La Liga Nacional de básquetbol y una “burbuja” con demasiados pinchazos a reparar

Si bien hay un protocolo estricto, los testimonios hablan de ciertas fallas a la hora de prevenir contagios de Covid y algunos casos de irresponsabilidad individual.

La Liga Nacional de básquetbol regresó tras casi ocho meses de parate y se desarrolla con un formato de "burbuja", con pretensiones de emular lo hecho en los últimos meses por la NBA en Disney, Orlando o, más cerca en las posibilidades, por la Liga ACB de España. Sin embargo, las primeras horas de los equipos en Buenos Aires estuvieron envueltas en errores que pronto deberán ser corregidos para evitar el fracaso del sistema.



Desde cuestiones ajenas a los cuidados en términos de salud, como la mala calidad de conexión a Internet, hasta fallas más importantes y realmente peligrosas en el objetivo primordial de prevenir contagios de Covid-19, como la falta de cubertería individual o de control para evitar que distintas delegaciones ocupen espacios comunes, las problemáticas son variadas y tienen que ver tanto con las deficiencias organizativas como con el compromiso individual.



Los hoteles que albergan a las delegaciones son el Howard Johnson Plaza porteño, ubicado en Lima 653, y el Ramada de Vicente López, sobre San Martín, casi Del Libertador. En cada uno hay diez delegaciones y ambos complejos están cerrados completamente para las mismas, no pudiendo alojarse turistas o personas ajenas a la competencia.



El torneo, que ofrece cinco partidos por día entre las 11 y las 21.30, todos televisados por la plataforma TyC Sports Play y La Liga Contenidos, además de dos transmitidos por semana por TyC Sports, cuenta con un protocolo elaborado por el Comité de Crisis de la Asociación de Clubes (AdC) y la Confederación Argentina de Básquetbol (CABB), que establecía claramente las pautas a seguir.



Una de ellas era la proveeduría de parte de las instalaciones hoteleras de "material preventivo, alfombras higiénicas, dispensadores de soluciones hidroalcohólicas y geles". De acuerdo a una fuente consultada por Clarín, "la sanitización es casi inexistente". Otra aporta que "mucho de lo que dice el protocolo aprobado no se está haciendo".



En términos de alimentación, los miembros de los planteles se quejan de que la comida es poca, de bastante mal gusto y que deben conformarse con un único plato. No es este aspecto, de todos modos -subjetivo, en definitiva-, el más peligroso: en los comedores, que teóricamente deben ser ocupados por un equipo a la vez, se ha visto convivencia de más de una delegación, llegando a haber hasta miembros de cuatro equipos distintos.



En ese sentido, la organización aseguró durante la semana que de inmediato se retocarían los cronogramas para que esto no vuelva a ocurrir, pero según los protagonistas sigue sucediendo.



Pero incluso eso no es lo más grave. Pese a que los documentos elaborados por el Comité de Crisis de CABB y AdC exigían "cubertería envasada individual", muchos jugadores se encontraron con tener que retirar sus cubiertos de un recipiente en común tocado por todos los asistentes o, en lugar de recibir ensaladas individuales, tener que servirse de bowls distintos.



En los estadios, todo está claramente señalizado para respetar un sentido de circulación, reducir el "cruce" con personas y no superponerse. Pero -en casi todo habrá un pero- cuando un micro llega con un plantel y debe llevarse al otro, no hay sanitización del vehículo antes de que suban los que se van.



Las entradas y salidas son otro tema de discusión en el que se vuelve complejo que se hagan cumplir las reglas porque no hay suficiente personal para controlar -después de una reunión entre las autoridades competentes el miércoles por la mañana, se aumentó el número de empleados de seguridad- y, por otro, hay un papel preponderante de responsabilidad individual. Y algunos jugadores -en particular, los extranjeros- han hecho lo que se les antojó, desde irse a comprar ropa hasta salir a un McDonald's.



Si bien para llegar a los hoteles tanto jugadores como miembros de los staffs técnicos tenían que cumplir con los hisopados y dar resultado negativo para certificar que no estaban contagiados, hay situaciones que requieren señales, mensajes simbólicos, por más que no se tenga la enfermedad.



No es lo que estaría sucediendo cuando la Asociación de Jugadores ha tenido que reforzar entre jugadores y entrenadores el pedido de que no se compartan rondas de mate, como han sabido que ocurrió. Porque, además, no es que se hagan hisopados o exámenes PCR todos los días. En ese sentido, la AdC se comprometió en una reunión de dos horas el último miércoles a realizar un seguimiento más exhaustivo con los análisis.



En los partidos sucede una situación particular, porque conviven personas aisladas en las burbujas -jugadores, cuerpos técnicos y árbitros- con trabajadores que no lo están, como periodistas y auxiliares (mesa de control, personal de limpieza). A estos últimos, por ejemplo, no se les han hecho estudios para descartar la presencia de Covid en sus organismos.



La idea para reducir el riesgo en estos casos es que no compartan determinados espacios en las canchas, pero en Ferro se vio una situación que rompe con el protocolo: si los árbitros -que lógicamente no usan barbijo- tienen que ver el videoref, deben pasar del lado de adentro del blindex en el que están los auxiliares no hisopados.



Entre las dificultades no sanitarias pero que sí atentan contra la preparación, los jugadores señalan la ausencia de Internet, lo que les impide ver los demás partidos que se están jugando en la burbuja, estudiar rivales, prepararse a conciencia. Es más: hay varios jóvenes que estudian en modalidades virtuales y ya se preguntan cómo van a hacer para continuar cursando.



Según otro de los testimonios que recogió este medio, "especialmente los días de llegada de los equipos fueron un desastre, pero con el correr de las horas, y especialmente después de la reunión del Comité, se empezaron a ver mejoras".



Sin embargo, otros aseguran que luego de aquellas primeras horas, la desidia se volvió a hacer presente y les preocupa la situación. "Acá todos dicen que donde haya un caso, explota todo. Y puede ser en cualquier momento", afirma, casi temeroso, un jugador que -como el resto- pide reserva de su nombre.



Será clave el cuidado, en definitiva, para el éxito del proyecto. La salud del básquet y sus miembros, que tanto sufrieron con la pandemia, está en juego.



El formato de las burbujas



Divididos en las zonas Sur y Norte, la Liga Nacional se juega desde la semana pasada en Buenos Aires. En el primer grupo están Argentino (Junín), Bahía Basket, Boca, Ferro, Gimnasia (Comodoro Rivadavia), Hispano Americano (Río Gallegos), Obras Sanitarias, Peñarol (Mar del Plata), Platense y San Lorenzo.



El segundo lo conforman Atenas e Instituto (Córdoba), Olímpico de La Banda y Quimsa (Santiago del Estero), Comunicaciones de Mercedes, San Martín y Regatas (Corrientes), Libertad (Sunchales), Oberá (Misiones) y La Unión (Formosa).



Cada equipo juega dos partidos en días consecutivos y luego tiene dos jornadas de descanso. Así, completarán 18 encuentros (dos ante cada uno de los nueve rivales de grupo) y, al cabo de estos, los cuatro mejores de cada conferencia jugarán un cuadrangular.



En cada uno de ellos, los dos mejores equipos pasarán al Final Four definitivo, que consagrará a un ganador el 20 de diciembre.



En estos primeros días de competencia, Quimsa (reciente ganador de la Champions League Americas, el torneo más importante del continente) y San Martín de Corrientes tomaron por asalto los primeros lugares de la zona Norte, mientras que Obras y Gimnasia de Comodoro se ubicaron en lo más alto de la Conferencia Sur. (Clarín)


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