Santa Cruz: un conflicto que recrudece

Cada día que pasa, el conflicto desatado en Santa Cruz afecta más al gobernador Daniel Peralta y no sólo porque se endurecen las posiciones de uno y otro bando, sino porque comienza a dominar la sensación que la crisis no tiene salida.

El gobernador dijo que Magneto les pague los sueldos – a los docentes - en una clara manifestación de provocación que, más que calmar las aguas, las agita de manera impensada.
Cuesta comprender muchas veces por qué los docentes desembarcaron en un conflicto de tamaña dimensión, en una provincia que se encuentra entre las que menor desocupación y pobreza tienen y donde las obras públicas son parte fundamental del desarrollo de la economía.
Pero en rigor de verdad, el costo de la canasta familiar  y los alquileres en Santa Cruz son  notablemente superiores al promedio del país. 
Y se agrega el hecho de que el salario no ha sido tocado desde hace un tiempo bastante prolongado – el años pasado-  de igual manera ha sucedido con los demás empelados que conforman el grueso de la administración pública provincial.
Se intentó paliar la situación en una “parodia” de paritaria  a  principios de este año que contó con la complicidad de los gremios alineados con el gobierno. El burdo paso de comedia dejó en el camino a los gremios más combativos como lo son ADOSAC y ATE  que ahora apretado por la conciliación obligatoria acató la norma.
En tanto ADOSAC, apuntalado por sus afiliados  redobló la apuesta y no cesa en el pedido 50 por ciento de aumento y negociación sin presiones.
Pero el conflicto de Santa Cruz no puede explicarse sólo en términos económicos  y en este punto surge una evidencia incontrastable: el Gobierno provincial buscó encapsular el conflicto santacruceño en los límites   de la provincia, negándose a dialogar con los docentes en la búsqueda de desgastar la protesta. Pero la estrategia no funcionó.
No hay que olvidar, en este punto, que 2011 es un año electoral y que el gobernador Peralta buscará retener su poder en la provincia pese a la resistencia del radicalismo. Tampoco hay que olvidar, para tratar de comprender lo que sucede en Santa Cruz, que el FVS gobierna aquí desde 1991.
Todo bloque de poder sufre un comprensible desgaste. En este caso, con el agregado de que quien era el verdadero líder de la  provincia, falleció – hoy los hace Cristina Fernández-  y se sabe que la política no perdona el vacío de poder.   Esta vieja máxima la padece ahora, en carne propia, el gobernador Daniel Peralta en Santa Cruz. (EDND)

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