Detectan cuatro células ligadas a Los Monos en la conducción de la barra de Newell´s
La conformación del paravalanchas de Newell's, maldecido hace 12 años, surge de la imputación a Guillermo "Chupa" Sosa por el crimen de Nelson "Chivo" Saravia
El paravalanchas de Newell’s Old Boys parece estar maldecido desde hace poco más de una década. Desde el homicidio de Roberto “Pimpi” Caminos, el 19 de marzo de 2010, fueron asesinados cuatro jefes de la barra brava leprosa y otros tantos cumplen condenas o están en procesos judiciales con mal pronóstico. Si bien es cierto que al momento de ser asesinado, Pimpi había perdido el control de la barra, fue quizás el último líder con influencia sobre los “hinchas caracterizados” de la institución del Parque, esto sin hacer un juicio de valor sobre sus acciones. A su muerte le siguieron los asesinatos de Matías “Cuatrerito” Franchetti en 2016, Maximiliano “Cabezón” La Rocca ese mismo año, Ariel “Tuby” Segovia en 2018 y Nelson “Chivo” Saravia en 2021. En el mismo período fueron apresados Diego “Panadero” Ochoa, Alexis Caminos, Emiliano “Jija” Avejera, Marcelo Héctor “Pipi” Arriola, Aldo “Gatito” Sosa y el último en caer fue Guillermo “Chupa” Sosa, acusado la semana pasada de instigar la ejecución del Chivo Saravia.
En la audiencia imputativa realizada contra Chupa Sosa, reconocido también como “Ojitos”, los fiscales de la Agencia de Criminalidad Organizada y Delitos Complejos Matías Edery y Luis Schiappa Pietra no sólo se quedaron en la acusación por el crimen sino que expusieron la actual conformación de la jefatura de la barra leprosa dentro del marco de una asociación ilícita. En ese sentido, para la acusación el 1 es Máximo Ariel “Guille” Cantero. Y por debajo del jefe de la banda de Los Monos, quien cumple condenas por más de 82 años, se abren cuatro células que aportan su gente.
Esas células, que según los fiscales son “autónomas y operan independientemente todas ellas colaborando con un mismo fin común: el dominio territorial para el beneficio económico”, están encabezadas por Leandro “Pollo” Vinardi, Pablo Nicolás Camino, Damián “Toro” Escobar y Marcos Jeremías “Pato” Mac Caddon, todos ellos presos. En ese organigrama, el recién imputado Chupa cumpliría órdenes de Vinardi, lo que en palabras de los fiscales es pertenecer “a una facción de la banda Los Monos que se encarga de comandar uno de los grupos violentos que integran la barra brava”. Aunque cuando le dictaron la orden de detención, el 27 de octubre de 2021, Chupa habría delegado la conducción en el conocido como “Rengo Fica”.
Nelson Gabriel Aquiles “Chivo” Saravia fue jefe de la barra de Newell’s entre agosto de 2013 y septiembre de 2016. Sucedió a Diego “Panadero” Ochoa tras su detención y posterior condena como instigador de los asesinatos de Pimpi y del barra Maximiliano “Quemadito” Rodríguez, ocurrido en febrero de 2012. El referente de barrio Alvear primero subrogó la barra en nombre del Panadero junto a Leo “Gordo” Fernández, pero pronto estallaron una serie de internas que en 2015 motivaron una decena de balaceras en las que un hermano y un primo del Chivo resultaron heridos y la casa de Saravia marcada por los proyectiles. Entonces la relación del Chivo con el Gordo se quebró.
Saravia comenzó entonces a ser socavado por otros pesados como Marcelo “Coto” Medrano, asesinado en 2020 en Granadero Baigorria; Leo Fernández y Norberto “Al Pacino” Grillar. Para la temporada 2016 el Chivo se presentó como jefe de la barra teniendo como laderos a Cuatrerito Franchetti (a cargo de la “gente”) y al Cabezón La Rocca (referente de los bombos). Las banderas era patrimonio de Saravia. En tres semanas, entre el 7 y el 27 de junio de 2016, Franchetti y La Rocca fueron ejecutados a balazos después de haber sido ungidos jefes de la barra leprosa y a pocos metros del estadio rojinegro.
