Violación en manada: Victoria reconstruye su vida

Victoria Mateluna (20) reconstruyó su vida. Un tribunal de Quilmes sentenció con 15 años de prisión a los acusados tras el bestial ataque que la joven sufrió cuando tenía 17 años.

Victoria Mateluna decidió sobrevivir a su propia historia para vivir su vida, sea como sea. El 12 de abril de 2019 estaba en una casilla arruinada que se había incendiado semanas antes, en una villa de cartoneros, a la sombra de la cancha de Defensa y Justicia en Florencio Varela, publica Infobae.



Una mujer, la madre de una amiga, la refugiaba allí, detrás de una puerta de chapa con un trozo de alambre como picaporte, entre montoncitos de ropa mojada que no habían resistido el fuego.



Victoria tenía apenas 17 años y había sido víctima de una violación grupal en su barrio, el Santa Rosa, durante una fiesta frente a la canchita de la zona. Se turnaron para someterla, burlándose de ella.



Se despertó a la mañana siguiente, en pánico, con sus breteles destrozados, con el piso mojado y un olor punzante a lavandina. Así, corrió por una calle sin asfalto y encontró un patrullero de la Bonaerense. Luego, hizo la denuncia.



Victoria había vuelto al barrio hace poco, tras salir de un hogar de madres solteras donde vivía junto a su bebé de un año. Sus lazos familiares eran pocos. Estaban sus hermanos Ángel y Franco, un adicto al paco, ladrón de una banda de pirañas del Bajo Flores, que entraba y salía de granjas y comisarías.



Su padre biológico había muerto. Su madre biológica la había abandonado hacía años. Su padrastro, Carlos Rolando Acosta, “Carlinchi”, un ex hampón en silla de ruedas a causa de un tiro que recibió en la columna, la había violado desde sus 15: era el padre de su bebé.



“Hablemos bajito, que mi nena está durmiendo”, le dijo al periodista Federico Fahsbender de Infobae y le contó: “Me quieren pegar.



No salgo a ningún lado, excepto a una iglesia acá cerca. Mi padrastro vive acá en la esquina. No quiero que sepan dónde estoy. Hasta que tenía 15 años yo no salía ni a la puerta. Salí del hogar hace tres meses, después de que mi padrastro me violó, y me hicieron esto. Antes tenía que callarme. Pero ahora aprendí a hablar”.



Diego Agüero, titular del Juzgado de Garantías N°6 de Florencio Varela, junto al secretario Martín Grizzuti, le creyeron. Fue una instrucción modelo en perspectiva de género: el juzgado se convirtió en un espacio de contención para Victoria y su hija.



Los violadores que denunció, chicos de su barrio de mayor poder adquisitivo y con familias que les consiguieron abogados, fueron detenidos. Victoria los había denunciado en un video que hizo sentada en la cama de su refugio, con un teléfono que le pidió prestado a una amiga.



En paralelo, a través de chats de Facebook, la madre de uno de los acusados afirmó que la molería a golpes si no retiraba la denuncia.



La causa continuó, con los imputados tras las rejas. Las pericias de ADN complicaron a cinco de los acusados, y los otros cinco fueron liberados. Sin embargo, se encontraron otros diez perfiles genéticos masculinos en el cuerpo de Victoria.



La lista de violadores podría ser mucho mayor a lo pensado. El expediente creció: 12 cuerpos, 2.400 fojas, 23 incidentes paralelos.



“Carlinchi”, el violador original de Victoria, su padrastro, fue condenado en noviembre de 2019 por someterla y embarazarla.



El Tribunal Oral Criminal Nº1 de Florencio Varela le dio 17 años de cárcel. En el medio, la vida de Victoria seguía. Sentía terror por las noches, en momentos de encierro.



Vivió junto a su hija en un hogar de víctimas de violencia de género donde hizo amigas, trabó lazos. Regresó a Florencio Varela; una organización barrial la ayudó con un alquiler y una heladera. Aprendió a bordar, le enseñaron peluquería. Ni siquiera sabía usar una casilla de e-mail.



Los diez acusados fueron finalmente condenados por el Tribunal N°1 de Florencio Varela, con penas de entre 15 y 16 años de prisión, las mismas que fueron pedidas por el fiscal de juicio Dino Maistruk: las defensas pidieron absoluciones.



María Elena Colombo, abogada de Victoria, actuó en el proceso y se sumó al pedido del fiscal. Se ordenó que los acusados que llegaron libres al proceso sean detenidos, según medios locales, como Infosur. Los fundamentos del fallo estarán disponibles el 28 de diciembre.



Victoria no estuvo presente en la sala para oír el veredicto. Consiguió trabajo en la zona de Retiro y hoy fue a trabajar. “Me siento aliviada. Los que están libres van a ir presos. Faltan los otros cinco ADN. Me siento aliviada, sorprendida, porque la Justicia no hace Justicia.



Dios me ayudó, estuvo conmigo. Y yo tuve Justicia dos veces, entre miles de mujeres que no pueden, lo logré”, fueron sus sensaciones.



Tiene miedo todavía de que las familias de los acusados le hagan algo. Está lejos del barrio, pero ese barrio la marca. Victoria, hoy con 20 años, dice: “Puedo terminar muerta, pero ellos van a estar adentro”.

 


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