El Gobernador Mayer…un loco de la guerra
Son veinte pasos los que decidirán la vida o la muerte. Edelmiro Mayer, futuro gobernador de Santa Cruz, recibe cinco balazos en su cuerpo. Su rival, el teniente coronel Cañas, cae para siempre en este duelo a la texana que ambos acordaron.
* Mario Novack
La escena registrada en México enfrentaría al militar argentino con su segundo al mando, en momentos que Mayer comandaba el regimiento . El duelo fue definido con un avance de veinte pasos y dos pistolas. El teniente coronel Cañas, se desploma en medio de un enorme charco de sangre.
Sería un capitulo más de la extensa historia de este militar, funcionario y periodista argentino que fuera el tercer gobernador del entonces Territorio Nacional de Santa Cruz, entre 1892 y 1897.
Edelmiro Mayer, hijo de padre austríaco y madre española nació en Buenos Aires en 1834 y desde muy joven se sumó a las filas del Ejército Argentino, combatiendo en las históricas batallas de Cepeda y Pavón con el grado de capitán y luego de sargento mayor.
Luego se suma a las tropas comandadas por el general Wenceslao Paunero en su campaña al interior y se produce aquí un episodio que describiría el temperamento y la forma de ser de Mayer.
Al resultar ascendido por Paunero al cargo de Teniente Coronel, se suscita un inconveniente con el presidente Bartolomé Mitre y pese a que su ascenso es confirmado, Mayer decide pedir la baja del Ejercito Argentino.
Nuevos rumbos lo convocan. Embarcado hacia Nueva York, obtiene una plaza de instructor en la Academia Militar de West Point, siendo el primer argentino en lograrlo. En ese lugar traba amistad con Tood Lincoln, hijo de quien resultaría posteriormente presidente de los Estados Unidos de America.
Mayer ingresa al buffet de abogados de Lincoln hijo, perfilándose futuras acciones en la inevitable guerra civil de Estados Unidos que enfrenta al sur confederado y esclavista y el norte unionista y abolicionista.
Luego de arengar por el otorgamiento gradual de libertades a los hombres negros, los instruye militarmente y los conduce en batalla. Se distingue en Chattannoga, es herido gravemente en la batalla de Olustee y se destaca en el sitio de Richmond, que clausura la guerra con la derrota de los sureños.
Allí es protagonista de un acto temerario. Para ganar una apuesta se asoma despreocupado durante un minuto en un desfiladero sometido al fuego de los tiradores enemigos, que creyéndolo quizá un parlamentario o un suicida no le disparan. Vuelve a su puesto y cobra el dólar apostado.
Una vez pacificados los Estados Unidos, se traslada a México a ofrecer sus servicios a Benito Juárez, quien luchaba contra la invasión de Maximiliano de Habsburgo. Toma a cargo del Batallón Zaragoza, e interviene en la Batalla de Santa Gertrudis, y en el sitio de Querétaro.. A los 30 años es general del ejército mexicano y uno de sus jefes en el sitio de Querétaro. Desdeña capturar a Maximiliano, detenido por otros y ejecutado. Penetra solo en la ciudad sitiada para correr una aventura amorosa.
Descubierto, se presenta al general Márquez, jefe de las tropas enemigas y le aclara que no es un espía y le insta a la vez a rendirse porque ‘la ciudad está vencida’. Márquez lo devuelve a las filas republicanas. Al caer Querétaro se‘busca a Márquez para fusilarlo, pero Mayer -en retribución a aquel gesto- lo oculta en su tienda y "lo salva".
Tiempo después Mayer queda envuelto en una conspiración contra el gobierno. Juzgado, se lo condena a muerte. Sarmiento, diplomático en Norteamérica, interviene y consigue su indulto. Luego en su “Vida de Lincoln” referirá a Mayer con encomio.
Vuelve a ‘Estados Unidos donde hace amistad con José Martí, el patriota cubano, que soñando con liberar a su patria lo invita a participar en la expedición que prepara.
Pero Mayer, cansado de tanto trajinar por otras tierras y con la nostalgia de los suyos, regresa a Buenos Aires.
Comprometido por su antigua amistad con Porfirio Díaz, integra un movimiento revolucionario para derrocar a Benito Juárez, pero no puede continuar con la conspiración y pide la baja. Descubiertos los conspiradores, Mayer es juzgado y condenado a muerte, pero la oportuna intervención de Domingo Faustino Sarmiento, destinado en sede diplomática en Norteamérica, le salva la vida, y con el amparo del Ministro Plenipotenciario de Estados Unidos. puede salir de ese país.
Sin embargo, habiendo vivido siempre al borde del riesgo y el peligro, añora empresas más expuestas y rigurosas. Y se marcha a colonizar la Patagonia. En esa tarea lo sorprende su nombramiento como gobernador de Santa Cruz. Un cargo ideal para su espíritu de aventura y su afán de progreso y libertad.
