*Por Nazarena Mosquera
“En mis inicios algunos jugadores no estaban acostumbrados al arbitraje femenino y no toleraban que una mujer les sacara una tarjeta. Afortunadamente eso ya no sucede”, cuenta Mariela, hincha de River, más conocida como “Pucherito”. Nacida en Puerto Montt (Chile), tiene 49 años, 4 hijos y 5 nietos. Fue criada por sus abuelos en un hogar “estructurado y disciplinado”, a quienes ayudaba trabajando en una pesquera mientras estudiaba, y a los 13 años arribó a Río Gallegos. Aquí conoció al padre de sus hijos, de quien más tarde se divorció por sufrir violencia de género. “Gracias a Dios pude salir de esa relación tortuosa”, relató tras sobrevivir a una profunda depresión que logró superar gracias a la ayuda profesional y remarcó la importancia de visibilizar este flagelo.
Te podría interesar
Después de atravesar esos dolorosos momentos, ya radicada en la capital santacruceña, trabajó en distintas “changas” para llevar el pan a la mesa. Trabajó como pintora, hizo durlock, artesanías en yeso, fue personal de limpieza, carnicera en un frigorífico, es chofer de ambulancia y trabajó en una empresa de seguridad privada. Pero también se hizo tiempo para estudiar y hacer deporte como “cable a tierra”: practicó boxeo, artes marciales, atletismo, es instructora de Fitness, se recibió de Auxiliar en Enfermería, estudió Diplomatura en Deporte Social, es socorrista de la Cruz Roja y trabajó con los repatriados e hisopados durante la pandemia.
“Finalmente pude convertirme en la mujer que siempre necesité cuando era más joven. Hoy en día convivo en el mismo terreno junto a mi madre, hermana, hijos y nietos. El dolor nos unió como familia. Soy muy agradecida con mis abuelos por sus consejos, los valores y principios que me inculcaron. Gracias a ellos nunca me faltó nada. Amo Argentina porque supo acobijarme en los momentos más difíciles y le debo todo lo que soy”, expresó con orgullo y admirable capacidad de resiliencia ante las adversidades que le tocó atravesar.
Su pasión por el fútbol, sus inicios en el arbitraje, los prejuicios y su mirada del fútbol a nivel local
Mariela comenzó a practicar fútbol cuando recién se iniciaba el fútbol femenino en la provincia. Primero jugó en el Club Victoria del Barrio Evita, luego pasó por otros equipos y el último fue El Condor, momento en que empezó a llamarle la atención el arbitraje. Por ese entonces, en el 2001, había sólo 2 mujeres que eran jueces de línea que duraron poco tiempo en ese rol porque todavía existían prejuicios y expresiones machistas que cuestionaban la capacidad de las mujeres en dicho ámbito.
“Empecé como planillera de Futsal en AFA para la Liga de Fútbol Sur. Más adelante comencé a entrenar con los demás árbitros en el gimnasio del Ejército. Oscar ‘Chino’ Alegre (instructor a nivel nacional y referente de los árbitros de la Super Liga de Futsal) fue quien me motivó. A partir de ahí, empecé a instruirme, estudiar el reglamento, me capacité en cursos e incluso llegué a hacer una clínica con Carlos Coradina y Juan Carlos Crespi (reconocidos coordinadores de árbitros de la AFA), y en el 2003 comencé a arbitrar. Actualmente soy árbitro de CAF - AFUSA”, recordó Mariela, de espíritu conciliador y carácter fuerte a la hora de arbitrar.
Sus logros como árbitro y su balance positivo del Mundial 2022
Asimismo fue docente en la Categoría Infantil, se sumó a la coordinación de la Confederación Panamericana de Fútbol, arbitró torneos nacionales, patagónicos, nacional infantil y de la C20, tuvo la oportunidad de arbitrar el amistoso Boca – River que se disputó en Río Gallegos con leyendas del superclásico argentino, e incluso fue la primera mujer convocada en la categoría Argentino C. El año que viene cumple 20 años siendo árbitro, profesión que la apasiona. “Hay muy buen nivel de futbolistas a nivel local y provincial. Recuerdo haberle atado los cordones a muchos chicos que hoy se destacan en clubes locales e incluso nacionales como Huracán”, destacó.
Por último y con respecto al Mundial en Qatar, Mariela criticó el protagonismo del árbitro en el partido de Argentina vs. Países Bajos, resaltó la imparcialidad y el criterio del árbitro de la final contra Francia, remarcó las tácticas de Scaloni, la destreza y el trabajo en equipo de la Selección Nacional. “Lo sufrí mucho pero grité el último gol hasta quedarme difónica. Lo miré junto a mis hijos y mi nieto de 2 años, que fue nuestra cábala. Fue un momento hermoso y una enorme alegría que necesitábamos todos los argentinos. Es muy lindo la unidad y la pasión que nos despierta el fútbol”, concluyó con una sonrisa en su rostro y el buen humor que la caracteriza.