Enfermeros voluntarios de Perito Moreno colaboran en el Hospital Regional de Río Gallegos

Cuando sonó el teléfono del hospital distrital convocando refuerzos para la atención de pacientes COVID en Río Gallegos, la enfermera no dudó en aceptar y sumarse a la lista. 

En ese momento Perito Moreno vivía días tranquilos, con habitantes semirelajados y sin grandes sobresaltos; más allá de esporádicos casos sospechosos, la luz de alarma permanecía encendida sólo un par de días, llegaba el resultado del hisopado y la normalidad volvía a la comunidad.



En ese contexto, llegó la convocatoria,  la misma que se envió a cada localidad de la provincia sin casos positivos, se solicitaba profesionales voluntarios de la salud que estén dispuestos a colaborar en el Hospital Regional de la capital provincial.



Paola Cabrera entendió, tal cual sus convicciones, que el llamado era urgente y que había llegado el momento de poner en práctica los conocimientos adquiridos, principalmente en la colocación y retiro del equipo de protección: “Cuando la situación se complicó volvieron a pedir personal, unos días antes y a pesar de la falta de recursos humanos en el hospital local ya habían viajado los colegas Eduardo Leange y David LLampas; la idea era que fuera uno de cada de servicio para no comprometer la atención, nunca hubo ningún tipo de presión externa más allá de la simple voluntad individual de ayudar”.





Si bien estaba informada de la compleja situación que atraviesa el Hospital Regional, recién lo dimensionó cuando lo vivió en primera persona: “Es difícil por la cantidad de nuevos casos que se registran día a día y es muy triste ver como el personal va disminuyendo porque también se contagia. La gente no sólo se está muriendo por el virus, se está muriendo también porque el sistema de salud está colapsado y no hay camas para tratar otras patologías. Está colapsado todo el sistema de salud, se enferma el médico, el enfermero, el personal de limpieza, el personal de cocina, camilleros y demás trabajadores”.



Junto a Raul Scida, otro enfermero solidario con quien compartió equipo y  bagaje, estiman permanecer solo los días convenidos porque “ahora, con catorce casos activos, la realidad en Perito Moreno es otra y no se debe descuidar la atención en el pueblo” dijo Paola.



Desbordada de incertidumbre pero con una experiencia enriquecedora bajo el brazo, el próximo sábado retorna a su lugar de origen, donde luego de cumplir con los correspondientes días de cuarentena retomará sus labores cotidianas; pero ahora, con el diploma que otorga la satisfacción que sólo puede sentir una enfermera voluntaria quien tiene la certeza de simplemente, haber cumplido con su deber.



* Claudio Lobos 


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