Así funcionan los fraudes digitales que vacían cuentas bancarias
El phishing crece como una de las estafas digitales más usadas: mensajes falsos engañan a usuarios y roban datos sensibles.
El phishing se presenta como una trampa simple: un correo electrónico, un SMS o un mensaje de WhatsApp que, con apariencia legítima, busca obtener datos personales. Una vez que la víctima hace clic, comienza el fraude.
Los especialistas en ciberseguridad remarcan que la clave de estos mensajes está en la manipulación de la urgencia. "Suelen incluir frases como ‘su cuenta será bloqueada' o ‘tiene un pago pendiente'. El objetivo es generar ansiedad y evitar que la persona analice el contenido con calma", explicaron expertos consultados.
Con logos y tipografías oficiales, los delincuentes simulan comunicaciones de bancos o empresas reconocidas, reforzando la confianza del usuario y empujándolo a ingresar a sitios falsos o compartir contraseñas.
La mecánica del engaño: del clic a la pérdida económica
Cuando el usuario cae en la trampa, es redirigido a una web falsa que imita a la entidad original. Allí, se le piden datos sensibles como usuario, contraseña o códigos de verificación.
"Con esa información, los estafadores logran transferencias y compras en pocos minutos", explicaron desde una consultora especializada. Más allá del dinero, el riesgo se amplía: apertura de cuentas falsas, pedidos de créditos a nombre de la víctima y daños a la reputación personal.
El phishing no discrimina edad ni nivel de conocimiento digital. Afecta a miles de usuarios en todo el mundo y se adapta con nuevas variantes para burlar controles de seguridad.
Cómo protegerse y responder ante un ataque
Ante una amenaza que evoluciona constantemente, los expertos coinciden en que la prevención es la mejor defensa. Algunas recomendaciones clave:
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Activar la autenticación en dos pasos (2FA) en todas las cuentas.
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Verificar siempre la dirección web antes de ingresar datos.
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No hacer clic en enlaces sospechosos ni compartir contraseñas por correo o chat.
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Cambiar la clave y cerrar sesiones abiertas si se sospecha de una intrusión.
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Ante movimientos no autorizados, contactar de inmediato al banco y hacer la denuncia correspondiente.
La calma y la desconfianza activa frente a mensajes con urgencia excesiva son actitudes fundamentales para evitar caer en la trampa. En la era digital, un solo clic puede marcar la diferencia entre la seguridad y una pérdida irreversible.