Cuando se unen Río Gallegos y Paraguay

El capitán paraguayo Mauricio José Troche miró a las tropas formadas enfrente. Le llamó la atención la bandera celeste y blanca que identificaba a la naciente Argentina. A lo lejos se divisaba la estampa del general Manuel Belgrano al mando de las tropas porteñas.

* Mario Novack



Troche respiró hondo y en silencio pensó que quizás él pudo haber estado en lugar de Belgrano si su ancestro Bautista Troche no hubiese remontado el Paraná para llegar a Asunción, después del abandono e incendio de la Primera Buenos Ayres.



Ese fue el derrotero de los “llamados italianos de Pancaldo” que un 30 de Noviembre de 1537 naufragaran en el Río Gallegos, cuando una de las naos de la expedición comercial encalló al confundir el ingreso a la ría con el Estrecho de Magallanes.



Las tropas paraguayas y argentinas se encontraban nuevamente en el campo de batalla, esta vez en Tacuarí donde el niño soldado Pedro Antonio Ríos, a tambor batiente animaba a los soldados argentinos, era el famoso “Tambor de Tacuari”.



Ese 9 de marzo de 1811 la derrota de Belgrano encarnó un triunfo para los ideales libertarios de los pueblos de America del Sur, ya que dejó plantada la semilla de libertad en la provincia del Paraguay.



Mauricio José Troche había nacido en la población de San Isidro de Curuguaty, fundado el 14 de mayo de 1716 por Juan Gregorio de Bazán y Pedraza. De ese lugar partirían los milicianos que combatieron a las tropas argentinas en Paraguarí y Tacuarí.



Era un joven oficial con alto grado de ascendencia y liderazgo entre sus combatientes a quienes comandó en numerosas ocasiones. Su participación sería decisiva en la revolución de la independencia paraguaya.



Troche fue encargado de la custodia de uno de los cuarteles de Asunción, el de la Ribera,  principal bastión militar ubicado en las cercanías de la Casa de Gobierno. En dicha unidad servían algunos oficiales y soldados españoles, leales al gobierno de la Corona  Española.



Ante el conocimiento de la presencia de emisarios portugueses supuestamente llamados por el gobernador español Velazco para apuntalar su deteriorado régimen, el capitán  Pedro Juan Caballero, adelantó la sublevación que venía gestándose bajo la dirección militar de Fulgencio Yegros.



El capitán Troche con sus fieles milicianos se apoderó del Cuartel, apresando a los posibles reaccionarios y abriendo las puertas a los jefes revolucionarios. Luego de concretada la gesta de la Independencia los acontecimientos se concretaron con inusual rapidez y el capitán Mauricio Troche fue relegado a un segundo plano.





En 1812, con solo veintidós años de edad, era considerado como el hombre de mayor prestigio entre la población de su Curuguaty. Las intrigas y los recelos del dictador Gaspar Rodriguez de Francia, llevaron a detenerlo y ponerlo en prisión.



Detenido pasó cerca de 28 años en prisión, siendo fusilado un 24 de marzo del año 1840, siguiendo el trágico destino de sus compañeros de lucha que encabezaron la revolución que llevó a la independencia de Paraguay.



El capitán Mauricio José Troche era bisnieto de un agricultor afincado en la zona de Curuguaty que aceptó el ofrecimiento del gobierno colonial de entonces de poblar la zona desarrollando la actividad agrícola, con las 10 mil hectáreas que le fueran otorgadas.



Naufragio en Río Gallegos



El ultimo día de noviembre de 1537 una embarcación que integraba una expedición comercial al Alto Perú naufragaba en las aguas del Río Gallegos.



Era la Nao Concepción, al mando de Pedro de Vivaldo, navegante italiano que junto a León Pancaldo comandando de la Santa María, cubrían la ruta entre Cadiz hasta tierras incaicas.



Bautista Troche era uno de los tantos tripulantes de la expedición, la gran mayoría de ellos de origen de lugares y regiones que tiempo después constituirían Italia.



