En el AMBA creció un 20% el consumo de sustancias psicoactivas durante la cuarentena

Una encuesta realizada por la Universidad de La Matanza reveló que la medida del aislamiento social preventivo y obligatorio llevó a que parte de la población aumentara el consumo de alcohol, marihuana, cocaína y psicofármacos, entre otras sustancias

Una investigación realizada por la Universidad de la Matanza (UNLAM), durante los meses de marzo, abril, mayo y los primeros días del mes de junio, reveló que el consumo de sustancias psicoactivas como el alcohol, la nicotina, cocaína, marihuana, psicofármacos, analgésicos, entre otros, en el Área Metropolitana Bonaerense (AMBA) creció un 20% tras el desembarco de la pandemia al país.



El estudio fue impulsado desde la carrera de medicina del Departamento de Ciencias de la Salud de la UNLaM, y abarcó los 80 días del aislamiento social preventivo y obligatorio, con el objetivo de alertar sobre las acciones en salud que se deberán tomar para atender las secuelas de estos cambios en los hábitos de la población.



De las 206 personas que participaron de la encuesta, más del 66% tienen educación universitaria completa, mientras que un 34% de los encuestados poseen estudios secundarios completos. En cuanto a la pregunta acerca de cómo está constituido su hogar, el 74% afirmó que vive con otras personas mientras que el 26% vive solo en su vivienda.



En cuanto al consumo de sustancias psicoactivas durante el aislamiento sin prescripción médica el relevamiento arrojo los siguientes datos:



El 50% respondió que consume alcohol y le siguen en orden el tabaco 15%, marihuana 11,2%, anfetaminas 1%, cocaína 0,5% y el 15% analgésicos y combinando entre sí a alguno de ellos a la misma vez, lo que se traduce en un policonsumo.



Durante el aislamiento se destaca el aumento de un 20% del consumo de sustancias psicoactivas y que el 94% de los encuestados no consultó con ningún profesional acerca del consumo, lo cual hace pensar que quizás tampoco pueda ver a éste como un problema de salud.



El estudio concluyó que el aislamiento, social preventivo y obligatorio es una medida que impacta sobre la conducta debido no poder acceder al esparcimiento, que funciona como factor protección para la población. Actividades como el deporte, la recreación, entre otros factores recreacionales se dejaron de lado tras la llegada del confinamiento obligatorio y las personas adoptan conductas poco saludables como el consumo de alcohol, el cigarrillo, marihuana, psicofármacos no recetados y analgésicos, en ese orden.



Otro dato que arrojó la encuesta, sobre el personal sanitario, que trabaja largas horas expuestos al COVID19, es que son otro grupo especialmente expuesto al policonsumo de sustancias psicoactivas. El nivel de estrés y la exigencia en la toma de decisiones rápidas y dolorosas por el desborde de los recursos está pasándole factura a todo el personal de salud, de todas las categorías y también a otros empleados que están en contacto directo con la realidad de los hospitales y son más invisibles: camilleros, mucamas, personal de limpieza, personal de cocina, mantenimiento y administrativo.



Según la encuesta al igual que los docentes y personal calificado de empresas en ese orden seguido por los profesionales del derecho y estudiantes adolescentes, pese a que éstos últimos conviven con su grupo familiar, pareciese que de todas maneras también consumen sustancias psicoactivas que se incrementaron durante el período estudiado por lo que podríamos concluir que los jóvenes son los más afectados también con respecto a los adultos y las personas mayores a los 65 años de edad.



Por otro lado, los participantes de la encuesta, sobre todo los que pertenecen a barrios vulnerables, serían más propensas a sufrir malestar psicológico y, por lo tanto, tendrían mayor disposición al consumo de sustancias psicoactivas, por las condiciones adversas que enfrentan en su vida cotidiana, a saber: espacios reducidos de vivienda, alimentación, agua potable, esparcimiento casi nulo y porque no cuentan con los recursos suficientes tecnológicos para el acceso a Servicios de Salud de ayuda por teleconferencia gratuitas que podrían colaborar con la prevención de situaciones de riesgo sin tener que trasladarse.



Por último, la investigación aseguró que la prolongación de esta sobrecarga emocional de la pandemia puede arrastrar a algunas personas a un estado de ánimo depresivo. La explicación está en que cuando aparece este estado emocional la mente activa la evitación como mecanismo de defensa para protegerse de nuevas fuentes de estrés y de situaciones que anticipan emociones negativas. Pero en ocasiones la evitación, se hace extensiva a actividades agradables o placenteras, provocando así una disminución de emociones positivas y un bucle de malestar-evitación que puede llevar a las personas a experimentar un estado de ánimo depresivo. (Infobae)


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