Antonella Tobio: una joven mecánica automotriz que se convirtió en la primera mujer pasante en trabajar dentro del área de Taller de una reconocida concesionaria local 

El Diario Nuevo Día te cuenta la historia de una joven ríogalleguense que estudió y logró abrirse paso en un rubro típicamente masculino, marcando el rumbo para que otras mujeres pudieran desempeñarse en un espacio ocupado históricamente por hombres, los prejuicios que enfrentó a la hora de buscar empleos similares y sus proyectos a futuro.

Antonella tiene 21 años y nació en Río Gallegos, provincia de Santa Cruz. Estudió en la Escuela Industrial N° 6 “X Brigada Aérea” de Río Gallegos, donde egresó con el título de Técnico Automotor en diciembre de 2021. “Si bien tenía otras dos opciones (Técnico Aeronáutico y Técnico Electrónico), decidí estudiar mecánica automotriz porque siempre fui muy curiosa y era algo que me intrigaba”, admitió la joven que también se vio influenciada por su abuelo, quien tiene un taller donde ella solía jugar de niña entre autos y herramientas.



“Aunque en mi curso y en la escuela en general, históricamente hubo mayor cantidad de alumnos hombres que mujeres, siempre hubo mucho respeto y compañerismo dentro y fuera del aula. Por suerte cada vez hay más chicas que se animan a estudiar este tipo de carreras tradicionalmente masculinas, pese a que lamentablemente todavía existen falsos mitos y creencias alrededor de estos oficios”, admite Antonella, de personalidad introvertida e inquieta, según ella misma confiesa. 





Su primera experiencia laboral como alumna avanzada y pasante dentro de un taller 

En el último año de cursada, tuvo que cumplir con las 120 horas de pasantía o práctica profesional que le exigían en la escuela en una reconocida concesionaria de automóviles de la capital santacruceña. Allí consiguió ser la primera mujer pasante en el área de Taller; siendo que en ese lugar puntual y hasta ese entonces -por cuestiones burocráticas y de seguridad- las mujeres mecánicas o pasantes sólo se desempeñaban en las áreas de Repuestos y Pañol (herramientas) pero no en las áreas de Taller y Chapa, pese a estar aptas y capacitadas para hacerlo.



“Sin embargo, hubo un evento organizado por la empresa y el día previo tuve la oportunidad de conversar con el gerente, a quien le planteé mi intención de trabajar en el taller y de participar de la exposición enseñando a los presentes, cuestiones básicas como cambiar una cubierta y revisar los niveles de aceite, frenos, refrigerantes, etc., a lo que obtuve una respuesta positiva”, recordó Antonella, que con actitud y firmeza logró ocupar un lugar en el área específica para la cual se preparó, abriéndole así el paso a otras mujeres que luego se fueron incorporando. 



En este sentido remarcó que lo más emocionante que le tocó hacer (siempre bajo la supervisión de un mecánico de esa firma) fue abrir y desarmar una caja de cambios de un automóvil, para detectar la falla técnica y luego volverla a armar. “Para hacerlo tuve que utilizar la prensa, limpiar pieza por pieza, dejarlas marcadas y bien ordenadas para que no se extraviara ninguna y volver a colocarlas. Fue muy gratificante poder aplicar en la práctica todos los conocimientos adquiridos en la teoría”, expresó y aclaró que no siempre se requiere de fuerza física para realizar esta y otras tareas, al menos en aquellos talleres equipados con herramientas adecuadas y tecnología automatizada.





Los prejuicios en el rubro automotriz y un nuevo desafío: la arquitectura

Por razones personales de fuerza mayor, Antonella tuvo que renunciar a dicha empresa para darle prioridad a su familia y encarar nuevos desafíos. En el medio probó suerte para ingresar como mecánica en un taller particular, pero esta vez obtuvo una respuesta que no la convenció del todo. “En un principio el dueño me dijo que me iba a tomar a modo de prueba, pero después me dijo que no porque había muchos varones, que lo tenía que consultar con su esposa y que me iba a llamar. Fue un poco desconcertante, aunque no me desanimó”, explicó.



No obstante, y con el apoyo incondicional de su padre, hoy está a punto de embarcarse en un nuevo proyecto personal: el próximo año va a empezar a estudiar la carrera de Arquitectura en la Universidad Nacional de Córdoba. “Ya aprobé el curso de ingreso y estoy ultimando detalles para irme en breve. Estoy ansiosa y feliz por lo que se viene”, finalizó, con muchas expectativas, ganas de seguir aprendiendo y adquiriendo nuevos conocimientos que seguramente le abrirán nuevas puertas a nivel profesional.  





Por: Nazarena Mosquera
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