A 10 años de los atentados de Noruega, Europa teme aún a los "lobos solitarios"

Según informes policiales, la mayoría de las víctimas eran adolescentes de entre 14 y 16 años, pero también había algunos adultos, entre ellos uno de 61 años.



Diez años después de los dos atentados de Noruega ocurridos el 22 de julio de 2011, cuando el neonazi Anders Breivik, en nombre de una supuesta "revolución fascista", asesinó a 77 personas, la mayoría de ellas jóvenes del Partido Laborista, Europa sigue aún preocupada por la aparición de "lobos solitarios" de ultraderecha.



Declarado un "enfermo mental" por dos psiquiatras a raíz de la matanza de la isla de Utoya y del atentado de Oslo, la capital de Noruega, Breivik cumple actualmente una condena de 21 años.



La mayoría de las víctimas eran adolescentes de entre 14 y 16 años, pero también había algunos adultos, entre ellos uno de 61 años, según informes policiales



Durante más de tres horas, cientos de adolescentes y jóvenes intentaron evitar que los matara Breivik -vestido de policía- en la isla de Utoya, donde se celebraba el campamento anual del Partido Laborista (socialdemócrata).



A pesar de los informes sobre su enfermedad, Breivik fue condenado el 24 de agosto de 2012 a 21 años de cárcel "revisables". En su sentencia, la Justicia fue contundente: estaba cuerdo y sabía lo que hacía.



Tarjei Jensen Bech, que tenía 19 años cuando logró sobrevivir a la matanza, después de que el ultraderechista le disparara en las piernas, dijo el 22 de julio de 2016, cinco años después de la matanza al diario El País de Madrid: "Breivik era un lobo solitario pero pertenecía a una manada".



Antes de ser condenado, dos peritos psiquiátricos aseguraron que Breivik sufría de "esquizofrenia paranoide", una enfermedad que lo recluye en su propio universo enajenado.



Para el fiscal, Svein Holde, Breivik sufrió de dicha "realidad ilusoria" cuando cometió la masacre.



Según informó recientemente el diario británico The Sun, Breivik ha enviado varias cartas a diferentes productoras de cine, ofreciendo sus memorias para ser adaptadas a películas o series, a un costo de 8 millones de euros.



El rotativo dijo que este neonazi, de 42 años, escribe unas 50 páginas al día en su diario de prisión. Sin embargo, ya relató su biografía y un guión cinematográfico, y además ha enviado varias invitaciones para ser entrevistado en la cárcel.



"La apuesta de Breivik por la fama, el dinero y la libertad es un insulto para sus víctimas y sus familias. También lo es la vida que lleva en prisión. Breivik como un rey. Nunca ha pedido perdón por sus crímenes perversos y no tiene planes de hacerlo", coinciden en señalar fuentes penitenciarias citadas por The Sun.



Los mismos informantes señalan que Breivik quiere inspirar a otros y todavía cree en una "revolución fascista".



El extremista noruego también publicó un manifiesto, de 1.500 hojas, algunas de cuyas partes están copiadas de un texto del atacante estadounidense Ted Kaczynski, según la edición digital del diario noruego VG.



Kaczynski, conocido como "Unabomber", mató a tres personas entre 1978 y 1995, enviando un total de 16 bombas a objetivos diversos, como universidades y aerolíneas.



Según el mismo rotativo, que citó fuentes policiales, Breivik planeaba otros ataques con bomba contra el Palacio Real de Oslo y la sede del partido socialdemócrata del exprimer ministro, Jens Stoltenberg,



Pero Breivik, un fundamentalista cristiano con contactos en la ultraderecha, no pudo llevar a cabo sus planes por "problemas logísticos", dijo VG.



Por otra parte, la periodista y escritora noruega Åsne Seierstad, autora de la reconocida novela "El librero de Kabul", investigó los atentados y la vida de Breivik y la recreó en su último libro "Uno de los nuestros".



Durante un reportaje con BBC Mundo, realizado a fines de octubre de 2015, afirmó: "Su versión es que para él el Partido Laborista es el responsable de la inmigración. Dijo que los musulmanes son como una gotera en tu baño. Cuando tienes una gotera no puedes pasar un trapo, sino arreglar el problema que la causa".



"Los musulmanes eran el agua y el Partido Laborista la causa de la gotera", señaló Seierstad.


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