A 10 años del Ni una Menos: la justicia, la educación y los desafíos en Santa Cruz
En el marco de un nuevo aniversario del movimiento Ni una menos, la abogada y referente local Romina McNamara dialogó con el programa "Siempre llegué tarde" por Radio Nuevo Día 100.9. Reflexionó sobre el recorrido del feminismo en Río Gallegos, la necesidad de una perspectiva de género no lineal y el desafío de acompañar a las víctimas más allá de la denuncia. También subrayó que ciertos avances ya están internalizados en la sociedad y no tienen vuelta atrás.
Este 3 de junio, en una nueva conmemoración del movimiento Ni una menos, la abogada y activista Romina McNamara brindó una profunda entrevista en el programa "Siempre llegué tarde", que se emite por Radio Nuevo Día 100.9. En diálogo con Laura, conductora del ciclo, McNamara hizo un repaso por la historia, los logros y los desafíos actuales del movimiento feminista en Río Gallegos y Santa Cruz.
"Cada territorio tiene sus formas particulares de organizarse y de crear conocimiento", destacó, reconociendo que el estallido social de 2015 no fue espontáneo, sino el resultado de años de trabajo previo. "No es que no sucedía antes del Ni una menos, porque si no parece que de repente la gente salió y se organizó como si nada", explicó.
Recordó que la primera manifestación fue masiva y transversal, motivada por un momento de hartazgo generalizado. "Muchas mujeres se sintieron identificadas y con esa necesidad de organizarse, y fue interesante ver cómo se dio eso". Sin embargo, también admitió que con los años esa participación se fue diluyendo, en parte por la estigmatización de ciertos sectores y la mezcla de consignas que se produjo especialmente tras la campaña por el aborto legal en 2018. "Se confundieron las consignas, sí. Y muchas veces no tuvimos tiempo de procesar realmente lo que significan palabras como patriarcado o sororidad".
En un tramo clave de la entrevista, McNamara apuntó contra la linealidad con la que a veces se aplica la perspectiva de género. "No toda cuestión que le pasa a una mujer es necesariamente violencia de género", aclaró. También llamó a reconocer la complejidad de cada caso y criticó el uso de "plantillas" en el sistema judicial: "A veces, por esta sobreutilización de la perspectiva, terminamos perjudicando más que ayudando a las víctimas".
Otro de los ejes abordados fue la falta de acompañamiento posterior a la denuncia. "Hay una gran campaña para que las mujeres denuncien, pero después las dejamos solas, expuestas frente al victimario". Esta observación abre un debate necesario sobre cómo se articula la protección real de quienes se animan a dar ese paso.
En su análisis, McNamara resaltó que la perspectiva de género implicó un "cambio de paradigma tan grande" que modificó no solo la política sino también el pensamiento científico y las prácticas profesionales. "Incluso quienes venimos estudiando esto hace años seguimos descubriendo nuevos interrogantes", afirmó.
También criticó el contexto político actual que tiende a la polarización, lo que impide "una reflexión más profunda sobre las zonas grises". Frente a ello, reivindicó la necesidad de pensar desde lo colectivo pero también desde el lugar individual: "Si me pongo este tema, me lo tengo que poner en todo sentido, no solo en las fechas conmemorativas".
Sobre el final, sostuvo que la educación es un pilar esencial para el cambio cultural y cuestionó prácticas que aún perpetúan desigualdades desde el nivel inicial. "En lo educativo, para mí es fundamental empezar desde el jardín", enfatizó, señalando la importancia de revisar las formaciones en todas las disciplinas.
A pesar de los retrocesos en políticas públicas y discursos oficiales, McNamara se mostró optimista: "Hay cosas que no van a poder cambiar porque ya están incorporadas en la sociedad. Es un crecimiento que no va para atrás".
La entrevista dejó múltiples interrogantes abiertos y, al mismo tiempo, una certeza: la lucha por una sociedad más justa no es solo del pasado ni del futuro, es del presente. (Fuente: El Diario Nuevo Día)