La alegría de un pueblo, el mayor de los trofeos

Después del penal de Gonzalo Montiel, comenzó una temporada, que vaya a saber hasta cuando durará, con cánticos de cancha, referencias permanentes a todos y cada uno de los jugadores, a Scaloni o a cualquier referencia mundialista que nos haga coincidir y celebrar.

Argentina es campeón del mundo del fútbol, un sello identitario nacional muy fuerte, parte de la raíz cultural que se forja día a día, en el fútbol profesional, pero también en las canchitas de barrio, los clubes, las distintas ligas o simplemente en un picado en el colegio donde toman vida los sueños recurrentes de los de por acá. 



El fútbol y lo que genera nos llevó detrás de un proceso que logró adeptos con el correr de los partidos y un invicto que dejaba poco margen para la duda, pero que tuvo que hacerse de tripas corazón para poder sobreponerse al golpe inicial ante Arabia Saudita, para luego reponerse y comenzar los siguientes seis partidos, ganando 2 a 0. 



La convicción, determinación y eficacia con la que jugó al fútbol la Selección Argentina, emocionó, dejando atrás los miedos, las mufas para dar paso a una de las grandes alegrías históricas para el pueblo, que nunca olvidará este 18 de diciembre. 


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