El viaje imposible: una pareja recorrió América en un Cadillac 89 y llegó con una bandera de Malvinas
Lucas, creador del proyecto "América sin Límites", dialogó con Javier Seveso en Rock and Frío y repasó los cuatro años en que, junto a su pareja Florencia, convirtió una limusina Cadillac 1989 en su hogar y recorrió 17 países desde la Patagonia hasta Alaska. En una entrevista cargada de emoción, recordó cómo Río Gallegos fue clave en sus primeros pasos, especialmente por el gesto de un vecino que le regaló una bandera argentina que había flameado en Malvinas. El viaje incluyó peligros, solidaridad, creatividad y la certeza de que "el camino cambia a las personas".
Lucas, creador del proyecto "América sin Límites", dialogó con Javier Seveso en Rock and Frío y repasó los cuatro años en que, junto a su pareja Florencia, convirtió una limusina Cadillac 1989 en su hogar y recorrió 17 países desde la Patagonia hasta Alaska. En una entrevista cargada de emoción, recordó cómo Río Gallegos fue clave en sus primeros pasos, especialmente por el gesto de un vecino que le regaló una bandera argentina que había flameado en Malvinas. El viaje incluyó peligros, solidaridad, creatividad y la certeza de que "el camino cambia a las personas".
"Queríamos un motorhome distinto, algo que nos representara", contó Lucas desde Comodoro Rivadavia.
Durante un año buscó junto a su pareja Florencia la manera de transformar su deseo de viajar en un proyecto real. Y un día, la respuesta estuvo frente a ellos: la limusina que utilizaban para su emprendimiento de eventos.
"Era lo único que teníamos. Hicimos el último casamiento, la metimos en casa y a las doce de la noche ya la estábamos desarmando", recordó entre risas. Así nació la primera ‘Limo-Home' del mundo, un Cadillac de 7,20 metros que se convirtió en cama, cocina, escritorio y hogar rodante durante más de 1.300 días.
Río Gallegos: el primer abrazo del viaje
Uno de los momentos más emotivos de la entrevista fue el recuerdo de su paso por Río Gallegos, apenas iniciada la travesía.
Allí conocieron a Edgar Raúl Majorell, vecino de la ciudad, quien los invitó a su casa sin conocerlos personalmente.
"Fue la primera vez que alguien nos abría la puerta de su hogar. No lo podíamos creer", contó Lucas con la voz quebrada.
Pero el gesto más profundo vino después: "Nos regaló una bandera argentina. Tenía nuestros nombres bordados... y una historia enorme."
Majorell había usado esa bandera en el capot de su F-100 durante la Gesta de Malvinas. Con ella recorrió los barrios de Gallegos en el 82, festejó el Mundial 78 y también el de 86, envolviendo en esa misma bandera a su hijo, que falleció siendo niño.
"Cuando me la dio... no lo podía creer. Era parte de su vida. Y nos dijo: llévenla hasta Alaska", recordó emocionado.
Esa bandera fue la que flameó al llegar al extremo norte del continente.
"Por eso digo siempre: el viaje empezó realmente en Río Gallegos."
Aventuras, peligros y enseñanzas
A lo largo de cuatro años, la pareja vivió de todo: desde la solidaridad absoluta hasta peligros reales.
Lucas relató dos episodios fuertes
El caimán en la Amazonia ecuatoriana: Una excursión nocturna casi termina en tragedia cuando un caimán tuerto -conocido por atacar personas- embistió su canoa.
"No sé por qué no nos comió. El guía después me dijo que reconoció al animal... y que era famoso por devorar pescadores."
El operativo policial en Perú: "Nos apuntaron a la cabeza con armas largas. Me puteaban, yo también me planté. No quería bajar la limo de la ruta."
Finalmente, descubrieron que buscaban un auto blanco... y no era la limusina.
"Fue como una película, pero real."
También habló con humor de las 15 veces que la policía peruana los detuvo en un solo día "solo para ver la limo por dentro".
El motor que nació dos veces
El Cadillac soportó tormentas, salares, rutas patagónicas, selva y desiertos.
Se recalentó en Mendoza, se fisuró el block y aun así atravesó 13 países.
"Es un auto noble. Nos llevó siempre. Recién en Los Ángeles explotó el motor", contó.
Pero hasta eso terminó jugando a favor: "En Los Ángeles es donde más motores de Cadillac hay tirados. Conseguí uno cero kilómetro por 500 dólares. Y lo cambié yo mismo, porque ya había aprendido mecánica viajando."
Hoy la limusina sigue viva, aunque marcada por la sal del Caribe, el salar de Uyuni y miles de kilómetros de historias.
Una pareja, un sueño, una vida
Lucas reconoció que "llegar a Alaska es fácil, llegar con tu pareja es lo difícil".
Entre risas y sinceridad, habló del desafío emocional de convivir en pocos metros cuadrados, sin dinero y sin saber qué traería cada día.
"Había días que no sabíamos qué íbamos a comer. Pero el viaje te enseña resiliencia, paciencia y amor real."
Durante seis meses en Estados Unidos pagaron una sola noche de hotel: "El resto fue pura solidaridad. Nos invitaban a dormir, a comer... terminamos engordando diez kilos", contó entre risas.
La magia del camino
La entrevista cerró con una reflexión que resume la filosofía de "América sin Límites":
"Cuando necesitás algo, el viaje te lo da. Un motor, un techo, una comida, un abrazo. Por eso digo que viajar no es escapar: es encontrarte." (Diario Nuevo Día)

