Aventura aérea

De Bahía Blanca a EE.UU. en un Cessna 1946: la travesía de Samuel y Nicolás en el "Canario"

Samuel "Samy" Volpin y Nicolás Cambiagno volaron desde Bahía Blanca hasta Oshkosh, Estados Unidos, a bordo de un Cessna 140 de 1946. Sin instrumental moderno y con una mochila como único equipaje, cruzaron 12 países en 40 días para llegar al mayor festival de aviación del mundo. En diálogo con Rock and Frío, Samy relató su épica travesía, su amor por los aviones clásicos y su filosofía de vida: "La vida no es un ensayo, es una única actuación".

Redacción Nuevo Día
Redacción Nuevo Día
eldiarionuevodia@hotmail.com

Samuel "Samy" Volpin y Nicolás Cambiagno volaron desde Bahía Blanca hasta Oshkosh, Estados Unidos, a bordo de un Cessna 140 de 1946. Sin instrumental moderno y con una mochila como único equipaje, cruzaron 12 países en 40 días para llegar al mayor festival de aviación del mundo. En diálogo con Rock and Frío, Samy relató su épica travesía, su amor por los aviones clásicos y su filosofía de vida: "La vida no es un ensayo, es una única actuación".

Lo que empezó como una charla entre amigos durante un viaje en auto terminó convirtiéndose en una de las travesías aéreas más increíbles jamás realizadas por un piloto argentino. Samuel Volpin, vecino del aeroclub de Bahía Blanca y fanático del vuelo sin comodidades modernas, despegó en junio de 2015 rumbo a Oshkosh, Wisconsin, el epicentro mundial de la aviación experimental y vintage. Acompañado por Nicolás Cambiagno, un joven piloto de apenas 20 años, cruzaron la cordillera, el Caribe y gran parte de América Central en un Cessna 140 de 1946 apodado "el Canario".

De Bahía Blanca a EE.UU. en un Cessna 1946: la travesía de Samuel y Nicolás en el "Canario"

"La idea surgió así, de golpe, charlando con Nico en un viaje. Le dije: ‘¿Vamos en el Canario?'. Me miró y dijo ‘dale' sin dudar", cuenta Samy. Con más de 40 años de vuelo y pasión por los aviones convencionales (esos con tren de aterrizaje en la cola), Volpin restauró por completo el Cessna, al que encontró abandonado en un hangar. "Estuve casi tres años reconstruyéndolo, pieza por pieza. Tiene alas enteladas y fuselaje de aluminio, como los de antes. Dormía y duerme en el hangar junto a él", relata.

La preparación fue exhaustiva. Revisiones mecánicas rigurosas, instalación de un tanque auxiliar, chequeo de cada componente del motor. Sin sponsors ni apoyo institucional, costearon el viaje con ayuda de amigos y recursos propios. El equipaje, mínimo: una mochila por cabeza. "Los problemas pueden surgir, pero si hacés las cosas como corresponde, el avión te lleva. Es más confiable que un auto", asegura.La travesía duró 40 días e incluyó escalas técnicas, controles migratorios en 12 países, cruces de cordillera y vuelos sobre el Caribe. En Oshkosh, se sumaron a los más de 15.000 aviones que aterrizan cada año en el festival más grande del mundo. "Es un espectáculo único. Ves aviones de todas las épocas, categorías, restaurados con un amor increíble. Los estadounidenses tienen un culto a la aeronáutica que emociona."

De Bahía Blanca a EE.UU. en un Cessna 1946: la travesía de Samuel y Nicolás en el "Canario"

Volpin, que además es fanático del enduro y colecciona fracturas como medallas, asegura que esta hazaña es apenas un capítulo más de una vida de aventuras. "Este avión no es una avioneta: es un avión, un compañero. Somos uno solo. Y cuando volás sin GPS, sin tecnología, con el viento en la cara, entendés que no todo está en una pantalla. El viaje es más interior que geográfico."

Hoy, a casi 10 años de aquella odisea, el Canario sigue en vuelo y Samy, a los 68 años, no piensa dejar de volar. "La vida no es un ensayo. Por eso, cuando tengas una locura en la cabeza, hacela. Porque si no, se va, y no vuelve más."

Llegada a Oshkosh

 

Producción: @pabloeduardomouesca- (Diario Nuevo Día)

Esta nota habla de: