Entre canciones y desafíos: el Coro Aonikenk cerró un año intenso
El canto coral es mucho más que música: es encuentro, constancia y comunidad. Esa idea atravesó la charla que Roxana Agulló, directora del Coro Aonikenk, mantuvo con Javier Seveso en el programa Rock and Frío, por Radio Nuevo Día, en el cierre del año. Con un tono cercano y reflexivo, repasó el recorrido del grupo, los desafíos cotidianos y el valor cultural que tiene sostener un coro en Río Gallegos.
El canto coral es mucho más que música: es encuentro, constancia y comunidad. Esa idea atravesó la charla que Roxana Agulló, directora del Coro Aonikenk, mantuvo con Javier Seveso en el programa Rock and Frío, por Radio Nuevo Día, en el cierre del año. Con un tono cercano y reflexivo, repasó el recorrido del grupo, los desafíos cotidianos y el valor cultural que tiene sostener un coro en Río Gallegos.
Uno de los primeros temas que surgió fue la elección del repertorio, una tarea que Agulló definió como "una verdadera encrucijada". Pensar en el gusto del público, en la diversidad de edades que asisten a los conciertos y en la dificultad de los arreglos corales es parte del trabajo invisible que realiza la dirección. "No todas las obras son para todos los coros", explicó, y remarcó la importancia de respetar las voces, los registros y los procesos del grupo.
En ese marco, recordó experiencias especiales como la interpretación de clásicos universales, el trabajo con arreglos propios y colaboraciones con otros músicos y coros. También destacó el valor artesanal de muchos de esos procesos, desde arreglos hechos a mano hasta ensayos extensos para lograr un sonido colectivo equilibrado.
Al hacer un balance del año, Agulló no ocultó que fue intenso. Dificultades para coordinar ensayos, compromisos laborales y personales de los integrantes y momentos de cansancio formaron parte del recorrido. Sin embargo, subrayó que el esfuerzo tuvo su recompensa. "Pudimos hacer muchas cosas", señaló, entre ellas la participación en encuentros corales, conciertos compartidos y el viaje a Ushuaia y Río Grande, una experiencia que definió como muy significativa para el grupo.
La directora también explicó cómo se organiza un coro a la hora de viajar y presentarse. "El canto coral es apoyo mutuo, no son solistas", afirmó, detallando que para representar verdaderamente al Aonikenk se necesita un número mínimo de voces que refleje el trabajo del año. Esa mirada, sostuvo, es una forma de cuidar el esfuerzo y la dedicación de quienes ensayan semana a semana.
Más allá de lo artístico, Agulló puso el acento en el valor social del coro. Habló del canto como herramienta de bienestar físico y emocional, de la importancia de la respiración, la relajación y el vínculo humano que se genera al cantar en grupo. "No es solo ir a cantar, pasan muchas cosas", expresó, remarcando el rol de los coros como espacios de contención y expresión.
De cara al futuro, adelantó que el 2026 será un año especial: el Coro Aonikenk cumplirá diez años de existencia. Entre los proyectos, mencionó la posibilidad de retomar el Octubre Coral, realizar actividades conmemorativas y, si las condiciones lo permiten, volver a concretar encuentros con coros visitantes en escenarios emblemáticos de la provincia. También expresó el deseo de llevar el canto a escuelas y recorrer Santa Cruz con propuestas que fortalezcan la identidad cultural.
Al cierre, Roxana Agulló agradeció el acompañamiento de los medios y del público. "Para que algo se valore, primero tiene que conocerse", dijo, sintetizando el espíritu de una charla que dejó en claro que el trabajo coral es perseverancia, pasión y comunidad. (Diario Nuevo Día)

