analista de la consultora Economía y Regiones.

"Las provincias gastan casi el 45 por ciento de lo que gasta el sector público argentino en forma global, pero reciben el 26 por ciento de la torta de recursos que recauda la Nación", agregó.

El año pasado, las 24 provincias tuvieron un déficit fiscal primario consolidado de unos 21.100 millones de pesos (4.901 millones de dólares), o un 0,3 por ciento del Producto Interno Bruto, tras arrojar superávits en el 2010, según una estimación del instituto de estudios económicos IERAL.

En el 2012, esa cifra podría más que triplicarse si las erogaciones siguen creciendo más que los recursos.

"O las provincias desaceleran sus gastos, inclusive en mayor medida que sus ingresos, o pueden terminan el año con aumentos de sus deudas flotantes e inclusive con demoras para pagar sueldos a su personal", aseguró Marcelo Capello, economista jefe del IERAL.

Tras expandirse a elevadas tasas durante la mayoría de los últimos nueve años, se espera que la economía argentina crezca alrededor del 5 por ciento en el 2012, mientras que la inflación se mantendría invariable por encima del 20 por ciento. Fuente: BUENOS AIRES (Reuters) -