En deuda con la gente
Así cierra el año el gobierno de Alicia Kirchner, que logró acomodar sus números y proyectó un presupuesto con superávit, pero le debe un fuerte aumento de sueldo a los estatales, sumado al pago en tiempo y forma. Además, siguen problemas en la educación, la salud y la justicia.
Si hay una coincidencia en los gobiernos de Alicia Kirchner y Mauricio Macri es que ambos se pudieron como objetivo “acomodar las finanzas” en sus gestiones y ambos lo hicieron a costa de un congelamiento y retroceso en el salario de los trabajadores.
“Aceptamos la crítica porque sabemos que tuvimos dos años los sueldos parados”, dijo el ministro de Economía hace no más de un mes en diálogo con Radio Nuevo Día.
“A confesión de partes, relevo de pruebas”, podría decir cualquier vecino, apelando a la memoria de una vieja frase para poner en contexto la situación de los trabajadores de Santa Cruz, que este año cerraron paritarias muy a la baja, en lo que es, sin dudas, una de las grandes deudas del Gobierno de Alicia Kirchner.
En el repaso de las deudas, no tarda mucho en aparecer el pago en tiempo y forma, que justamente sigue sin aparecer ni concretarse en una provincia que pasó de funcionar con un presupuesto con un déficit de más de 8.000 millones de pesos a proyectar uno con superávit para el último año de gestión. Ese en el cual todo debería funcionar mucho mejor, justo en tiempos de elecciones.
Los trabajadores siguen cobrando “por goteo”, muchas veces sin previo aviso y debiendo esperar hasta largos meses en algunos casos.
El hecho de haber dejado “esperando” a los mismísimos jubilados en plena época de fiestas de fin de año habla claramente de que algo sigue sin funcionar como corresponde en Santa Cruz, donde las cuentas mejoraron, pero donde el gobierno todavía no puede cumplir con cuestiones tan básicas como pagar el sueldo y el aguinaldo en tiempo y forma.
En Santa Cruz, la misma provincia donde las cuentas mejoraron, tampoco hubo bono de fin de año, en otra decisión difícil de explicar a la luz de los hechos, que marcan una notable mejora en la coparticipación y en el ingreso por regalías petroleras, hecho por el cual la provincia se beneficio de sobremanera ante la devaluación que tuvo el tristísimo gobierno de Mauricio Macri, que se encargó de sumar una incontable cantidad de malas noticias para todos los habitantes de Santa Cruz durante más de tres años (aunque eso será motivo de otra nota).
Este final del 2018 no sólo tiene cuentas pendientes en lo estrictamente económico para el gobierno de Alicia, sino también en materia educativa, sector que no es ni más ni menos que el “semillero” de Santa Cruz. Allí donde los educadores son tan claves como menospreciados y castigados; lugar donde cada niño y joven es tan valioso como poco preparado para un futuro en el que sufrirán las consecuencias y décadas de gestiones lamentables a nivel provincial.
Ese mismo sector educativo es el que merece, como mínimo, escuelas en condiciones y no “anuncios” de reparaciones y mantenimiento que luego quedan totalmente desmentidos con sólo hacer un repaso de la cantidad de edificios que tuvieron problemas estructurales durante todo el año.
El gobierno, su gobernadora y su vicegobernador pueden hablar, explicar y destacar muchos hechos, valorar la capacidad de haber “ordenado” los números de la provincia, pero también deben, al menos de la puerta para adentro, hacer un análisis de lo que realmente necesita la misma gente que se “bancó” este modelo de gobierno durante ya más de tres años para que el 2019 tenga ese presupuesto con superávit el próximo año.
Y lo deben hacer porque también hay fallas, y muchas en la salud pública, incluso aceptadas por la ministro Rocío García en diálogo con Radio Nuevo Día, donde advirtió que no se construyen centros de salud hace décadas en la provincia y donde la normalización de la Caja de Servicios Sociales es el objetivo antes de terminar su mandato.
Ese sistema de salud, con tanto por mejorar, es sin dudas una de las prioridades para lo que queda del Gobierno de Alicia Kirchner, que sigue teniendo incontables deudas más allá de lo estrictamente económico que ya ha destacado el ministro Frigerio, indicando que Alicia “hizo bien los deberes”.
Ya sin marchas ni protestas callejeras, el primer pantallazo de Santa Cruz pareciera mostrar que todo mejoró, pero lejos está eso de haber sucedido y el 2019, con mucho dinero en las arcas provinciales, debería obligar al Gobierno, al menos en año electoral, a comportarse con la gente, con los trabajadores que esperan un año mejor, al menos sabiendo que todos este año buscarán su voto.
Y ese todos tranquilamente puede incluir a la mismísima gobernadora, Alicia Kirchner, quien analiza su reelección en una provincia donde las variantes no sobran, donde la gente vota con memoria a corto plazo, con la dependencia del empleo estatal o el agradecimiento “por la vivienda propia”. Eso sin contar con la pobre oposición que hoy tiene a nivel provincial, donde todo parece indicar que es tal, que hasta el kirchnerismo estaría analizando retirar la Ley de Lemas con la que ganó en 2015, sabiendo que hoy ya no tiene por detrás de Alicia un Daniel Peralta que le sume un 20 por ciento de los votos.
Pero esa es otra historia. Dicen que la única verdad es la realidad y por más que se la intente disfrazar, esa realidad indica que este gobierno tiene una fuerte deuda con la gente, esa que hoy va a brindar. Esa que espera que el 2019 sea mejor. Ojalá así sea. (El Diario Nuevo Día)