Megaoperativo contra el Comando Vermelho deja al menos 64 muertos en Río de Janeiro
Un megaoperativo policial en la ciudad de Río de Janeiro dirigido contra la agrupación criminal Comando Vermelho dejó al menos 64 muertos -entre ellos cuatro policías- y 81 detenidos, según los últimos datos oficiales. La acción, que movilizó a más de 2.500 agentes, se desarrolló en los complejos de favelas de Complexo do Alemão y Complexo da Penha, en la zona norte de la ciudad. Debido a la violencia, se suspendieron clases y el transporte fue interrumpido en varios puntos.
El despliegue comenzó en horas de la madrugada y consistió en una fuerte intervención policial para detener al Comando Vermelho, organización dedicada al tráfico de drogas y armas, que mantiene control territorial en distintas favelas.
Durante el operativo hubo enfrentamientos intensos: barricadas incendiadas, uso de vehículos para bloquear avenidas, drones cargados con explosivos e intercambio de disparos en amplias zonas.
La cifra oficial reporta al menos 64 muertos -60 sospechosos vinculados a la banda y 4 miembros de las fuerzas de seguridad- y más de 80 detenidos.
Impacto en la ciudad: clases suspendidas y alerta máxima
La intensidad del operativo provocó que la ciudad elevara su nivel de alerta y se registraran cortes de tránsito en arterias principales, suspensión de clases en al menos 45 escuelas de la zona afectada y paralización parcial del transporte en varios sectores.
Autoridades locales lo califican como la operación más letal de la historia de Río, y advierten que la escalada de violencia reafirma la dimensión del desafío que representa el crimen organizado para el Estado.
Qué representa para Brasil y la región
El operativo contra el Comando Vermelho marca un nuevo hito en la lucha contra las grandes organizaciones delictivas en Brasil. Además de su impacto inmediato, abre interrogantes sobre las estrategias de seguridad, derechos humanos y los costos sociales de intervenciones tan severas.
Para la población de las favelas involucradas, se plantea un escenario de tensión prolongada, mientras que para el Estado se trata de un desafío estructural: ¿cómo mantener control sin agravar los daños colaterales y garantizar los derechos de los residentes?
Cada uno de estos elementos constituye una pieza clave para entender la magnitud del conflicto, su impacto urbano y la dimensión política que se abre en el sistema de seguridad brasileño.
(Fuente: El Diario Nuevo Día)