A partir de ese momento, el Chivo comenzó su alejamiento de la barra y, según sus allegados, dejó de ir al Coloso. Así se dio un nuevo desembarco de Los Monos y un breve interinato de Tuby Segovia, asesinado en abril de 2018 mientras estaba preso en la cárcel de Coronda.
En noviembre de 2016, tras los ataques a balazos contra los dirigentes leprosos Claudio “Tiki” Martínez y Cristian D’Amico, y después de un asado multitudinario en los parrilleros del club, se selló un pacto entre las corrientes de Panadero Ochoa, Alexis Caminos y el sector que responde a Guille Cantero. Así apareció “La banda de JJ”, como se conocía a las huestes de “Jija” Avejera, quien poco después cayó preso y fue condenado a prisión perpetua por el crimen de Jonatan “Bam Bam” Funes frente a la cárcel de Piñero en febrero de 2018 tras visitar a sus hermanos presos. Entonces se conformó una barra “normalizadora” que colocó a figuras que habían secundado a Pimpi, como Guillermo “Loco” Cohen o Marcelo Héctor “Pipi” Arriola junto a “Gatito” Sosa.
"¿Dónde está tu marido?"
Bajo una llovizna persistente cuatro hombres armados se bajaron de un Peugeot 308 blanco frente a la vivienda del Chivo a las 0.30 del 23 de octubre de 2021. En la casa estaban el Chivo, su esposa Noelia, dos de sus hijos y su pequeño sobrino de 13 años. La mujer sintió una patada en la puerta y se encontró con un hombre encapuchado que portaba una pistola ametralladora: “¿Dónde está tu marido? ¿Dónde está?”, le preguntó el recién llegado. Y antes de que ella pudiera responder se escuchó otro grito. “Acá esta”, dijo uno de los delincuentes. Después se escucharon los tiros que hicieron blanco en el Chivo, frente a su hijo y su sobrino, testigos del balazo de remate en la cabeza que recibió la víctima.
“Estaba en la mesa del comedor, siento que de golpe abren la puerta y veo que entran cuatro tipos armados. Uno de ellos me pregunta por mi marido. No contesté. Entraron los cuatro a la habitación con armas y se empezaron a sentir disparos, luego se retiraron y uno de ellos me efectuó un disparo que pegó en la mesada. Cuando fui a mi habitación, vi a mi pareja sentado en el piso ensangrentado”, contó la esposa de Saravia al declarar ante los fiscales.
“Estaba en mi pieza, mi mamá en el comedor y mi papá en su pieza con mi hermanito y mi primito. Yo estaba acostada y empiezo a escuchar golpes como si tiraran la puerta y mi mamá empieza a gritar y escucho que preguntan por mi papá. Empiezo a escuchar una ola de tiros, yo me tapé y siento que empujan la puerta de mi pieza. Entonces veo a mi mamá gritar y pedir ayuda diciendo que a mi papá lo habían herido”, contó la hija de 19 años del Chivo.
Parte de la escena del crimen de Nelson Chivo Saravia, asesinado el 23 de octubre pasado en su casa de San Nicolás al 3700.
En la desesperación de la huida, los sicarios se llevaron un celular estimando que era del Chivo. El aparato, un Motorola One Vision, pertenecía a Noelia y tenía activado el sistema de rastreo por GPS. Ese elemento fue determinante para la suerte de la investigación ya que al huir, los cuatro sicarios pasaron por una casa de Garibaldi al 3300 registrada como domicilio de Chupa Sosa y que tenía toda la impronta de un aguantadero. Así comenzaron a buscar a Sosa.
Un testigo de identidad reservada alertó a los investigadores que el “Vibras bar”, en San Martín al 2800 de Villa Gobernador Gálvez, sería propiedad de Chupa. Y ahí lo fueron a buscar efectivos de la Brigada de Homicidios de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) la noche del 4 de mayo y lo detuvieron.
Los fiscales Edery y Schiappa Pietra lo acusaron como miembro de una asociación ilícita y como participe primario de homicidio calificado en grado consumado. Y en el desglose de la imputación dijeron que entre las actividades que llevaba adelante se encontraban “el regenteo de entradas para ingresar al estadio, la administración de los cuidacoches los días de partidos y el dispendio de comidas y bebidas en los alrededores del estadio” como así también “administrar parte del dinero de la organización comprando monedas extranjeras y realizando diversas inversiones”.
La Capital