La sonrisa de Daniel
Peralta sonríe, desde un cartel de campaña con su foto photoshopeada su imagen se multiplica en las calles del centro de la capital, gracias al resultado de las Primarias. A pesar de esta alegría en fotos, no todos son rosas por estos días en la cuna del Kirchnerismo.
En educación, los chicos sin clases en el inicio del año. En salud, paros de estatales y personal de la sanidad. En libre circulación, Pico Truncado sitiado por los desocupados, el paro de petroleros. Los conflictos de las cooperativas y de la Fundación Olivia, los distintos paros de petroleros, mineros, cooperativas, desocupados, subocupados, a lo ancho del norte de la provincia… La lista es interminable, pero todas las protestas tienen el denominador común del descontento y el padecimiento de los vecinos, que comprenden a los trabajadores en sus reclamos, y se solidarizan. Con la inacción se está naturalizando una situación que debería ser totalmente anormal. La zona norte santacruceña genera las regalías que alimentan el presupuesto provincial, y sin embargo es la que sufre los mayores conflictos sociales, resultantes de la desigual distribución de recursos. Para el sonriente Peralta, nada de esto que se escribe tiene asidero, el Gobernador a su modo reproduce la peor lógica que le dictan desde la Casa Rosada, inundando medios con la millonaria pauta publicitaria, que financia con las mismas regalías petroleras tratando de tapar el sol con la mano, y a veces con el dedo.
Sin memoria
Parece que nada se aprendió del 2007. Cuatro años después, los mismos “estrategas” caer en las recetas inservibles: negar la realidad, gastar millones en pautas, redoblar la censura, y aguantar “hasta que pase”. Todo pasa y volvemos, como los dicen los afiches – Peralta 2011-. Ahora montado en las encuestas y luego del 14 de agosto Peralta se suma al guión oficial y trata de ejecutar la obra imposible: que la bronca de la gente que no se notó en las Primarias tampoco se note en octubre. Sólo el tiempo dirá si Peralta podrá sostener este doble rol de candidato y titular de un gobierno que hasta hace meses la solución de los conflictos se le escapaba como arena entre los dedos. Los conflictos mal que le pesen, siguen latentes. Aunque Peralta sigua sonriendo desde los carteles de campaña.(El Diario Nuevo Día)