Santa Cruz - Sputnik V: "El plan de vacunación a nivel nacional y provincial es muy turbio"
Norma Garrigue hbaló desde Río Gallegos con el medio Clarín. Dijo que "las vacunas, las dos dosis, las pagamos nosotros, con nuestros impuestos, no este Gobierno que se arroga el esfuerzo de traerlas.
“Abandonados por la Sputnik”: la incertidumbre de los que hace más de 90 días esperan la segunda dosis, es el título de una nota realizada por el diario Clarín donde mencionan los testimonios de personas que recibieron solo una aplicación de la vacuna rusa: “Ya no esperamos nada”, lamentan.
Ganan la resignación y la desilusión. Predominan la incredulidad y la incertidumbre y existe un profundo sentimiento de desconfianza. Ellos son los cientos de miles de ciudadanos "abandonados" por el segundo componente de la vacuna Sputnik, de la cual en las últimas horas llegaron 550 mil unidades, insuficientes para cubrir la necesidad de millones que, después de tres meses, se olvidaron de esperar. "Pasó demasiado tiempo, ¿están aún los anticuerpos de la primera dosis? Nadie dice nada, nadie te informa, la poca empatía de las autoridades es lo que más asusta", es el comentario general de los consultados por Clarín.
"Queda agachar la cabeza"
Sin pelos en la lengua, Norma Garrigue (62), desde Río Gallegos, adonde vive desde hace más de cincuenta años, no vacila: "Las vacunas, las dos dosis, las pagamos nosotros, con nuestros impuestos, no este Gobierno que se arroga el esfuerzo de traerlas. ¿De qué esfuerzo me hablan? Se manejan con una impunidad, desparpajo y discrecionalidad vergonzosa, pero ¡qué les va a importar!. Nos perdimos 14 millones de vacunas (Pfizer) por un tema ideológico", afirma con contundencia.
Garrigue trabaja en la administración pública de la capital santacruceña y no tiene problema en decir lo que siente. "El plan de vacunacion a nivel nacional y provincial es muy turbio, propio del kirchnerismo, que está acostumbrado a hacer todo de manera hermética, a escondidas y mintiendo, fiel a su estilo", afirma esta mujer que sufre hipertensión y que se dio la primera aplicación el 14 de abril. "Acá la incertidumbre es muy grande, porque el nivel de contagios es altísimo, pero nadie dice nada en esta provincia que lleva treinta años gobernada por los K".
Norma, que vive con su mamá de 83 años, cree que le terminaron inoculando otra vacuna. "Estamos en una posición que no podemos hacer demasiado más que reclamar nuestros derechos, pero a quién le importa. Acá el Gobierno hizo el negocio con los rusos, que les encajaron millones del primer componente y ahora andá a reclamar el segundo a Magoya, te lo van a mandar cuando ellos estén inmunizados. Queda agachar la cabeza, esperar y seguir al rebaño, típico de esta sociedad".
"Nadie sabe qué pasa después de los 90 días"
Hiperinformada, conocedora de los infectólogos especialistas que aparecen en televisión, Alicia García (73) no puede ocultar su preocupación por la falta de su segunda dosis. "Se habla tanto, se dicen tantas cosas, que es imposible estar al margen. Yo quiero estar informada y veo todo, porque es mi salud y mi futuro. Pero me da la sensación que nadie sabe bien qué pasa cuando se cumplen los 90 días de la primera aplicación", comenta la vecina de Barracas, que se vacunó el 12 de abril.
La paciencia dice que se le acabó y hoy la abraza la desconfianza por todo. "Es la verdad, me cuesta creer lo que dice el Gobierno, que primero anuncia una cosa y al otro día se desdice y anuncia todo lo contrario. Yo estoy preocupada porque se habla de que podrían darnos como segunda dosis otra marca y la verdad es que desconfío. Ya de por sí no me entraba en mi cabeza que pudieran fabricar vacunas contra el Covid en menos de un año, pero bueno, estamos acá, regalados...".
Diabética, "Lala" -como la llaman- hace el trabajo de "no hacerse la cabeza, porque a veces la ansiedad me domina", dice esta mujer casada hace 52 años, con cuatro hijos y trece nietos. "No voy a negar que le tengo mucho miedo a la enfermedad, sobre todo desde que mi sobrino de 47 años estuvo internado 71 días en el Hospital Agote. Casi no la cuenta. Y eso te provoca angustia, yo casi que no veo a mis nietos ni a mis hijos. Ojalá hubiera tenido la posibilidad de viajar a Miami y darme la Pfizer, esa que el Gobierno no quiso traer".