El Gabinete Económico analizó el Desdoblamiento Cambiario

La idea fue lanzada ayer sobre la mesa de debates sobre las medidas posibles para contener el alza del dólar. Pero se rechazó, por ahora. Debería ser aprobada por ley.



El Gabinete Económico analizó ayer seriamente la alternativa de aplicar el desdoblamiento cambiario. Y, por ahora, se descartó la idea. Pero se rechazó para ser estudiada en un futuro. Lo importante del anuncio: no se la consideró una locura, sino una alternativa eventualmente factible.



Esto sucedió en medio del encuentro de ayer entre los integrantes de todos los ministros y funcionarios varios que tienen que ver de manera directa o indirecta con el manejo de la crisis. Y, quizá, con su solución. O soluciones. Las que por ahora no han sido encontradas. O si, pero lo que no existe es el apoyo político para aplicarlas. 



¿Qué implicaría un desdoblamiento cambiario? Simplemente la vigencia de un dólar comercial, donde intercambien divisas los importadores (quizá no todos) y exportadores (en su totalidad) a precios relativamente menores a los del resto de los mercados. Y administrado de manera conjunta por dos autoridades: el ministerio de Economía y el Banco Central de manera directa, clara e intensa, y con mirada claramente fiscalizadora para saber quiénes son los autorizados a acceder a divisas subsidiadas (al menos ante la visión del resto de las cotizaciones).



Esto sería casi exclusivamente importadores de materiales, bienes de capital, insumos y producto finales destinados para la producción; combustibles y energía; proveedores de obra pública y sectores vinculados con la seguridad, salud e infraestructura básica.



Por el otro, también deberían liquidar sus  divisas los exportadores de todo tipo, color y pelaje. Incluyendo, obviamente, los sojeros, quienes tendrán prohibido pensar en el otro mercado, donde el precio de las divisas sería inevitable y sensiblemente mayor, y, obviamente, ganarían más dinero.



En la otra banda cambiaria del desdoblamiento, operaría el resto del mercado con un valor determinado en líneas generales por la oferta y la demanda. Pero con altas posibilidades de manejarlo oficialmente (con lo que se pueda) con algún sistema de flotación cambiaria. A este sector podrían ir libremente a compra divisas, los operadores privados que tengan en blanco pesos y que deseen recurrir al dólar. Esto, además de empresas importadoras o cualquier compañía privada (pequeña,  mediana o grande), que necesite disponer de divisas para el desarrollo de su actividad.



También bancos, compañías de seguro y fondos de inversión, que para sus ahorrista y clientes analicen alguna parte de sus carteras en dólares, en porcentajes y niveles que podrían ser regulados por las autoridades competentes. Finalmente, también podrían acceder a este mercado, organismos y dependencias públicas como la Anses, PAMI o similares.



Como toda medida importante, debería aplicarse por ley; con lo que tendría que ser un proyecto a pasar por el Congreso Nacional. Y como implica compromisos y normas de ejecución en los mercados de cotización diaria, entre su llegada al Legislativo y su puesta en marcha, seguramente sería imposible la operatoria financiera y cambiaria en las jornadas de debate y aprobación. O rechazo.



Como esto último es imposible de pensar sin consecuencias directas y graves en los mercados, debería recurrirse a lo que habitualmente se define como "feriado cambiario", el que no podría extenderse más allá de dos o tres jornadas. En definitiva, un esquema de desdoblamiento cambiario sólo podría aplicarse por ley, con un acuerdo político entre el oficialismo y la oposición y en menos de una semana. Y tampoco garantizaría estabilidades cambiarias sin la demostración de poder político y como plataforma para otras medidas más trascendentes. Todo esto, por ahora, una utopía.


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