10 años sin luz

  Quizás es simplista pero no está demás decirlo: la  capital de la provincia que supo otorgar dos  presidentes a la argentina, no puede garantizar  desde hace seis años el servicio de energía eléctrica a una población que en los últimos 10 años, picó en punta en cuanto al crecimiento poblacional del país. Las turbinas no funcionan, los equipos enviados el año pasado a pedido de la presidenta, tampoco, y la energía, palabra latente,  expuesta y bandera  en el discurso del partido oficialista, sencillamente se paga. Casi como un mal chiste,  se espera la culminación del interconectado y las represas. Por ahora, no se sabe si la cantidad de  carbón que deberá proveer las minas de Río Turbio será suficiente para prender el fuego en las calderas de la Usina Termoeléctica. Es muy fácil ser pesimista, pero lamentablemente es más fácil contar con un libreto que proporciona la misma dirigencia provincial, y nacional (municipal también peor en este caso no nos centraremos en el jefe comunal, Raúl Cantín). Pero tampoco hubo una cruenta  manifestación de la  ciudadanía. Durante el 2.012 nos  acostumbramos a vivir mal. (No hay iluminación en las calles de una localidad que aunque según datos oficiales  no aumento los índices delictivos, si incrementó su peligrosidad y violencia, entre otras cosas). Inoperancia, abandono, falta de inversión, imprevisibilidad, son parte de los adjetivos que -casi  inmediatamente -surgirán cuando se quiera recordar el verano de Río Gallegos. Por primera vez la velocidad de la luz contradice la física: después de 10 años de kirchnerismo,  aun no llegó por estos lados. (El Diario Nuevo Día).

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