A Rubén Contreras se le escapó la tortuga

El bloque del Frente Para la Victoria de la Cámara de Diputados, lejos está de ser tan sólido y unido como la propia palabra “bloque” implica, ya que la falta de liderazgo y las pugnas de poder se hacen sentir a diario en los pasillos de la legislatura y ven sus consecuencias en votaciones divididas, diputados envalentonados que se cortan solos y escasa unificación de criterios en el tratamiento de los distintos proyectos.

Cuando se conocieron los datos de las elecciones y quedó conformado el poder legislativo con 22 diputados del Frente Para la Victoria y sólo dos radicales, muchos en el Ejecutivo pensaron que el paso de los proyectos por el recinto iba a ser “un trámite” y que tendrían la Cámara a disposición para cualquier iniciativa que se les ocurra, pero a pocos meses de iniciado el periodo de sesiones ya se dieron cuenta que estaban equivocados, porque la simple hegemonía justicialista no alcanzó para lograr unidad, ya que faltó un ingrediente: el liderazgo para llevar adelante a esas 22 personas ávidas (en su mayoría) de protagonismo y que vieron en el recinto el lugar ideal para su plataforma política futura. Tal es el caso de muchos diputados que a pesar de ser “del palo”, ahora le votan en contra al Ejecutivo y hasta se le animan a cuestionarlo, o de otros que ven en esta situación la oportunidad para brillar, como el caso del diputado-ministro de gobierno, que se puso al hombro el conflicto policial y con pocas gestiones logró ser clave en la solución del mismo. Claro, estaba solo, todos los demás se habían ido, así que fue su momento de fama y lo supo aprovechar muy bien.

Lo ocurrido en la última sesión de la cámara, cuando el bloque se dividió casi a la mitad (10 contra 12) a la hora de tratar un proyecto auspiciado por Peralta, es una muestra más de lo poco sólido que es hoy el justicialismo en la Cámara, cuyo presidente, Rubén Contreras, se preocupó más por homenajear a escuelas y entidades de su localidad y no se dio cuenta que se le estaba escapando la tortuga en su propio terreno, no logró (como antes) que los diputados sean “correctos y obedientes”, sino que permitió que cada uno “haga la suya”, dando paso a pugnas de poder que se hacen sentir a diario, ya que muchos consideran que están en condiciones de mudarse a la oficina del jefe del bloque. Ejemplos sobran: si Contreras hubiera hecho bien las cosas en su rol de líder, el canon minero ya sería ley, Alejandro Victoria no hubiera sido la estrella en el conflicto policial o, sin ir más lejos, se hubiera realizado una sesión extraordinaria en estas semanas de receso, ya que con sólo la firma de ocho diputados es suficiente para convocarla, aunque parece que ni ese número de voluntades logró sumar.(El Diario Nuevo Día)

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