Por Mariano Tagliotti
Los zapateos motivacionales, de Sebastián Torre van a marcar los ritmos y los ánimos de Hispano en la temporada de Liga Argentina. Son los clásicos compases, el malambo que también aplicaba Matías Lugones en su exitoso ciclo celeste allá por el 2021. Entiende el Coach que para ganar no se puede cambiar gol por gol, ni permitir penetraciones por eje, menos ser frágiles en el uno versus uno. La imagen contra Parque Sur preocupó a muchos, principalmente a él, que detesta los goles fáciles del rival sin oposición. Había que cambiar el chip, mostrar otra cosa, llegar a los últimos dos minutos del juego con chances, y darles la bola a los jugadores de jerarquía. Que los tiene, y en varios puestos.
Lo habíamos anticipado, desde estas líneas que iba a costar de entrada, porque en los amistosos que Hispano no tuvo y los rivales sí pudieron disfrutar, es donde se forjan las asociaciones, las complicidades, se entiende la gestualidad y el momento del compañero. En un equipo completamente nuevo, eso lleva un tiempo, y el calendario llevó a los nuestros a ponerlo en práctica lejos de Gallegos, con rivales guerreros, limitados sí, con menos nombres también, pero enfrente siempre en la segunda categoría del básquet argentino se pelea el balón como si fuese el último.
Se trae uno de cuatro, es cierto, y es poco. Todos los que seguimos la campaña firmábamos un 2-2. Pero también respira y pide que no lo subestimen el asterisco de que se pudo volver 0-4, de no ser porque en una señal importante, Hispano no se desenganchó jamás del partido, y en los compases que importan, bailó mejor la música del cierre. A todo esto, a la espera de la explosión física que le aporta Reyes, y a este nivel, jerarquía, el panorama para presentar el producto ante los fieles Celestes toma otra dimensión.
Párrafo aparte para los chicos del club; jugaron poco por las urgencias, que siempre están en el nivel profesional, y en un combinado que quiere campeonar, es complejo tener siete u ocho minutos consecutivos sin producir algo distintivo y en el banco esperando los Romero, Paz, Castillo.
Applewhite (15 puntos y 8 rebotes) resuelve situaciones todo el tiempo. Gillard por displicencia, no termina de convencer a quien escribe estas líneas, a la espera de que me tape el teclado a triples y volcadas. Castillo es obrero, va a trabajar siempre, aun cuando pasa lapsos donde no mira el aro, y este juego es de meter la pelotita. Zalio sufrió la gira ante los pivots bajos de la categoría, pero tiene buen movimiento de pies, es interminable en longitud para desviar tiros, y además, te da siempre segundas opciones cacheteando balón en ataque. Romero y Paz, mostraron cosas muy interesantes, el primero porque es un torito pero también lee las situaciones, y el segundo porque combina exquisitez técnica con plenitud atlética. ¿De Miguel? El Shooter también llegó a las 15 unidades en ataque, es un caradura necesario, que acapara juego con su autoestima alta y porque cree en sí mismo con fundamento, y que contra Rocamora creyó hasta el final, atrevido como es, que se lo llevaba el nuestro.
Mientras Fernández Chávez. Se va poniendo en sintonía, como se notó los últimos dos partidos. Táctica y técnicamente, un diferencial a favor del club que le dio la chance de volver a pisar el parquet. Le tiraron una granada a falta de segundo y medio para la chichara, recibió y clavó la bomba para sacar una renta de 2 entrando al último minuto. Para eso se lo trajo.
Ahora, a latir con los zapateos de Torre en nuestra ciudad. Ese malambo, será para defender al límite y empezar a ganar desde allí, la defensa. Porque esa es la idea y porque si hay algo que ha demostrado el público de nuestra provincia, en la buena y en la mala, es que ‘’Si hay Hispano, nosotros estamos’’.