Insólito: se amputó las piernas para cobrar el seguro y lo descubrieron
Un cirujano británico de 49 años fue condenado en Reino Unido tras descubrirse que él mismo se había congelado las piernas con hielo seco para amputárselas y cobrar un seguro. Durante el juicio, se reveló que ocultó la verdad a médicos y aseguradoras, obteniendo más de 590.000 dólares de manera fraudulenta.
Neil Hopper, un cirujano británico de 49 años, pasó de ser un profesional reconocido en Cornwall a convertirse en noticia mundial por un caso tan insólito como perturbador. La justicia lo condenó a dos años y ocho meses de prisión tras comprobarse que él mismo había congelado sus piernas con hielo y hielo seco para amputárselas, engañando a aseguradoras y médicos.
El engaño le permitió cobrar más de 590.000 dólares al afirmar falsamente que la causa había sido una sepsis. Durante años, Hopper se mantuvo como "víctima" de una enfermedad devastadora, cuando en realidad había planeado todo para llevar adelante su fraude.
Obsesión, codicia y una doble vida secreta
El fiscal Nicholas Lee aseguró que Hopper mantenía un interés sexual en las amputaciones, lo que lo llevó a combinar la codicia económica con una obsesión personal. En mensajes revelados en el juicio, incluso confesaba a un amigo que debía "sacarle el jugo" a la situación y admitía sentirse satisfecho por la atención mediática.
En los allanamientos, la policía halló material de pornografía extrema que incluía videos de mutilaciones voluntarias. El juez James Adkin calificó ese material como de un nivel de daño "excepcionalmente alto".
Vínculos con una red internacional
Las investigaciones también revelaron que Hopper mantenía contacto con Marius Gustavson, líder de una red internacional de modificaciones corporales extremas y administrador del portal EunuchMaker. Con él intercambió más de 1.500 mensajes donde se discutían técnicas de amputación con hielo seco.
Gustavson fue condenado en 2024 a cadena perpetua, con un mínimo de 22 años. La relación de Hopper con esta red fue decisiva para exponer su rol en un entramado que mezclaba obsesiones personales, fraudes millonarios y prácticas extremas difíciles de imaginar.
Un caso que parece salido de una película de terror, pero que ocurrió en la vida real.