El marinero recuerda el día del naufragio cuando la nao “Concepción” se adelanta tratando de ingresar primera a la saliente de agua que cree es el estrecho de Magallanes.



Sin embargo se trata del Río Gallegos una ría aluvional cuyos sedimentos bajan del curso de agua desde la cordillera antes de morir en el mar. Luego del impacto y ante la imposibilidad de no poder sacar de su varamiento a la Nao, se emprenden las tareas de rescate de la carga.



"Felizmente, piensa Bautista, ningún hombre ha salido lastimado. Todos trabajan frenéticamente trasladando la carga como pueden, aprovechando la baja de las mareas y braceando a los botes.



Allí son iguales los tripulantes, los comandantes y los dos negros esclavos, Manzián y Vivencio que vienen como integrantes de la tripulación.



Don León Pancaldo, comandante de la expedición, es un hombre conocedor de la ruta ya que fue durante la travesía de Magallanes quien escribía el “Roteiro” o libro de ruta del navegante portugués a bordo de la Nao Victoria.



Días mas tarde, Pancaldo y Vivaldo deben tomar una decisión, fracasado el intento de atravesar el Estrecho. Deciden poner proa a Buenos Ayres, población fundada hace poco tiempo por Pedro de Mendoza. Allí suponen podrán vender la preciada cargo que incluye además de artículos lujosos como la indumentaria, vinos, encurtidos,  armas de tiro y también cañones medianos.



Bautista, acompañado de Tomás Farco, Pedro Aquino y otros observa desde la proa de la Nao Santa María el recibimiento que una horda harapienta les brinda desde la costa. Son los habitantes de la Santa María del Buen Ayre, diezmados por el hambre, las pestes y el hostigamiento permanente de los indios.



 En ese lugar, los llamados italianos de Pancaldo, se afincan e integran a los que han podido a duras penas sobrevivir a tantas penurias. Allí se mezclan con los españoles, alemanes y holandeses que han poblado esa ribera.



  Los habitantes de Buenos Ayres no tienen para pagar sus compras. Lo hacen con un documento de obligaciones, un pagaré de nuestros tiempos. Con la promesa de pagar con el primer oro o plata que aparezca en estas latitudes, práctica que se extendió desde la malograda Buenos Ayres hasta la fundada Asunción en Paraguay.



Hasta allí, inician su periplo los nómades habitantes de Buenos Ayres. Remontando el Río Paraná se instalan en la recientemente fundada población. En ese lugar se afincarán los Aquino, Risso y Bautista Troche que se estableció y logró pervivir en la historia llegando su descendencia hasta nuestros días.



  Impacta encontrar esta parte de la historia de Río Gallegos y de América del Sur. Mi emoción es la misma que hace pocos días me expresara el Dr. Jorge Adalberto Troche Infante, hombre público y  descendiente de uno de los naufragos de la Nao Concepción.



El apellido Troche y su heroísmo histórico



El apellido Troche también tiene mención histórica con sus nietas las sargentos mayores Martina y Marta Troche heroínas de las batallas de Rubio Ñu y Acosta Ñu, en la llamada “Batalla de los Niños”



En la batalla de Acosta Ñu 3.500 niños paraguayos y 500 veteranos enfrentaron a un ejército de la Triple Alianza conformado por 20 mil hombres de Uruguay, Brasil y la Argentina. En las primeras cargas los niños repelieron a los atacantes, por cinco horas hasta que llegó la caballería que remató la batalla.



 Los niños que no fueron ultimados en el combate, fueron quemados vivos ya que los brasileños prendieron fuego el pajonal que sirvió de escenario en la batalla.



En el año 1948 el historiador Andrés Aguirre logró que el decreto Nº 27.484 del Poder Ejecutivo estableciera el 16 de agosto, día de la batalla de Acosta Ñu como el “día del niño” en Paraguay en conmemoración de esa masacre de la Triple Alianza.



NdR: Agradezco la información que me suministró desde Asunción del Paraguay con sus lucidos y juveniles ochenta y tres años. Es tataranieto del procer de la Independencia paraguaya, capitán Mauricio José Troche.




Más de Locales