Advierte de entrada que la región necesita imperativamente aumentar su población. Continuando los esfuerzos de sus antecesores, Moyano y Lista, procura que los nuevos pobladores no se arraiguen en los centros urbanos de la costa sino se internen hacia el oeste, rumbo a la Cordillera. Acoge de inmediato toda solicitud de tierras alejadas. Así concede a Guillermo Game y a Ernesto Cattle 20.000 hectáreas sobre la margen sur del Lago Argentino. El 3 de mayo de 1894 Ernesto von Heinz pide otras tantas en la zona de Planicie de Diana. Cinco días después Mayer resuelve expeditivamente la solicitud.
Poblar, poblar, poblar. Llegado el caso, por encima de la ley. Un vecino se presenta a exponerle: desea casarse con una menor pero sus padres se oponen. Mayer autoriza el matrimonio en nombre de una curiosa potestad que se atribuye. Otro poblador también quiere constituir un hogar pero carece de documentos de identidad y el Juez de Paz no accede a registrar, en esas condiciones, el desposorio. El gobernador dirime la cuestión arguyendo que “la felicidad de dos personas” está más allá de esa carencia:
La acción de gobierno de Mayer
“Creced y multiplicaos” es la ley que estatuye en medio de ese páramo.
Pragmático, ejecutivo, consciente del medio en que actúa, tiene un solo norte: transformar el desierto. Su gestión no es fácil; de pronto se siente abandonado ‘por la mano de Dios’. Y se queja al ministro del Interior: “Tengo voluntad y perseverancia para cumplir los propósitos que me han animado al recibirme del puesto de gobernador, pero sin la ayuda del Gobierno Nacional poco podré hacer, y menos aún si a cada paso se ha de sentir que existen deficiencias en las resoluciones superiores y que solo son una rémora en las tareas que se realizan para el adelanto del territorio”.
No hay aspecto de la vida colectiva que escape a su mirada y a su desvelo. Poblar y educar son sus prioridades. Así funda la escuela de Puerto Santa Cruz y estimula las salesianas.
Procura que Río Gallegos y Puerto Santa Cruz, las dos poblaciones principales, crezcan en orden, que sus calles sean rectas y las manzanas formen un damero regular. Gestiona la creación de un puerto sobre el río Gallegos, en Güer-Ajke; obtiene una partida de diez mil pesos para trazar un camino desde la capital hasta la zona de Ultima Esperanza.
Aboga Mayer por una oficina del Registro Civil en Puerto Deseado. “Si alguien quiere contraer enlace en aquella zona tiene que trasladarse a Puerto Santa Cruz”, argumenta. Insiste en que se eliminen las aduanas, siguiendo el ejemplo de la chilena Punta Arenas, que atrae todo el comercio de la región al ser declarado puerto libre.
Apoya las expediciones científicas en el territorio de Carlos Burmeister, Clemente Onelli y Carlos Ameghino. Y a la vez se encarga de difundir sus descubrimientos y hallazgos, en los diarios porteños, despuntando su antigua inclinación de periodista.
Llega de Londres para los pobladores una goleta con mercadería mal despachada por el cónsul argentino. Por esa irregularidad de los papeles la Aduana no autoriza la descarga. Mayer interviene y ordena la entrega del cargamento a cada destinatario: “No tienen por qué sufrir los pobladores las consecuencias de la ignorancia de un Funcionario nuestro”.
Para industrializar la producción pecuaria fomenta la instalación de una grasería. Apoya la extensión de los servicios navieros hasta Río Gallegos. Y convence al italiano Montello que fabrique ladrillos.
Había peleado en favor de la abolición de la esclavitud, en Estados Unidos; por la república mexicana junto a Benito Juárez; solidario con José Martí en la liberación de Cuba. Y ahora, allí, en este confín del mundo, a los 63 años, después de una vida de combates por la libertad humana, dispone todas sus energías para que el austro argentino deje de ser el reino de la desolación y el frío.
Está en su modesto despacho preparando como un general en jefe su plan de ataque, su ofensiva sin tregua, cuando cae fulminado sobre su mesa de trabajo. Es el 4 de enero de 1897.
Otras facetas de Mayer
Entre 1892 y 1897 los hermanos Fenton le cedieron el espacio la vivienda de Alberdi y Elcano al gobernador del territorio de Santa Cruz Edelmiro Mayer, al quedarse este sin vivienda por un incendio de la sede gubernamental. En ese edificio funciona actualmente el Museo de los Pioneros, también conocido como Casa Parisi.
Mayer tuvo también sueños de realización de importantes proyectos como el de unir con vías Buenos Aires con Cabo Vírgenes. Aparte de su vida de soldado y funcionario, es considerado un gran escritor, actuando en el periodismo desde su juventud, en “El Nacional”, “Los Debates”, y “La Tribuna”. Escribió “Flores y perlas”, El intérprete musical, Ferro-carril interoceánico del sud y Campaña y Guarnición: Escenas de la vida militar.