El drama de personas que viven en Punta Arenas y están separadas de sus familiares de Río Gallegos

Elvia y Marcela no han podido ver a las personas que más quieren desde el 2019. Si bien la tecnología ha amortiguado el golpe, las dos están esperando el minuto que se pueda cruzar la frontera para ver a sus seres queridos.

En el siglo XX, miles de familias alemanas fueron separadas por el Muro de Berlín. Todas esas personas tuvieron que esperar años para poder volver a ver a sus seres queridos.



La pandemia ha provocado un caso similar en Chile. Miles de familias de Punta Arenas que tienen parientes en la Patagonia Argentina han pasado casi dos años sin verse debido al cierre de fronteras provocado por el Covid-19.



Es el caso de Marcela Burgos (51), quien vive hace más de 30 años en Punta Arenas. Sin embargo, sus dos hijos -Luis (33) y José (34)- todavía viven en Río Gallegos y no se ven desde finales del año 2019. “Nosotros nos veíamos cada dos meses. Yo siempre estaba viajando o ellos venían para acá”, relata ella. Hasta ahora solo se han visto a través de videollamadas, pero para Marcela no es lo mismo.



“La tecnología nos ha ayudado, pero extraño verlos. No es lo mismo; me gustaría poder abrazarlos, tocarlos y hacerles cariño. Han pasado dos años y todavía no puedo hacerlo. Para todas las fechas importantes hemos estado separados. Quiero verlos luego”, confiesa. Además, comenta cómo es la situación que viven sus hijos en Río Gallegos.



“Ellos me dicen que la cosa está pésima. Hay poco trabajo y todos cuidan como hueso santo al que tienen para no perderlo. También, según me cuentan, el costo de vida ha aumentado mucho el último año. El mayor está pensando en venirse a Punta Arenas para buscar más oportunidades”, comenta. Marcela todavía se imagina cómo será el día que pueda viajar a Argentina.



“Apenas anuncien que se abren las fronteras voy a viajar al día siguiente para allá. Estoy soñando con ese día desde hace tiempo. Lo único que quiero es poder abrazarlos y decirles cuánto los quiero. Ese momento será muy bonito”, agrega.



Elvia Santana (63) vive una situación similar a la de Marcela. Reside en Punta Arenas hace más de 15 años y su hermana vive en Río Gallegos desde hace más de 40. No se ven desde el 2019. Antes de eso no pasaban más de dos meses sin que una viajara hacia la casa de la otra. “Con la Mirta nos veíamos muy seguido. Si no viajaba yo, lo hacía ella. Ha sido muy raro no poder verse en más de un año”, afirma Elvia.



Al igual que Marcela, aunque han podido tener una comuniación fluida gracias a las tecnologías que existen hoy, no es lo mismo que el contacto físico. “No te puedo explicar cómo me hace falta su abrazo. Poder verla cara a cara, tocarla, son cosas que en verdad hacen la diferencia para una. La extraño mucho”, confiesa Elvia.



También ella quiere volver al país vecino, ya que dejó algunas pertenencias en Río Grande. “Yo tengo una casa allá y dejé algunas cosas que me gustaría poder traer para acá. Al principio de todo esto pensé que a los meses iba a poder ir a Río Grande, pero nunca me imaginé que iban a pasar más de dos años para poder recuperar mis cosas”, señala entre risas.



Por último, ella también se imagina cómo será el día que abran las fronteras. “Mi hermana está esperando que anuncien eso para viajar de inmediato. Me imagino que no debe ser la única. Asumo que deben ser muchas las personas que van a ir a ver a sus seres queridos. Ojalá que esto se acabe pronto y la gente pueda reunirse de nuevo”, concluye Elvia.



Al igual que la gente de Alemania que estuvo casi 30 años separada por un muro sin poder verse, quizás cuántos años pase la gente de la Patagonia sin poder reunirse con sus familiares que están más cerca que el resto del país. (Diario El Pinguino)


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