De San Martín a la Patagonia: Isidoro y su vida nómada en el motorhome "el 29"

Isidoro es ingeniero de software y desde hace años eligió cambiar el confort de una casa fija por la libertad de la ruta. A bordo de su motorhome bautizado "el 29", recorre el país trabajando en forma remota, navegando lagos en kayak y conociendo personas que, como él, decidieron vivir en movimiento. En una entrevista con Rock and Frío por Radio Nuevo Día, compartió su historia, motivaciones y aprendizajes de una vida distinta.

Isidoro nació en San Rafael pero se crió en Malargüe, Mendoza, y más tarde se estableció en San Martín de los Andes, donde trabajó 17 años en una empresa de telecomunicaciones. Allí, entre computadoras y antenas en medio de la nieve, empezó a gestarse una idea que años después se convertiría en estilo de vida: dejar todo y vivir viajando. Hoy recorre la Patagonia a bordo de "el 29", un colectivo Mercedes-Benz adaptado como motorhome, que es su casa, oficina y refugio.

En diálogo con Javier Seveso en el programa Rock and Frío, por Radio Nuevo Día 100.9, Isidoro contó que el cambio no fue repentino: "Empecé a trabajar en forma remota, pero un día pensé: ¿por qué estoy en una confitería de San Martín si podría estar en Bariloche o en la costa del mar? Ahí empecé a ver que no tenía sentido volver siempre al mismo lugar". La necesidad de dejar una vivienda en alquiler -agravada por la crisis habitacional en zonas turísticas- fue el empujón que le faltaba.

Su motorhome actual lo compró casi por casualidad en Neuquén, de unos jóvenes que ya lo habían adaptado. "Tenía otro colectivo de la línea 15, pero todavía no lo había acondicionado. Y un día me crucé con este, que tenía un cartelito diminuto en el parabrisas que decía ‘vendo'". Fue así como nació "el 29", llamado así por el número visible del colectivo original, símbolo de accesibilidad y de su nueva libertad.

Conectado a internet gracias a Starlink, Isidoro trabaja de lunes a viernes en horario completo, igual que en una oficina, pero con vistas que cambian constantemente: "He trabajado con el mar de frente o en plena montaña, y aunque desde afuera parezca de película, hay mucho trabajo detrás para sostener esta vida", admitió.

A su pasión por el software se suma el amor por el kayak de travesía. "Empezó en San Martín de los Andes, donde vivía frente al lago. Un día pensé que era ridículo no tener algo que flotara. Arranqué con un kayak simple y hoy navego con uno profesional que me permite travesías de varios días", explicó. Con su embarcación recorre lagos y mares, a veces solo y otras con grupos, en travesías que requieren técnica, equipo y entrenamiento, ya que muchas veces navegan sin contacto con tierra firme ni asistencia.

Sobre los aprendizajes de esta vida en constante movimiento, Isidoro reflexionó: "Uno cambia la forma de ver el mundo. Todo se vuelve temporal, estás de paso. Es un desafío vivir así, pero también una forma de reencontrarse con uno mismo y con la naturaleza".

Aunque alguna vez se haya olvidado dónde estacionó su casa rodante, como bromeó en la entrevista, Isidoro nunca perdió el rumbo de lo esencial: vivir con sentido, a su propio ritmo, y con la certeza de que, en el camino, lo importante no son los destinos sino las personas que se cruzan en cada parada.

Un agradecimiento especial para  Ericka y Darío. ( El Diario Nuevo Día)